Significado de defensa antiaérea | Sinónimos y oraciones con ejemplos de uso de defensa antiaérea
Significado de «defensa antiaérea»
La defensa antiaérea, también conocida como D.C.A.
(Defensa Contra Aeronaves), es una organización defensivo-ofensiva que se establece para contrarrestar los ataques de la aviación enemiga.
Antes de la I Guerra Mundial, no se requerían armas especiales para protegerse de los ataques aéreos, pero el aumento de incursiones aéreas durante 1914-15 llevó a la creación de sistemas de defensa más sofisticados, incluyendo artillería capaz de disparar a altos ángulos.
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Definición de defensa antiaérea
Autor: Leandro Alegsa
Número de letras: 16
Posee un total de 9 vocales: e e a a i a é e a
Y un total de 7 consonantes: d f n s n t r
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(Defensa Contra Aeronaves), es una organización defensivo-ofensiva que se establece para contrarrestar los ataques de la aviación enemiga.
Antes de la I Guerra Mundial, no se requerían armas especiales para protegerse de los ataques aéreos, pero el aumento de incursiones aéreas durante 1914-15 llevó a la creación de sistemas de defensa más sofisticados, incluyendo artillería capaz de disparar a altos ángulos.
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Definición de defensa antiaérea
- Organización defensivo-ofensiva, conocida generalmente por D.C.A. (Defensa Contra Aeronaves), que en los frentes de combate o en la retaguardia se opone a los ataques de una aviación enemiga. Antes de la I Guerra Mundial no necesitó la D.C.A. armas o ingenios especiales para contrarrestar los efectos de los ataques aéreos o impedir las operaciones de acecho desde el aire. Los pocos globos empleados en las guerras de los siglos xviii y xix ofrecían blanco fácil a las piezas corrientes de artillería y armas de pequeño calibre. Sin embargo, el aumento de las incursiones de aviones y dirigibles registrado en 1914-15 obligó a una apresurada improvisación de elementos de defensa antiaérea. En los primeros momentos todo quedó reducido a enderezar las piezas de artillería de campaña en forma que pudieran abrir fuego con altos ángulos de elevación. Apresuradamente se ensayaron nuevos montajes y al finalizar la guerra todas las grandes potencias poseían artillería especialmente diseñada para la D.C.A. Para acelerar la producción, varios países recurrieron al procedimiento de adaptar a las nuevas exigencias el cañón de campaña corriente. Así, en 1918, el cañón antiaéreo del ejército regular francés no era otro que el de 75 mm, el del ejército alemán el de 77 mm y el de las fuerzas inglesas y norteamericanas el de 3 pulg. Las piezas antiaéreas más pesadas se reforzaron con ametralladoras y armas de pequeño calibre, destinadas especialmente a oponerse a los ataques aéreos en vuelo rasante. En los años subsiguientes a la I Guerra Mundial se introdujeron en los cañones modificaciones notables que redundaron en beneficio de su alcance y eficacia. Fabricáronse algunos más pesados, especialmente navales, de doble cometido, que podían ser empleados indistintamente contra ataques aéreos y de superficie. En la creación de cañones más pesados y nuevos dispositivos de control de fuego llevaron la iniciativa Gran Bretaña y Alemania.
- II Guerra Mundial.
Ninguna potencia, si no es Alemania, llegó a intuir la formidable expansión de la guerra aérea que se produjo al estallar la II Guerra Mundial. Todas las naciones se pusieron febrilmente a la tarea de aumentar sus servicios antiaéreos y desarrollar nuevas armas. Los cañones antiaéreos ingleses, especialmente los de 4,5 y 4,7 pulg., empleados en conexión con aparatos detectores de radar y nuevos instrumentos de control de fuego, contribuyeron decisivamente a ganar la batalla de Inglaterra. El cañón alemán de 88 mm demostró ser uno de los más útiles, tan eficaz contra los carros de combate como contra los blancos aéreos. Los Estados Unidos pusieron en servicio el cañón antiaéreo de 90 mm, pero su eficacia resultó muy inferior en conjunto a la del de 88 mm a causa de su falta de movilidad y relativa dificultad de emplazamiento. Seguidamente se adoptó el cañón de 4,7 pul o 120 mm a imitación del cañón inglés del mismo calibre.
