Artículo enciclopédico: historia de Canadá
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Historia de Canadá

La historia de Canadá se inicia con las primeras exploraciones de vikingos y pescadores europeos en sus costas.

A finales del siglo XV, Juan Cabot exploró la región, pero fue Jacques Cartier quien, en 1534, realizó la primera exploración significativa al recorrer el Golfo de San Lorenzo.

La colonización comenzó con el establecimiento de asentamientos como Port Royal y Quebec, impulsados por el comercio de pieles, marcando el inicio del dominio francés en la región.
 


historia de Canadá
  1. Primeras exploraciones. Parece probable que los vikingos navegaran por la región costera del país y desde finales del siglo xv pescadores britanos y normandos operaron en los Grandes Bancos de Terranova. Juan Cabot exploró la costa desde la citada isla hasta Nueva Escocia en 1497-98, pero la exploración efectiva fue iniciada por Jacques Cartier, que recorrió el Golfo de San Lorenzo en 1534. Al siguiente año remontó el río hasta el actual emplazamiento de Montreal. No fueron establecidos poblados hasta que se apreció debidamente la importancia del comercio de pieles, siendo los primeros los de Port Royal (Nueva Escocia) en 1605 y Quebec en 1608, por Samuel de Champlain. Pronto tramperos y misioneros llegaron a los Grandes Lagos y en 1682 La Salle llegó hasta la desembocadura del Misisipí. En el siglo xvii Francia reclamó un Imperio que se extendía desde el lago Superior hasta el Golfo de México.


    Dominio francés.

    La Colonia de Nueva Francia, bajo control de la Compañía del mismo nombre, fue transferida a la Corona en 1664. Más allá de los poblados se extendían los dominios de indígenas, misioneros y tramperos. Figuras notables de la época fueron: Jean Talón, primer administrador del Canadá; Frontenac, gobernador militar, y el obispo Laval.

    Al N de las regiones abiertas por los franceses, los tramperos ingleses ejercían gran actividad y, en 1670, Carlos II dio a la Compañía de la Bahía de Hudson el monopolio de las pieles en un extensísimo territorio; los comerciantes ingleses del Sur, temerosos de verse confinados a las fajas costeras presionaban hacia el N y O, ayudados por sus amigos los iroqueses. Este conflicto de intereses fue la versión norteamericana de la lucha de ámbito internacional desatada entre Francia e Inglaterra durante los siglos xvii y xviii. Por el Tratado de Utrecht (1713), Francia cedió a Gran Bretaña la Acadia (Nueva Escocia) y el territorio de la Compañía de la Bahía de Hudson.

    El Tratado duró treinta años y durante esta época prosperó la paz en Nueva Francia, aunque siguió la rivalidad político-comercial por el control del interior. La conquista militar de Nueva Francia se completó con la victoria de James Wolfe en los Llanos de Abra-ham (afueras de Quebec) en 1759; por el Tratado de París de 1763, Francia cedió el territorio del Canadá, salvo las islas de San Pedro y Miquelón, a la Corona inglesa.


    Acta de Quebec. La adquisición del valle del San Lorenzo enfrentó a Inglaterra con el grave problema de dictar leyes, religión e instituciones extrañas a una vieja colonia. Canadá no pudo ser gobernado como una simple posesión, compuesta por ingleses, y la Ley de Quebec de 1774 nombraba Gobernador e instituía un Consejo con poderes limitados, abría los cargos públicos a los católicos y protegía a la Iglesia. Las Trece Colonias americanas protestaron por esta medida, que en definitiva impidió la intervención de los franco-canadienses en las luchas entre Inglaterra y las citadas colonias.

    Después de la Guerra de Independencia de Estados Unidos, los Leales (Tories), emigraron al Canadá, estableciéndose en Nueva Escocia, Quebec y Ontario. Los grupos que habitaban el valle del San Lorenzo no encontraban ya satisfactoria la ley antes mencionada y sus diferencias recibieron solución expeditiva; el país fue dividido en Canadá Superior, inglés y protestante; y Canadá inferior, católico y francés.


    Guerra de 1812. La paz firmada entre Inglaterra y Estados Unidos en 1783 no fue sino una tregua inestable durante las tres décadas siguientes. Las disputas fronterizas y la influencia inglesa sobre los indios del NE provocaron el descontento norteamericano y dieron origen a la guerra de 1812-14, que fue decidida principalmente por el control inglés sobre el Atlántico. La invasión norteamericana acrecentó los sentimientos nacionales del Canadá, y la firma del Tratado de Gante, en 1814, demostró en definitiva que el país había de continuar dentro de la América del Norte inglesa.


    Unión del Canadá Superior e Inferior. La generación siguiente vio quintuplicada la población del país y la transformación económica de las colonias. En cada una de ellas existían diferencias entre su Gobernador y los Consejos, que en el país bajo estaban envenenadas por la lucha entre dos culturas diferentes. La lucha por un Gobierno autónomo provocó una sublevación, rápidamente sofocada, pero lo suficientemente seria para persuadir al Gobierno inglés de la conveniencia de una investigación, realizada por lord Durham. Como resultado de su informe se decretó la unión de ambas regiones en 1840 y, en 1848, dio principio a su existencia el Gobierno responsable.

