Significado de «conversión religiosa»

1. f. La conversión religiosa es la adopción de un conjunto de creencias identificadas con una confesión religiosa en particular, con exclusión de otras. Así, la "conversión religiosa" describe el abandono de la adhesión a una confesión y la afiliación a otra. En algunos casos, la conversión religiosa "marca una transformación de la identidad religiosa y está simbolizada por rituales especiales".
   
   La gente se convierte a una religión diferente por varias razones, incluyendo la conversión activa por libre elección debido a un cambio en las creencias, la conversión secundaria, la conversión en el lecho de muerte, la conversión por conveniencia, la conversión marital y la conversión forzada.
   
   La conversión o reafirmación por conveniencia es un acto poco sincero, a veces por razones relativamente triviales, como la conversión de un padre para permitir que su hijo sea admitido en una buena escuela asociada a una religión, o la adopción de una religión más acorde con la clase social a la que aspira. Cuando las personas se casan, uno de los cónyuges puede convertirse a la religión del otro.
   
   La conversión forzada es la adopción de una religión diferente bajo coacción. El converso puede retener secretamente las creencias anteriores y continuar, encubiertamente, con las prácticas de la religión original, mientras que externamente mantiene las formas de la nueva religión. A lo largo de generaciones, una familia forzada contra su voluntad a convertirse puede adoptar de todo corazón la nueva religión.
   
   El proselitismo es el acto de intentar convertir por persuasión a otra persona de una religión o creencia diferente.
   
   Apóstata es un término utilizado por los miembros de una religión para referirse a alguien que ha dejado la misma.
   
   
   
   La Conversión de San Pablo, cuadro de 1600 del artista italiano Caravaggio (1571-1610).
   
   

   Conversión religiosa en el cristianismo

   
   
   Proceso espiritual, moral y psicológico que sufre una persona y se traduce, en el terreno religioso, en un cambio radical de vida.
   
   Para el cristianismo la conversión supone el paso de la incredulidad a la fe, de una vida de pecado a la vida de la gracia, de una concepción materialista a una actitud espiritualista, de la duda y desesperación a la confianza y esperanza, de una vida desorganizada a una vida dirigida en un sentido espiritual.
   
   En el mundo cristiano, conversión significa frecuentemente el ingreso en el seno de la Iglesia de quien vivió fuera de ella y, también, el paso de un cristiano de una comunión a otra de tradición y doctrina radicalmente opuestas.
   
   La conversión puede ser instantánea y dramática o bien gradual e inconsciente. La forma primera, que va acompañada de emoción profunda, se denomina a menudo «nueva vida» o «renacimiento».
   
   Uno de los ejemplos de conversión más famosos es el de San Pablo en el camino de Damasco, donde Saulo perseguidor de la Iglesia se transformó en el Pablo apóstol de la cristiandad.
   
   San Agustín, cuyo corazón no hallaba reposo en cuanto el mundo podía ofrecerle (inquietum est cor meum), lo encontró al convertirse a la fe cristiana.
   
   Conversión en tres fenómenos diferentes
   
   Dentro del cristianismo, la conversión se refiere a tres fenómenos diferentes: una persona que se convierte en cristiana y que antes no era cristiana; un cristiano que se mueve de una confesión cristiana a otra; un desarrollo espiritual particular, a veces llamado la "segunda conversión", o "la conversión de los bautizados".
   
   La conversión al cristianismo es la conversión religiosa de una persona que antes no era cristiana a alguna forma de cristianismo. Algunas sectas cristianas requieren la conversión total de los nuevos miembros, independientemente de la historia de otras sectas cristianas o de otras sectas. Los requisitos exactos varían entre las diferentes iglesias y confesiones. El bautismo es tradicionalmente visto como un sacramento de admisión al cristianismo. El bautismo cristiano tiene algunos paralelismos con la inmersión judía por medio de la mikvá.
   
   En el Nuevo Testamento, Jesús mandó a sus discípulos en la Gran Comisión "ir y hacer discípulos a todas las naciones" ([Mateo 28:19],[Marcos 16:15]). La evangelización - compartir el mensaje del Evangelio o "Buena Nueva" con hechos y palabras - es una exigencia entre los cristianos.
   
   
   

   Conversión religiosa en el judaísmo

   
   
   La conversión al judaísmo es la conversión religiosa de los no judíos a la religión judía y a la comunidad etnorreligiosa judía. El procedimiento y los requisitos para la conversión dependen de la confesión patrocinadora.
   
   Una conversión de acuerdo con el proceso de una confesión no es una garantía de reconocimiento por parte de otra confesión. Una conversión formal también es llevada a cabo a veces por individuos cuya ascendencia judía es cuestionada, incluso si fueron criados como judíos, pero que en realidad no pueden ser considerados judíos de acuerdo con la ley judía tradicional.
   
   Ya en el siglo VI, el imperio romano oriental y el califa Umar ibn Khattab promulgaron decretos contra la conversión al judaísmo, lo que implicaba que esto todavía estaba ocurriendo.
   
   En algunos casos, una persona puede renunciar a una conversión formal al judaísmo y adoptar algunas o todas las creencias y prácticas del judaísmo. Sin embargo, sin una conversión formal, muchos judíos altamente observantes rechazarán el estatus judío de un converso.
   
   
   

   Ley internacional

   
   
   La Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas define la conversión religiosa como un derecho humano: "Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia" (Artículo 18). A pesar de este derecho humano declarado por la ONU, algunos grupos prohíben o restringen la conversión religiosa.
   
   Basándose en la declaración, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU) redactó el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, un tratado jurídicamente vinculante. Establece que "Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Este derecho incluirá la libertad de tener o adoptar una religión o creencia de su elección" (Artículo 18.1). "Nadie será objeto de coacción que pueda menoscabar su libertad de tener o adoptar una religión o creencia de su elección" (Artículo 18.2).

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