Empleo de la artillería antiaérea.
Aunque el principal cometido de las piezas pesadas de artillería antiaérea fue el de derribar aviones enemigos, esta misión corrió a cargo con mayor frecuencia de los aviones de combate, especialmente los cazas. El gran valor de la artillería antiaérea radicó en que obligaba a los bombarderos enemigos a volar, a mayores alturas en movimientos evasivos, lo que redundó en mengua de la precisión de los bombardeos. Por lo general, el máximo alcance eficaz de los cañones antiaéreos de 3 pulg, 88 mm y 90 mm fue de aproximadamente 6600 m. La máxima precisión de tiro se circunscribía a los 3600-5400 m. En alturas inferiores el rápido desplazamiento angular del objetivo disminuía la eficacia de los cañones pesados antiaéreos. Los más pesados (4,5 a 5 pulgadas) podían alcanzar mayores alturas, hasta incluso de 12000 m, lo que no redundaba precisamente en beneficio de la exactitud de tiro, ya que todo aumento en la duración del viaje del proyectil aumentaba la posibilidad de que el objetivo cambiase de rumbo o altura durante la larga trayectoria que había de recorrer la granada.
Las formaciones compactas de bombarderos norteamericanos raramente volaban a una altura inferior a los 7500 m. Los ataques nocturnos se llevaban a cabo a alturas inferiores; en misiones de apoyo a las fuerzas terrestres los aviones volaban a alturas muy bajas, inferiores al alcance eficaz de los cañones pesados antiaéreos. En el teatro del Pacífico, en cambio, al ser menos concentrado y eficaz el fuego antiaéreo japonés, las formaciones de bombarderos, especialmente las de los rápidos B-29 del último periodo de la guerra, pudieron volar a alturas medias que los hacían por lo general vulnerables al fuego de la artillería pesada antiaérea. Ello fue posible sin duda gracias a los destrozos ocasionados anteriormente a las instalaciones de la D.C.A. japonesa.
Armas automáticas.
La defensa contra aviones en vuelo rasante se basa principalmente en el empleo de armas de fuego automático. Entre éstas se cuentan las ametralladoras pesadas de 12,40 mm y numerosos cañones ligeros de fuego rápido. El cañón de 37 mm, el antiaéreo ligero más común en 1939, fue sustituido generalmente durante la guerra por el cañón «Bofors» de 40 mm, fabricado inicialmente en Suecia, dotado de una dirección central de fuego por Inglaterra y adoptado durante la guerra por los Estados Unidos. Tanto las ametralladoras como los cañones automáticos se emplearon frecuentemente en montajes múltiples. El pom-pom 37 mm de 8 cañones y el cuádruple de 40 mm encontraron gran aceptación en los barcos de guerra. Las ametralladoras y cañones de dos y cuatro bocas de fuego se montaban con frecuencia en cajas de camiones.
Ayudas defensivas. En la II Guerra Mundial, Inglaterra recurrió al empleo de barreras de globos cautivos para contener los ataques de aviones en vuelo rasante. Colocados en grupos sobre objetivos vitales, los globos constituían con sus cables una seria amenaza para cualquier avión que se aventurase a entrar en la zona. Con frecuencia acompañaban a convoyes de barcos en aguas angostas. Véase Globo.
Durante la I Guerra Mundial los ataques nocturnos de dirigibles y aviones llevaron a la adopción de proyectores capaces de iluminar a los aparatos agresores. Relativamente poco potentes al principio, fueron perfeccionados en la posguerra. Durante la última contienda el proyector común norteamericano medía 1,52 m de diámetro y proyectaba un chorro intenso de luz que en condiciones de buena visibilidad permitía localizar un objetivo situado a alturas comprendidas entre 6000 y 19000 metros.
