Significado de «castidad»

1. f. Virtud opuesta a la lujuria.
   
2. Continencia absoluta.
   
   
   Origen etimológico de castidad: proviene de la palabra latina castitas (que significa "pureza"), continencia.

Origen de la palabra: (latín cas titas, -átis.)


f. Virtud que se opone a los afectos carnales.
—conyugal. La que se guardan mutuamente los casados. Ver: castidad conyugal
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2º artículo

1. Virtud que obliga a una persona a regular y moderar su vida sexual de acuerdo con los dictados de la razón y la ley moral. La castidad significa generalmente la virginidad en la muchacha soltera y la abstención de comercio carnal fuera del matrimonio. La castidad de una soltera y de una casada son dos conceptos completamente distintos; la idea misma de la castidad varía mucho según el lugar y la época. Entre los pueblos primitivos, con algunas excepciones, se daba poco valor a la castidad de las jóvenes y en algunas tribus, incluso se premiaba a las que la perdían. Algunos ritos primitivos alentaban la licencia sexual para estimular el poder de reproducción; en cambio, ciertos cometidos, como la guerra, la caza y el sacerdocio, exigían la castidad —se decía— para evitar la envidia de los dioses. La castidad de la esposa no era siempre condición indispensable para el matrimonio en tales tribus.
   
   Al parecer, la importancia de la castidad corrió parejas con el desarrollo del concepto del derecho de propiedad. Probablemente no se exigió la castidad prematrimonial a las muchachas antes de estar prometidas a los jefes de tribu. Pero, después de ello, la violación de la castidad se consideró infracción del derecho de propiedad y se castigó como tal. A medida que se desarrolló la sociedad pastoril, la castidad fue imponiéndose, pues la infidelidad traía consigo complicaciones en la propiedad y en la herencia. La legitimidad de los herederos llegó a ser un factor importante en la aceptación de la castidad. Se obligaba a las hijas a ser castas por un sentido creciente del derecho de propiedad de los padres sobre los hijos. La castidad, observada primeramente por miedo al castigo, se convirtió en costumbre y se practicó con el beneplácito general.
   
   La imposición de la castidad prematrimonial iba contra las relaciones sexuales premaritales y sus consecuencias. Impedía la irresponsabilidad y contribuía a la eficacia de las disposiciones sociales referentes a la propiedad, herencia y legitimidad. Ha sido salvaguardia importante de las relaciones matrimoniales y familiares.
   
   La actitud griega hacia la castidad armonizaba con su ideal de moderación en la comida y la bebida. Las leyes de Platón prescribían el matrimonio monógamo, salvaguardado por la estricta castidad de ambos cónyuges. Los romanos basaban sus ideas de castidad principalmente en las exigencias de las relaciones matrimoniales. La tradición moral de la civilización occidental es consecuencia del desarrollo de la ética cristiana. El crecimiento de la moderna economía industrial acentuó la importancia del requisito de la castidad prematrimonial. La actitud moderna alcanza, fuera de la Iglesia, su mayor severidad a este respecto en el «victorianismo» desarrollado en el siglo xix en Inglaterra y en movimientos similares, por ejemplo, los originados por influencias puritanas. William Graham Sumner escribía: «En el código moderno se concede la máxima importancia a la castidad y virginidad de la novia que contrae primeras nupcias. Se supone que es «pura» y una gazmoñería imbécil ha insistido en que debe ser también inocente en el sentido de ignorante».
   
   No se ha concedido la misma importancia a la castidad del hombre. La carencia de una palabra para designar la virginidad masculina señala desde hace tiempo una distinción corriente respecto a la vida prematrimonial de los sexos, la llamada doble moral.
   
   Algunos especialistas han observado cierta relajación en la actitud frente a la castidad desde comienzos del siglo xx por causa posiblemente de las convulsiones políticas y económicas registradas en todo el mundo. Pero la supuesta relajación no ha encontrado ninguna sanción por parte de la Iglesia o la sociedad en general. Las investigaciones de Kinsey sobre la conducta sexual revelaron, sin embargo, la frecuencia de las experiencias prematrimoniales y extramatrimoniales y la amplia divergencia existente entre la teoría y la práctica. A este respecto, la mayor libertad de la mujer, como consecuencia de su creciente participación en la vida pública, dio lugar a un planteamiento más inteligente del problema de su ignorancia antes del matrimonio. Se aceptó la educación sexual como medio de lograr matrimonios más felices y la ignorancia no se consideró ya como elemento esencial de la castidad. Véase Matrimonio.
   
   • Castidad Y La Iglesia Católica: La Iglesia Católica considera la castidad como un deber moral, cuya violación constituye una ofensa contra Dios. La castidad perfecta, es decir, la virginidad perpetua consagrada a Dios (por uno u otro sexo), está de acuerdo con las recomendaciones de Jesucristo (Mt. 19:11-12) y de San Pablo (1 Cor.... Para seguir leyendo ver: Castidad Y La Iglesia Católica

Moral y Ética

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