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Andalucía (España)

Andalucía es una región autónoma en el sur de España, con fronteras al norte con Extremadura y Castilla-La Mancha, al este con Murcia y Valencia, al oeste con Portugal y al sur con el mar Mediterráneo.

Destaca por su historia y cultura que se remonta a fenicios, romanos y árabes, y por su diversidad geográfica con costas, montañas, valles y llanuras.

Sus ocho provincias son Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla, cada una con sus propias características y atractivos turísticos.
Andalucía
 


Andalucía (España)
  1. Andalucía es una comunidad autónoma situada en el sur de España. Limita al norte con las comunidades autónomas de Extremadura y Castilla-La Mancha, al este con la Región de Murcia y la comunidad autónoma de Valencia, al oeste con Portugal y al sur con el mar Mediterráneo.

    Andalucía es conocida por su rica historia y su legado cultural, que se remonta a la época de los fenicios, romanos y árabes. Tiene una gran diversidad geográfica, que incluye costas, montañas, valles y llanuras.

    Sus ocho provincias son Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla. Cada una de ellas tiene sus propias características y atractivos turísticos.

    Andalucía también es famosa por su música, baile y gastronomía. El flamenco, un estilo de música y danza tradicional, se originó en esta región. Además, la gastronomía andaluza destaca por platos como el salmorejo, el pescaíto frito, el gazpacho y la paella.

    Región histórica de Andalucía



    Es la mayor y más meridional de las regiones históricas y naturales de España. Sierra Morena la separa por el N de Castilla la Nueva y Extremadura; por el O limita con Portugal y el Océano Atlántico, que forma también, juntamente con el Estrecho de Gibraltar y el Mediterráneo, su límite meridional; finalmente, por el E, limita con el antiguo reino de Murcia y el Mar Mediterráneo. Su extensión superficial es de 87262 km2.

    Es acaso entre todas las regiones históricas y geográficas españolas la de mayor personalidad y, mucho más que el resto de España, tiene un extraordinario poder de seducción. Como señala Sorre, «el rudo genio ibérico parece hacerse más ligero al entrar en contacto con una naturaleza menos rebelde». La primera razón de esta atracción reside en su milenaria cultura, que hace de Andalucía el más venerable foco cultural de Europa occidental; ella le ha permitido sobrevivir y asimilar, con la superioridad de los pueblos cargados de años y de historia, a cuantos invasores próximos y lejanos la codiciaron. Su añeja civilización y las ambiciones que siempre ha despertado obedecen tal vez a su situación en una de las encrucijadas de caminos más trascendentales del mundo antiguo y moderno, ya que domina el enlace atlántico-mediterráneo y pone en contacto Europa y África.

    Pero además la Naturaleza contribuye a acentuar su seducción; su clima suave y dulce, sus rientes paisajes, su cielo azul siempre límpido y transparente, la facilidad de un medio abundante en riquezas naturales, han sido antes y ahora un incentivo para los habitantes de la áspera Meseta castellana, del salvaje Atlas africano o del desolado Sahara. Es, en fin, el atractivo y la seducción del Mediterráneo, en cuyos confines se encuentra. Y también el aliciente del «más allá» tenebroso e ignoto, que las aguas del Atlántico implicaban. Finisterre del mundo mediterráneo, fue Andalucía la primera etapa del camino a lo desconocido en la antigüedad, a las Américas en la época moderna.

    Historia De Andalucía: La raíz histórica de esta región española se hunde en el tiempo; la Biblia ya menciona a los reyes de Tharsis y las islas lejanas, hasta donde llegaban los navegantes fenicios, aliados de Salomón. Aún antes existió una serie de complejas y viejas civilizaciones líticas, entre las que ... Para seguir leyendo ver: Historia De Andalucía

    Aspecto físico de Andalucía



    Además de ser una unidad histórica, Andalucía ofrece una personalidad geográfica perfectamente definida. Región exterior a la Meseta (la «España por excelencia dé Reelús»), Andalucía tiene una delimitación nítida, al menos en lo que se refiere a sus confines septentrionales, dónde la soledad rocosa de Sierra Morena separa y define dos mundos físicos e, incluso, dos mentalidades muy diferentes. Por el S, Andalucía salta por encima del Estrecho y se extiende, al menos, por las plazas de soberanía, las llamadas por Sermet «Andalucías de África».

    Pese a la unidad geográfica los matices son, sin embargo, muchos: Jaén conserva íntimos lazos con Castilla, a la que recuerda en su pronunciación, en sus monumentos, en su historia, y con la que se une por el desfiladero de Despeñaperros; Almería, por su parte, es un adelantado de Levante, que se anuncia en la arqueología y en el folklore. Pero es indudable que Andalucía rebasa sus fronteras naturales; por encima de la sierra de Córdoba ha conquistado Sierra Morena y penetrado en la Meseta. La Mancha y Extremadura meridional tienen fuertes matices de andalucismo, consagrados al fijarse en 1834 los límites provinciales que dejaron dentro de la Bética tradicional importantes porciones del borde meridional de la Meseta, cuya economía las había orientado hacia el valle del Guadalquivir. De igual forma, el andalucismo penetra en Levante y la región de Cartagena conoce el «seseo» andaluz, del mismo modo que en Murcia aparece el característico individualismo bético.

