Significado de «cambio (economía)»

1. En Economía moderna, transferencia de propiedad entre personas individuales o grupos con el fin de obtener ventajas económicas mutuas, realizada de forma voluntaria, es decir, libre de coacción y engaño. Además las propiedades (o servicios) intercambiadas son, en el momento del cambio, iguales en valor según la medida del precio.
   
   
   Orígenes del cambio. El cambio, por razón de tal ventaja mutua, está íntimamente relacionado con la especialización y división del trabajo y no ha sido empleado por todas las sociedades en la historia como método importante de alcanzar el bienestar económico. Han existido muchas teorías contradictorias referentes al origen del comercio y el cambio, pero se ha podido establecer con bastante certeza que el primer comercio fue «exterior», es decir, entre grupos o sociedades geográficamente distantes. Algunos eruditos mantienen que el comercio pacífico se desarrolló a medida que los pueblos se fueron conociendo, y abandonando los actos de piratería y saqueo de épocas aún más remotas. Sin embargo, ya Herodoto nos habla de lo que dio en denominarse «comercio silencioso», que, practicado por muchos pueblos relativamente bárbaros, fue probablemente el método de cambio extranjero durante los primeros años de la historia griega y troyana. Se realizaba en la forma siguiente: Un buque cargado de mercancías se acercaba a una costa extranjera; los tripulantes desembarcaban, descargaban y exhibían las mercancías en la playa, encendían un fuego como señal y se retiraban al barco. Los habitantes locales se acercaban y colocaban sus mercancías frente a las desembarcadas, hacían una señal y se retiraban igualmente. El primer grupo desembarcaba de nuevo y se llevaba, o las mercancías ofrecidas o sus propias mercancías si lo ofrecido no le gustaba. Es probable que se utilizara tan incómodo ritual para evitar una posible lucha entre ambos grupos; además existen pruebas de que esta práctica derivó de la costumbre primitiva de intercambiar regalos.
   
   No hay pruebas de la existencia del cambio interior con fines económicos entre las sociedades primitivas, excepto en casos aislados. Los grupos primitivos están organizados de forma consuetudinaria y tradicional y cualquier especialización productiva es cuestión de estado o casta social más bien que de elección individual libre y beneficio mutuo derivado del cambio. Por lo tanto, es probable que el cambio dentro del grupo quedara limitado a dar y recibir regalos por motivos de costumbre social y ceremonial religioso. Además, como los grupos primitivos eran unidades económicamente autárquicas, se cree que también el comercio exterior se inició con el intercambio de regalos que no eran necesidades económicas, pero que se ofrecían por su belleza o poderes «sobrenaturales» y que se daban para obtener buena voluntad o regalos recíprocos.
   
   
   El cambio en la Edad Media. En la Europa medieval fue corriente el cambio en forma directa, por medio del trueque, o indirecta, con dinero como medio. Las prácticas comerciales durante este periodo de la historia estuvieron basadas en las características del cambio verdadero y simple. Los particulares dedicados al comercio eran generalmente productores y dueños de las mercancías que ofrecían y se erigían en dueños y consumidores de las mercancías que recibían a cambio. Por añadidura, la ética de la Edad Media regulaba los niveles de precios de forma que el valor de las mercancías cambiadas venía estipulado por la costumbre y sanción religiosa en una cifra considerada «justa» más bien que por las exigencias de la oferta y demanda del mercado.
   
   
   El cambio moderno. El cambio en una sociedad competitiva moderna sólo remotamente se relaciona con el simple cambio de mercancías. En primer lugar se apoya en la creencia de que el máximo beneficio económico deriva de la máxima libertad en el cambio individual. En segundo lugar, la mano de obra se ha convertido en un producto intercambiable en el mercado y los servicios más bien que las mercancías constituyen buena parte del objeto del cambio en los mercados actuales. En tercer lugar, las personas individuales rara vez producen ellas mismas las mercancías; en vez de eso venden sus servicios a una unidad económica —la empresa— que es dueña de las mercancías producidas. En cuarto lugar, el individuo, como consumidor, no cambia mercancías o servicios directamente por lo que desea comprar, sino más bien distribuye sus ingresos en dinero entre los diversos vendedores (también empresas) con objeto de obtener lo que necesita. En quinto lugar, los precios están en gran parte determinados por la relación existente entre la oferta y la demanda de mercancías y servicios.
   
   En este tipo de economía, el cambio se convierte en una forma de producción en cuanto que de la producción total puede decirse que aumenta cuando se incrementa la satisfacción de las necesidades del individuo, como ocurre a través de la especialización de la producción y comercio. Por ejemplo, si dos individuos (o dos países) obtienen ventajas económicas mutuas de un cambio, ambos han aumentado su bienestar económico y todo aumento del bienestar económico puede decirse que es un incremento de la producción.
   
   Durante los dos últimos siglos y medio, la creciente complejidad de las relaciones de cambio ha sido acompañada de una expansión igualmente grande en los mercados. Las autoridades relacionan frecuentemente la evolución histórica del comercio y el cambio con la amplitud del mercado y consideran que los estadios finales de tal evolución son el mercado nacional y el mercado mundial. La medida y complejidad del mercado ha hecho necesario el desarrollo y refinamiento de una mecánica de cambio adecuada. Consiguientemente, el simple medio del dinero ha sido superado por amplias facilidades crediticias e instituciones bancarias que realizan los cambios entre individuos y empresas desconocidos entre sí o situados en puntos geográficamente remotos. Véase Trueque; Capitalismo; Economía; Empresa libre; Dinero; Negocio y comercio; Bancos y banca; Sociedad Feudal; Oferta y demanda.

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