Significado de «crítica interna (filosofía e historia)»

1. En Filosofía, una vez reconstruida la fuente primera, es decir, una vez identificados y separados los añadidos espurios, la crítica ha dado fin a su tarea. Mas cuando se persiguen fines históricos, debe someterse toda fuente a un estudio crítico interno para determinar su valor como testimonio histórico.
   
   Los métodos son similares a los utilizados por un juez en la valoración de un testimonio. El autor de una fuente ha de ser juzgado en el sentido de si estaba o no en situación de observar el acontecimiento del que ofrece testimonio.
   
   La predisposición del autor (como la del testigo) ha de tenerse presente, ya que puede tergiversar la verdad. Así, las declaraciones de un estadista propenden a justificar su política, como los documentos publicados por un Gobierno (en tiempo de guerra particularmente) tienden más a crear un estado de opinión que a exponer la verdad imparcial.
   
   Afortunadamente, para llegar a la verdad de un hecho, el historiador cuenta con varias fuentes de información sobre el mismo, cada una de las cuales puede juzgarse a la luz de las demás. Pero, en su tarea, el historiador mismo se ve influido y hasta guiado por su sistema crítico personal.
   
   Como la crítica histórica del todo objetiva resulta imposible, el hecho de que los juicios de un historiador estén sujetos a la crítica de otros historiadores de criterio distinto constituye una doble salvaguardia para los lectores: por un lado pone un freno a las propias inclinaciones o simpatías del historiador y por otro brinda la seguridad de que sus juicios han de complementarse con los de otros historiadores que acudan a las mismas fuentes.
   
   Aparte de examinar la posición del autor y su posible prejuicio, la crítica interna también analiza el contexto dentro del cual una fuente fue creada. Esto puede revelar información adicional que pone en perspectiva la validez y fiabilidad de la fuente. Por ejemplo, si una pieza de literatura fue escrita durante un período de represión política, puede que contenga subtexto y simbolismo para evitar la censura, en lugar de relatos exactos de eventos.
   
   Además, la crítica interna puede incluir el análisis del propósito de la fuente y la audiencia prevista. Una fuente creada para un público en general puede tratar de simplificar o embellecer hechos para facilitar la comprensión o atraer la atención, mientras que un documento interno de un gobierno puede proporcionar una visión más precisa y sutil de los hechos.
   
   La crítica interna también puede implicar una evaluación de la forma en que se comunican los puntos principales dentro de la fuente. Cuestionar cómo se expresa la información puede proporcionar conocimientos sobre las técnicas de manipulación de la percepción o la propagación de la ideología que podrían haber sido utilizadas por el autor. Esta mirada más profunda a su composición puede desentrañar la posible distorsión de la verdad y reconocer cualquier deformación o exageración dentro de la narrativa.
   
   En la práctica, la crítica interna a menudo se lleva a cabo en un diálogo con la crítica externa: el examen de la autenticidad y la procedencia de la fuente. El diálogo entre estas dos formas de crítica permite una evaluación comprensiva de la fuente y su valor como testimonio histórico. A través de esta interacción crítica, los historiadores pueden evaluar la fuente de manera más completa, descubriendo cualquier sesgo y asegurando una interpretación más precisa de los eventos históricos.
   
   Finalmente, vale la pena recordar que la crítica interna es parte integral de las habilidades de un historiador y es necesario aplicarla constantemente en el estudio y el análisis de las fuentes históricas. Sin embargo, también es esencial entender que ningún análisis, por completo y profundo que sea, es totalmente libre de las propias preconcepciones del analista. Por lo tanto, la crítica interna siempre debe practicarse con humildad y respeto por los límites del conocimiento humano.
   
   

   La fiabilidad histórica

   
   
   Pocos documentos son aceptados como totalmente fiables, por lo que Louis Gottschalk estableció como regla general: "para cada documento particular el proceso de establecer la credibilidad debe ser realizado por separado, independientemente de la credibilidad general del autor". Por tanto un autor que generalmente es considerado fiable podrá establecer un fondo de probabilidad para el examen de cada uno de sus textos, pero cada prueba que presenta deberá someterse individualmente a la crítica.
   
   En tanto Gilbert Garraghan sostiene que la tradición oral puede ser aceptada como fuente histórica si esta cumple con dos condiciones generales:
   
   - La tradición debe estar apoyada por una serie ininterrumpida de testigos: desde el primer e inmediato observador del hecho, mediante testigos vivos a los que se transmitió el testimonio, hasta el primero que lo puso por escrito.
   - Debe haber varias series paralelas e independientes de testigos que declaren sobre el hecho de que se trate.
   
   ♦ Leer también: crítica externa.
   
   ♦ Para más información ver: Crítica (arte, literatura e historia).

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