    Se pueden distinguir en Andalucía numerosas variedades regionales, en las que el relieve desempeña papel primordial. Presenta una serie de regiones paralelas: Sierra Morena, depresión bética, Cordilleras Béticas. La primera es el borde de la Meseta; en las otras la altitud aumenta, en líneas generales, de O a E y de N a S hasta alcanzar las máximas cumbres de la Península en Sierra Nevada. La situación de esta zona culminante al E de Andalucía, formando a lo largo del litoral mediterráneo una especie de muralla montañosa, con su borde erguido sobre las aguas y descenso suave hacia el Guadalquivir, es la causa principal de la característica apertura de Andalucía hacia el O, que tanta trascendencia ha tenido en su historia.

    La disposición del relieve provoca una primera división, esencialmente morfológica y estructural, de Andalucía: Baja u Occidental, Alta u Oriental y Penibética.

    La Baja Andalucía está formada por la depresión del Betis, antiguo golfo marino colmado por la erosión, que todavía en época histórica llegaba hasta Sevilla. Es la Baja Andalucía una de las más bellas y ricas unidades geográficas españolas, así como una de las de más viejo poblamiento, con Sevilla como cuarta población española por su censo.

    La región recorrida y accidentada por las alineaciones béticas constituye la Alta Andalucía, gigantesca fortaleza natural centrada en torno a Granada; extendida desde Gibraltar hasta el Cabo de la Nao, rebasa por el E los límites administrativos andaluces e invade Levante. Un profundo surco longitudinal, al parecer de origen tectónico pero realzado por la erosión, crea en la Alta Andalucía una serie de regiones secundarias. Dicho surco, llamado por Solé Sabarís «depresión penibética» y por Sermet «surco intrabético», es en realidad un rosario longitudinal de hoyas: Antequera, Granada-Loja, Guadix, Baza, Huéscar. Al N de este gran surco se encuentran las sierras Sub-béticas, vastos macizos calizos aislados: sierras de Cabra, Lucena, Cazorla, Segura, La Sagra, entre amplios pasillos margosos recorridos por los ríos Guadiana Menor y Genil.

    Al S se extiende la Cordillera Penibética, alineación costera que presenta en Sierra Nevada las máximas altitudes de la Península Ibérica y que aparece rota en numerosos eslabones por profundas gargantas casi siempre tectónicas; se trata de las sierras de Filabres, Estancias y Alhamilla al E de Sierra Nevada y las de Almijara, Tejeda, Málaga y Ronda al O. Esta gran alineación montañosa cae sobre la fachada marítima mediterránea por la Andalucía Penibética, espléndido carasol montañoso sembrado a su pie de hoyas litorales debidas a la intensa erosión remontante de sus ríos.

    El reconocimiento de las Andalucías Baja y Alta es tradicional en los estudios geográficos españoles y la Historia ha confirmado este dualismo; Tartesos en la Edad Antigua y el Reino de Granada en la Media coincidieron, en líneas generales, con las llamadas respectivamente Baja y Alta Andalucía. En cada una de ellas la geografía y la evolución histórica han favorecido la cristalización de un núcleo urbano que centraliza su actividad y personifica su originalidad: Sevilla, frente a Córdoba y Cádiz, en la depresión Bética; Granada, con la rivalidad de Málaga y en menor escala de Almería, en las Cordilleras Béticas.

    Andalucía: municipipios
    Andalucía: municipipios. CC


    Las regiones naturales de Andalucía



    Cada una de las dos grandes regiones andaluzas, por efecto de factores morfológicos, climáticos e históricos, permite la individualización de otras regiones menos exclusivamente naturales. La Andalucía del Guadalquivir está encuadrada al N por Sierra Morena y al S por las Cordilleras Béticas, avenada por el viejo Betis y sus afluentes.

    Aparece ampliamente abierta al Atlántico, cuya influencia beneficiosa disminuye, lo mismo que la humedad, hacia el fondo del triángulo. Al penetrar hacia el interior, el clima se hace cada vez más continental y más seco, especialmente en verano, por lo que la zona anterior recibe el nombre de «sartén de Andalucía»; es el país de las grandes y monótonas —aunque fertilísimas— «campiñas» cerealistas y de los extensos latifundios, casi tan viejos como el hombre. Las grandes masas de peones se aglomeran en grandes núcleos rurales, flanqueados por los «cortijos», herederos de las «villas» romanas.