Control de fuego.
En la artillería antiaérea se presenta específicamente el problema de apuntar en tres dimensiones, ya que los objetivos pueden cambiar de posición en tres sentidos: distancia, dirección y altura. Al principio se emplearon alzas telescópicas homogeneizadas con el eje del ánima. Más tarde el tiro vino indicado permanentemente por el director de tiro. Cuando este complicado instrumento sigue la ruta de un avión enemigo, resuelve por medio del cálculo y la trigonometría las ecuaciones necesarias para predecir la posición futura del avión en el momento en que el proyectil haya de alcanzarlo. Estos datos se transmiten eléctricamente a las piezas, que automáticamente modifican la elevación, el acimut y graduación de la espoleta de acuerdo con las indicaciones del director de tiro. El único cometido de los sirvientes de la pieza es cargar y hacer fuego y estar pendientes de cualquier fallo que pudiera presentarse en el mecanismo de control remoto.
La distancia al avión-objetivo no puede determinarse siguiendo su trayectoria, sino por medio de telémetros que operen, ya sobre la base del principio estereoscópico, ya sobre el de la coincidencia. Ambos métodos se basan en la medición exacta del ángulo que forman en el objetivo las visuales dirigidas desde los extremos de la base del telémetro. Para determinar distancias se emplea también el radar, especialmente en condiciones de poca visibilidad. Este sistema tuvo gran aplicación en la Batalla de Inglaterra y fue objeto de ulterior desarrollo en Alemania y Estados Unidos. No sólo sirvió el radar para avisar con gran antelación el acercamiento de la aviación enemiga, sino que, empleado en coordinación con los directores de tiro, ayudó a disparar sobre aviones que atacaban de noche o al amparo de cielo encapotado.
Municiones y espoletas.
Las piezas aéreas emplean gran variedad de tipos de munición. Antes de 1940 disparaban generalmente proyectiles ordinarios de alto explosivo con espoletas a percusión o de tiempos. En la II Guerra Mundial se utilizaron proyectiles incendiarios diseñados especialmente para prender fuego a los tanques de gasolina de los aviones, así como proyectiles perforantes capaces de traspasar los blindajes de los mismos. La munición trazadora ayudó a los apuntadores a apreciar la precisión de tiro. En fin, algunos proyectiles reunían las tres características y eran al mismo tiempo perforadores, incendiarios y trazadores.
La primitiva munición antiaérea dotada de espoletas de mixto, destinadas a provocar la explosión del proyectil al cabo de determinado tiempo de vuelo, fue sustituida más tarde por la de espoleta mecánica a tiempos. Uno de los mayores avances conseguidos durante la II Guerra Mundial consistió en la espoleta VT o de proximidad que actúa automáticamente al aproximarse al objetivo. Contiene un mecanismo electrónico sensible que emite señales de radio y recibe su «eco» a medida que se aproxima a un objetivo sólido. El eco provoca la explosión del proyectil en el momento en que puede ocasionar mayores destrozos. La espoleta VT demostró su eficacia en la protección de los barcos de la Marina de guerra en el Pacífico y contra las bombas teledirigidas V-l lanzadas sobre Londres en 1944.
Disposición de las defensas antiaéreas.
En general, la defensa antiaérea tiene como misión principal la de proteger objetivos situados en la zona de retaguardia, como factorías, puertos, depósitos de municiones, puentes importantes y campos de aviación. Las fuerzas de primera línea raramente constituyen objetivos para los bombarderos pesados, protegidas como están por su movilidad y facilidad de ocultación. Las zonas así defendidas durante la II Guerra Mundial fueron las grandes ciudades europeas y zonas industriales. Las defensas comprendían baterías de cañones pesados de artillería antiaérea, armas automáticas, barreras de globos, proyectores y, en Alemania, cañones antiaéreos montados sobre altas torres y proyectores con despejados campos de tiro instalados sobre los edificios. El enmascaramiento fue objeto de empleo profuso; en varias ocasiones para confundir a los oficiales de derrota y fotógrafos enemigos, se llegaron a improvisar ciudades, fábricas, lagos y ríos artificiales. En los Estados Unidos, la única zona fuertemente defendida fueron las costas occidentales. Las defensas se redujeron a medida que se hizo menos probable a partir de 1943 la amenaza de invasión o ataques aéreos japoneses.
