Geografía de Bolivia

1. El relieve de Bolivia presenta una extraordinaria variedad: altas montañas, amplias mesetas, profundos valles y extensas llanuras. Dos són los elementos morfológicos predominantes: el altiplano o puna que predomina al O y los llanos, paisaje imperante al este.
   
   
   El altiplano. Al penetrar en Bolivia la cordillera andina se ensancha hasta 800 km y forma dos ramas que aprisionan una elevada meseta, llamada altiplano o puna. En conjunto los Andes ocupan en Bolivia el 30 % de la extensión nacional. La cordillera Occidental es de formación geológica reciente. Se extiende de N a S como un muro compacto y macizo que se alza a unos 4000 m. De ella se desprenden algunos cordales secundarios: cordillera de Tata Sabaya, entre el río de este nombre y el Salar de Coipasa; de Sillilica, casi toda en territorio chileno, y de los Volcanes. Son frecuentes los aparatos volcánicos de altitud superior a 6000 m, circundados de. nieves perpetuas y en actividad algunos de ellos; destacan el Tacora, Sajama, Ollagüe y Limcancáur.
   
   La cordillera Real, más antigua que la anterior, presenta cumbres más elevadas en las que las nieves persistentes son más frecuentes; destacan los cerros de Sorata, Huani e Illimani. Se distinguen de N a S tres agrupaciones montañosas: cordilleras de Coololó, que procede del Perú, del Illampu y la de las Tres Cruces, de la que se desprenden hacia el N de Oruro varios ramales y hacia el S las cordilleras de los Frailes, y Lípez y con dirección al E la Sierra de Cochabamba y otras menos importantes. Los ramales que la cordillera Real desprende hacia los llanos del N forman profundos valles, llamados «yungas». Es una zona de transición, de poco más de 50 km de anchura, importante por sus especiales condiciones climáticas que la hacen la más humanizada de Bolivia.
   
   La puna presenta una altitud media de 3000 a 4000 m y una anchura de unos 200 km; ocupa todo el occidente boliviano. Aislada del resto del país por elevados macizos, se presenta como una inmensa cuenca cerrada, extremadamente horizontal. Es el resto de un extenso lago que en épocas geológicas anteriores cubrió la región por entero y que se rellenó más tarde con arcillas y materiales arrancados de las cordilleras vecinas. Extensos salares y borateras son los únicos accidentes dignos de mención en estos páramos deshumanizados.
   
   
   Los llanos. El oriente de Bolivia es una inmensa llanura, desde el río Acre hasta el Chaco. Sensiblemente horizontal, las diferencias geográficas provienen más del clima y la vegetación que de la topografía. El N es una amplia llanura fluvial, compuesta de arcillas y limos y surcada por potentes cursos de agua que vierten al Amazonas. Por su perfecta horizontalidad, en las épocas de lluvias se forman zonas inundadas de una extensión superior a los 100000 km2. El S es una llanura menos extensa, formada por materiales de acarreo procedentes de los Andes y recorrida por corrientes menos caudalosas, que vierten en el sistema del Plata. Acusa primero una ligera pendiente, que en el Chaco se hace insignificante y es causa de que en las fronteras con Brasil y Paraguay se formen zonas inundables casi tan extensas como las de las llanuras del N. Ambas planicies están separadas en el centro por un ligero abombamiento desprendido de la cordillera Real; su elevación no supera los 600 m, presenta afloramientos de gneis y granitos y enlaza con las mesetas brasileñas de Mato Grosso.
   
   
   Los ríos más caudalosos vierten al Amazonas.
   
   El altiplano es una cuenca cerrada de escasa importancia. Hay dos extensos lagos: el Titicaca, compartido con el Perú, en la zona norte, y el Poopó en la central; los demás tienen carácter intermitente según las lluvias. De las cordilleras bajan algunos riachuelos, que se filtran en seguida o forman pequeñas lagunas. El más importante de los ríos del altiplano es el Desaguadero, que nace en el Titicaca y termina en el Poopó.
   
   En las llanuras sudorientales la mayor parte de los ríos pertenecen a la cuenca del Plata, pero casi todos filtran sus aguas en las arenas del Chaco sin llegar a organizar su curso. El más importante es el Pilcomayo, que después de un largo tramo montañoso atraviesa el Chaco boliviano y forma más adelante la divisoria entre Paraguay y Argentina.
   
   Las corrientes más caudalosas se encuentran en los llanos del N y vierten al Amazonas por mediación de su afluente el Madeira. Por la amplitud de su cuenca destaca el Mamoré, con sus afluentes: Guaporé, Grande, Beni con el Madre de Dios, y Abuná. Son ríos caudalosos y navegables, que desbordan ampliamente sus márgenes en las épocas de crecida y forman extensas zonas pantanosas.
   
   Para más información ver: bolivia.

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