    El dominio cerealista es casi absoluto en la parte central del Valle, pero no excluye ciertos cultivos arborescentes, como la vid y el olivo, y ricas y verdes «vegas» que se acoplan al curso de los ríos. Aguas arriba y aguas abajo del gran río el predominio cerealista se ve sensiblemente modificado: hacia Jaén lo substituye el olivar, mientras que en las Marismas imperan las dehesas ganaderas con sus toros de lidia prestigiosos y sus razas renombradas de buenos caballos; más lejos aún, junto al Golfo, la existencia de una clase especial de suelos, las «albarizas», de un clima suave y húmedo y de una tradición de siglos, han creado uno de los focos vitícolas de mayor fama y raigambre de todo el mundo mediterráneo.

    En la Alta Andalucía, el clima y el hombre constituyen el fundamento de la división en tres claras unidades geográficas: la Andalucía de las estepas, la de las altiplanicies interiores y la del Mediterráneo o Andalucía Penibética.

    La primera está situada al NE y E de las Cordilleras Béticas y comprende el septentrión de la provincia de Granada y casi toda la de Almería, alcanzando la costa mediterránea al N del cabo de Gata hasta el de Palos, ya en el Levante murciano. Forma en realidad el sureste español, región geográfica intermedia entre Andalucía y Murcia, que tiene por característica esencial la sequedad. Es la región más árida de la Península Ibérica, con lluvias inferiores a 300 1 anuales, que en el cabo de Gata descienden a 100. Su arquitectura es simple, de sierras unas veces paleozoicas, como Filabres, y otras calizas, como Gádor, orientadas de E a O, que encuadran vastos corredores que han facilitado la penetración exterior muy tempranamente.

    Los contrastes altitudinales permiten numerosos aprovechamientos hidrográficos, que son la base de importantes vegas y huertas de parrales, naranjos y hortalizas; contrastan éstas con la pobreza, a veces total, de los secanos limítrofes, en los que sólo prosperan el esparto y cereales muy frugales, como la cebada. La sequedad del clima y la naturaleza del suelo explican la gran extensión que alcanza el hábitat troglodita, uno de los principales de España, así como también el paisaje de «badlands» (tierras malas), perfectamente definido en torno a Guadix y Baza.

    Las altiplanicies y depresiones elevadas situadas al N de Sierra Nevada y recorridas por el Genil y sus afluentes constituyen la segunda gran unidad geográfica de la Alta Andalucía. Su personalidad es el resultado de la unión de factores que sólo son típicos en las otras regiones andaluzas. Su centro neurálgico, que es la depresión de Granada, no pertenece ni a la vertiente mediterránea ni a la Andalucía del Guadalquivir y está separado de las estepas orientales por los montes de Tocón. Pero al levantarse en la zona de contacto de tales conjuntos, tan varios y diversos, se beneficia de casi todas sus ventajas y ostenta muy pocos de sus inconvenientes.

    De ahí su originalidad, ya que, si por un lado su organización agraria con sus características «latifundistas» recuerda al valle bético, por otra la extensión del trogloditismo enlaza con el SE y finalmente la combinación del naranjo con el olivo y la vid preludian la Andalucía del Mediterráneo o Penibética.

    Granada, cabecera del último reino musulmán español, está erguida en el corazón de la gran fortaleza natural de las Cordilleras Béticas y constituye un ejemplo siempre vivo de la alianza de las culturas occidental y oriental, que tan hondamente arraigó en la Edad Media peninsular.

    Una individualización más perfecta aún tiene la Andalucía del Mediterráneo o Penibética, gracias a la pantalla montañosa, muy difícil de franquear, constituida por la alineación penibética. Esta barrera orográfica está tajada por profundas gargantas, como el valle de Lecrín y el Salto de los Gaitanes, que ponen en contacto la Costa con la depresión interior penibética y con el valle del Guadalquivir.

    Por su elevada altitud asegura a la Andalucía del Mediterráneo un abrigo climático contra los vientos fríos del N; y así Málaga tiene una media térmica anual de 18,6 °C con mí mimas de 12,5 °C en enero y máximas de 26 °C en agosto.

    La justamente llamada «Costa del Sol» cuenta desde muy antiguo con una agricultura que no tiene igual en Europa, ya que aparecen cultivos típicamente tropicales: caña de azúcar, plátanos, chirimoyos, algodón, etc.; a su lado, las plantas mediterráneas, como la vid y el olivo, sostienen actividades más normales en Andalucía, como la viticultura malagueña, tan afamada.

    La benignidad del clima y las bellezas naturales de la costa han atraído una importante masa turística, que constituye el fundamento económico de la costa, especialmente en el sector occidental: Torremolinos, Marbella, Fuengirola, etc. Pero además la costa mediterránea de Andalucía ahora como antes, es una región de paso que controla e interviene en el tráfico a través de esa puerta de tanta significación internacional que es el Estrecho de Gibraltar.

    Los 4 reinos de Andalucía
    Los 4 reinos de Andalucía. CC
Actualizado: 07/08/2023
Autor: Leandro Alegsa

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