Ensayos de los años 50 y 60.
En los años que siguieron a la II Guerra Mundial se realizaron enormes progresos en el desarrollo de nuevas armas, estimulados al menos en parte por la amenaza de la bomba atómica. En 1953 anunció el Ejército norteamericano la adopción de un cañón automático de 75 mm denominado «Skysweeper». Se trata en realidad de una ametralladora de artillería que dispara por minuto 45 proyectiles de 6 kg, dotados de espoletas de proximidad VT. El «Skysweeper» constituye un arma antiaérea perfectamente conjuntada con su propio radar y calculador montados en la misma pieza para seguir automáticamente al avión-objetivo y dirigir el tiro. Puede operar de día o de noche, con independencia de las condiciones atmosféricas.
Más revolucionaria aún fue el arma revelada por el mismo Ejército norteamericano a finales de 1953. Conocida por «Nike», diosa griega de la victoria, supone un nuevo concepto en la defensa antiaérea en dos sentidos: es más cohete que proyectil de cañón y puede ser dirigido en su trayectoria. Básicamente consta de una cabeza explosiva, un motor de cohete y dos juegos de aletas guiadoras. Complicados aparatos electrónicos en tierra siguen al avión y guían al proyectil, que a velocidad supersónica se dirige a interceptarlo sin que de nada sirva la acción evasiva que pueda intentar el aeroplano.
El espectacular aumento del armamento antiaéreo naval representó una de las grandes innovaciones tácticas de la última guerra. Al final de ésta los barcos de la Armada norteamericana aparecían casi literalmente erizados de cañones antiaéreos, especialmente de 20 y 40 mm. Después de 1950 se puso en servicio un cañón antiaéreo mucho más potente, el de 3 pulgadas, capaz de contrarrestar los ataques de aviones más pesados y rápidos, y se encontraba en fabricación otro cañón aún más potente de fuego rápido de 5 pulgadas. El Ejército español cuenta como material antiaéreo con piezas pesadas de 88 y 90 mm, dotadas con sus direcciones de tiro, aparatos de radar y baterías de proyectores. Complementan estas piezas ametralladoras pesadas «Bofors» de 40 mm y de 12,40 mm M-2.
En los tiempos actuales el peligro de los ataques aéreos por aviones cobra nuevos aspectos. Primero por el aumento de velocidades y techos de los aparatos modernos, que, combinados con perfeccionamientos de los ingenios de bombardeo y dirección de proyectiles aire-tierra, hacen dificilísima la defensa. Pero es que, además, han surgido los «misiles», cuya interceptación requiere medios especiales, en que entran muchas técnicas diversas y que han de combinarse con perfeccionados sistemas de alarma y exigen el empleo de poderosos ingenios o misiles-antimisiles. Véase Guerra aérea; Munición; Artillería; Protección civil; Misiles.
Autor: Leandro Alegsa
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Análisis de defensa antiaérea
Usos de defensa antiaérea
Se emplea como: sustantivo masculinoCantidad de letras, vocales y consonantes de defensa antiaérea
Palabra inversa: aeréaitna asnefedNúmero de letras: 16
Posee un total de 9 vocales: e e a a i a é e a
Y un total de 7 consonantes: d f n s n t r
¿Es aceptada "defensa antiaérea" en el diccionario de la RAE?
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Abreviaturas empleadas en la definición
m. = sustantivo masculino
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Cómo citar la definición de defensa antiaérea
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