    Las exploraciones continuaron, extendiéndose los poblados por los Grandes Lagos; en 1812 se fundó la colonia Lord Selkirk, en la actual Manitoba. Tramperos y traficantes, unidos ahora por la fusión de las dos grandes compañías peleteras, empujaban hacia el N y se exploraron los ríos Fraser y Columbia. La expansión hacia el O continuó y se provocaron fricciones entre Canadá y Estados Unidos, debido a lo dudoso de sus fronteras. El límite entre Maine y Nueva Brunswick fue fijado por el Tratado Webster-Ashburton, de 1842, y los límites con Oregón se determinaron en 1846.


    Confederación. El problema de defensa contra Estados Unidos, las dificultades políticas internas, así como las de su comercio y económicas, aceleraron el proceso de Federación entre las colonias separadas. La Confederación se llevó a efecto el 1 de julio de 1867, y se adhirieron a ella las provincias de Quebec, Ontario, Nueva Escocia y Nueva Brunswick. En los años siguientes, todas las posesiones de la Compañía de la Bahía de Hudson pasaron al Dominio del Canadá y la Columbia Británica entró en la Confederación en 1871; dos años más tarde siguió la unión de la Isla Príncipe Eduardo, así que para 1873 todas las colonias inglesas de América del Norte estaban unidas, salvo Terranova. Entretanto, Manitoba había sido convertida en provincia en 1870; Alberta y Sas-katchewan no siguieron su ejemplo hasta 1905. La expansión de los colonos hacia el O provocó el levantamiento de los mestizos que, aunque sofocado sin violencias, dejó un legado de hostilidad entre los católicos franco-canadienses y los protestantes ingleses. Un segundo levantamiento tuvo lugar en 1885 en Saskatchewan, dominado en una breve campaña militar. Los primeros ministros sir John A. McDonald y sir Wilfrid Laurier ocuparon, sucesivamente, el gobierno hasta comienzos del siglo xx.

    Aunque la Ley para la América del Norte inglesa concedía al Canadá amplios poderes sobre sus asuntos internos, aún quedaban algunos vestigios de la dominación colonial, especialmente en los asuntos externos. El Tratado de Washington mejoró las relaciones del país con Estados Unidos, y en el mismo año (1871), se zanjaron las disputas fronterizas respecto a la bahía del Puget Sound. Las fronteras de Alaska se establecieron en 1903 con un amplio margen a favor de los Estados Unidos.


    Primera Guerra Mundial. Las tropas canadienses entraron en acción en las batallas del Somme, Vimy, Passchendaele y Amiens y sufrieron severas pérdidas. El país fue firmante del Tratado de Versalles y se convirtió por derecho propio en miembro de la Sociedad de Naciones. La guerra provocó una tremenda expansión industrial, debilitada por la depresión subsiguiente.

    En la Conferencia Imperial de 1926 se reconocieron los estatutos del Canadá y otros dominios en la famosa declaración que afirmaba «eran autónomos respecto al Imperio Inglés, e iguales en derecho y no subordinados a ningún otro». El país hubo de sufrir los fuertes efectos de la depresión de 1929, prolongados por las tarifas aduaneras de la ley Hawley-Smoot, aprobada por Estados Unidos en 1930.


    Segunda Guerra Mundial y años posteriores. La declaración de guerra canadiense a Alemania se retrasó hasta el 10 de setiembre de 1939 para demostrar su independencia con respecto a Gran Bretaña. Sólo la Marina y las Fuerzas Aéreas entraron en acción durante los primeros años; los canadienses compartieron el desastre de Hong-Kong y formaron el grueso de las tropas del ataque en gran escala realizado sobre Dieppe en 1942. Participaron luego en la invasión de Sicilia e Italia, así como en la campaña de Nor-mandía y en la marcha hacia el Báltico, en 1944. El país hizo de campo de instrucción para muchas de las tropas de la Commonwealth Británica.

    Se estrecharon los lazos de amistad con Estados Unidos, y Canadá salió de su aislamiento al participar con decisión en el Tratado del Atlántico y en la Guerra de Corea. La Confederación definitiva se realizó en 1949 al convertirse Terranova en la décima provincia del Canadá. En 1953 se llegó a un acuerdo con Estados Unidos sobre el proyecto para unir los Grandes Lagos con el Atlántico mediante el río San Lorenzo; las obras comenzaron el año siguiente y quedaron terminadas en 1959, siendo inaugurado el gigantesco canal por la Reina Isabel II de Inglaterra y el Presidente de los Estados Unidos, Eisenhower.


    El crecimiento del país, combinado con las políticas de los sucesivos gobiernos liberales, dieron lugar a la aparición de una nueva identidad canadiense, que se caracterizó por la aprobación de la actual bandera de la hoja de arce en 1965, la aplicación del bilingüismo oficial (inglés y francés) en 1969 y el multiculturalismo oficial en 1971.

    Además de las cuestiones de soberanía de Quebec, una serie de crisis sacudió la sociedad canadiense en la década de 1980 y principios de la década de 1990. Estos incluyen la explosión del Vuelo 182 de Air India en 1985, la masacre de la Escuela Politécnica de Montreal en 1989 y la Crisis de Oka en 1990, la primera de una serie de violentos enfrentamientos entre el gobierno y los grupos aborígenes.

    Ese mismo año, Canadá se unió a la Guerra del Golfo como parte de una fuerza de coalición dirigida por Estados Unidos y participó en varias misiones de "mantenimiento de la paz" durante el resto de la década. Aunque envió tropas hacia Afganistán en 2001, se negó a enviar tropas a Irak cuando fue invadido por Estados Unidos en 2003.

    Para más información ver: Canadá.
Actualizado: 25/09/2015

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