Carreras de caballos y concursos hípicos (historia de sus comienzo)

1. Siglos antes de la Era cristiana ya existieron pruebas de velocidad y resistencia de caballos, si bien es verdad que los nobles brutos iban enganchados a vehículos. Homero (Iliada, XXIII) da una descripción gráfica de estas carreras. Los griegos organizaban separadamente carreras de potros y potrancas de los mismos años. Pero tal como lo conocemos ahora, el deporte no se popularizó verdaderamente hasta el reinado de Jacobo I de Inglaterra. Newmarket figuraba ya como centro principal de este deporte. Tampién Epsom o Banstead Downs como se llamó durante mucho tiempo, llegó a ser escenario famoso de carreras hípicas. La reina Ana, gran aficionada, patrocinó el deporte y fue la primera en donar copas reales que se disputaban sólo en el Norte.
   
   En Norteamérica, donde el hipismo ha adquirido carta de naturaleza y se ha convertido en espectáculo nacional, es famoso el Derby de Kentucky, como lo son también el Santa Anita Handicap y el Santa Anita Derby, que se corren en el hipódromo de Santa Anita (California), en la temporada de invierno con premios de 100000 dólares en sus inicios, actualmente más de 1 millón de dólares. La Copa del Widener Challenge, de 50000 dólares en sus inicios actualmente 200.000, que se corre en Florida, es el segundo acontecimiento hípico más importante de la temporada invernal.
   
   Las cuadras norteamericanas han criado ejemplares valiosísimos. El caballo Phoenix fue vendido en 1948 por dólares 640000. Entre los caballos que más dinero han producido figuran; Stymie (131 carreras, 918085 dólares); Citation (29 carreras,865150 dólares); Whirlaway (60 carreras, 561161 dólares); On Trust (61 carreras, 497920 dólares); Seabiscuit (89 carreras, 437730 dólares). Citation ha sido el primer caballo que, antes de retirarse (1951), ha producido un beneficio de más de 1000000 de dólares. El que ha ostentado mayor número de victorias (50 de 100 carreras en un periodo de ocho años) es en 1960 Exterminator.
   
   Ha adquirido en las últimas décadas gran importancia la competición hípica disputada sobre un recorrido en que han de salvarse toda clase de obstáculos como muros, vallas, zanjas, troncos, riachuelos y un foso. Originado en Irlanda, este deporte pasó a Inglaterra, de donde se ha generalizado por todo el mundo. Hoy, debido a la rapidez de esta prueba, sólo pueden competir en ella con éxito los «purasangres».
   
   
   España.
   
   Ya en tiempo de los celtíberos los jinetes españoles gozaron de gran fama. Luego aprendieron el arte de Roma tan cumplidamente que en muchos casos sobrepasaron en habilidad y pericia a sus maestros. Más adelante, los árabes llevaron a la Península su dominio del caballo y el arte de manejarlo en ejercicios más espectaculares.
   
   La época de las carreras modernas puede decirse que tuvo su origen a principios del siglo xix, en que el duque del Infantado instituyó una especie de picadero en una de sus propiedades. El primer hipódromo de España se construyó por orden del Duque de Osuna en 1835. Por su iniciativa se celebraron las primeras carreras públicas el 20 de abril de 1843. El actual hipódromo de Madrid data del año 1878. Existen además pistas destinadas a carreras, a concursos hípicos, o a competición de polo, en Barcelona, San Sebastián, Sevilla y otros lugares. Se han instituido varios premios importantes muy codiciados, entre los que descuella el llamado Gran Premio de Madrid. Entre las cuadras famosas históricas que concurrían o concurren a los hipódromos figuran las de Beamonte, Conde de Villapadierna, Duque de Alburquerque, Covarrubias, Urquijo, La Yeguada Militar, Rosales, Mendoza, Dos Hermanas, Alborada, África, que en España como en la mayoría de los países ha dado excelentes caballos y jinetes, y varias otras.
   
   
   Una bella derivación de las carreras de caballos son los concursos hípicos. En aquéllas, el animal ha de ser veloz; en éstos, ágil, hábil, ligero, que brinde oportunidad a los jinetes para la exhibición de sus cualidades. Los jinetes españoles tienen categoría internacional. Goyoaga, que ha dado muchas jornadas victoriosas a los colores españoles, ostentó el record mundial de salto; López del Hierro es plusmarquista mundial de salto de longitud. Con ellos merecen ser citados Figueroa, Ordovás y los olímpicos Cavanillas, Navarro, Gazapo, Larraz, Nogueras, García Cruz y Gavilán. Todos participaron brillantemente no sólo en los concursos nacionales —que gozan del favor del público—, sino en los internacionales, particularmente en Alemania, Francia y Portugal. Célebres entre los caballos de esta época son Quorum, Bayame, Quoniam y Brise-Brise.

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