Artículo enciclopédico: historia de la Antártida (las exploraciones)
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Historia de la Antártida (las exploraciones)

La historia de la Antártida se entrelaza con las exploraciones que, desde la antigüedad, han alimentado la curiosidad sobre las tierras del sur.

Desde las primeras nociones de un continente austral, mencionadas por pensadores como Parménides y Pomponio Mela, hasta los viajes de navegantes y cazadores de focas, la búsqueda de este territorio ha sido constante.

La confirmación de su existencia llegó con la expedición de Wilkes, revelando un continente que ha fascinado a la humanidad.
 


historia de la Antártida (las exploraciones)
  1. Primeras nociones. La prolongación hacia el S de las regiones conocidas del mundo, o la existencia de tierras en el S, fue antigua y persistente creencia. En la relación que hizo Herodoto de la circunnavegación de África por los fenicios en el año 600 a. de J.C. se insinúan los límites del continente. En el año 400 a. de J.C., Parménides de Grecia lanzó por primera vez la idea de un mundo austral que equilibrara el septentrional y en el año 43 de nuestra era Pomponio Mela, geógrafo romano, llamó antípodas a los habitantes de un continente meridional imaginario. Posteriormente, los viajes de varios navegantes, exploradores y cazadores de focas dieron a conocer la existencia de tierra en las aguas del S, lo que culminó cuando en pleno auge del tráfico de pieles de foca (181.9-25) se dio vista por primera vez a una tierra que hoy se sabe integrante de la Antártida y cuando la expedición de Wilkes (1838-42) llegó a la conclusión de que esa tierra formaba un verdadero continente. El estudio cronológico de algunos de los descubrimientos llevados a cabo en las regiones situadas al S de los otros continentes revela la continua atracción que ejercen las tierras desconocidas.

    Primeros exploradores. En 1488, Bartolomé Días, navegante portugués, dobló el Cabo de Buena Esperanza y llegó a los 40° latitud S. El también portugués Vasco de Gama demostró de nuevo en 1497 que África estaba separada del mítico continente austral. En 1520, Fernando Magallanes creyó que la Tierra de Fuego pertenecía al gran continente meridional, concepto desterrado por Sir Francis Drake en 1578. Los descubrimientos del hemisferio S continuaron durante los siglos xvi y xvii y se llegó al conocimiento de que Australia, Nueva Zelanda y Tasmania no formaban parte de la Antártida. En 1699, Edmund Halley, astrónomo británico, dirigió la primera expedición puramente científica al S en busca de tierras nuevas, la cual hubo de interrumpirse a causa del hielo. Este astrónomo hizo el primer mapa de las variaciones magnéticas en el sur.

    En 1768, el marino británico James Cook circunvaló Nueva Zelanda en su primer viaje. En el segundo (1776-80), con los buques Adventure y Resolutioh, este último bajo su mando personal, fue el primero que cruzó el Círculo Polar Antàrtico e hizo la primera circunnavegación del globo a latitudes tan australes, con lo que desterró la idea de la existencia de un gran continente meridional unido a las zonas templadas.


    Las expediciones en busca de focas: A principios del siglo xix comenzaron a frecuentar las aguas antárticas buques de bandera norteamericana. Eran, en su mayoría, cazadores de focas procedentes de Nueva Inglaterra en busca de pieles y aceite de focas. Estos emprendedores marinos guardaron celosamente el secreto del teatro de sus operaciones no sólo unos a otros sino a los cazadores extranjeros que pronto se les unieron en negocio tan lucrativo. Sin duda alguna, estos hombres fueron los primeros en avistar muchas de las islas de la región antàrtica y aun la península Palmer del continente años antes de los primeros descubrimientos registrados por la historia.

    Los años 1819-25 marcan la culminación de la caza de la foca, y fue durante ellos cuando se vio por primera vez el continente antártico en la península de Palmer y las islas que lo rodean (incluidas las Islas Shetland del Sur y las Oreadas) y cuando se realizaron las primeras exploraciones y se levantaron los primeros mapas de estas regiones. Entre los viajes efectuados anualmente por norteamericanos cabe citar los de James P. Sheffield y William Fanning en el buque Her sili a; Benjamin Pendleton en los barcos Frederick, Express, Free Gift y Hero; Nathaniel Brown Palmer en el Hero y el James Monroe; y Christopher Burdick y John Davis en los buques Cecilia, Huntress y Huron. Las expediciones británicas comprendieron las de William Smith y Edward Bransfield en el Williams; Richard Sherratt en el Trowbridge, que naufragó en la isla King George de las Shetland del Sur; George Powell en el Dove, acompañado por Nathaniel B. Palmer, que dio como resultado la publicación del primer mapa de las islas Oreadas del Sur y Shetland del Sur; James Weddell en el Jane; y Edward Hughes en el Sprightly.

    Entre las expediciones importantes que se llevaron a cabo entre 1819 y 1825 figura la del ruso Fabian Gottlieb von Bellingshausen, en los buques Vostok y Mir-ni (1819-21), que descubrió las islas Alejandro I y Pedro I, reconoció las Shetland y Sandwich del Sur y visitó las de Georgia del Sur y Macquarie. En esta expedición de Bellingshausen se basan las posibles reivindicaciones rusas sobre la región antàrtica.

    El inglés William Veale dirigió una expedición (1820-23) en el buque Princess of Wales y estuvo varado durante 22 meses en la isla Crozet. Benjamin Morrell, de Estados Unidos, realizó otra (1822-23) con el Wasp y fue el primero que desembarcó en la isla Bouvet, penetró en el Mar de Weddell hasta los 70° 15' de latitud S y exploró las islas Kergué-len y las Sandwich del Sur. El mapa de las islas Oreadas del Sur y la penetración en el Mar de Weddell hasta los 74° 15' de latitud S se deben a los británicos James Weddell y Matthew Brisbane (1822-24), en los buques Jane y Beaufoy.


    De 1825 a 1837. Los ingleses Alexander Sinclair y John Nunn llevaron a cabo una expedición (1825-29) con el Royal Sovereign, el cual naufragó; parte de la tripulación quedó abandonada durante tres años en la isla Kerguélen. El también británico Henry Foster partió con el Chanticleer y llevó a cabo reconocimientos magnéticos y observaciones con el péndulo en las islas Shetland del Sur (1828-31). Benjamin Pendleton, Nathaniel B. Palmer y A. S. Palmer, de Estados Unidos, a bordo de los buques Seraph, Annawan y Penguin (1829-30), realizaron una exploración científica de la zona comprendida entre la isla Elefante y los 103° de longitud O a través de las otras islas Shetland del Sur. Los hermanos Enderby, balleneros británicos, patrocinaron varias expediciones. John Biscoe dio la vuelta a la Antártida (1830-32) con los buques Tula y Lively; descubrió la Tierra de Enderby, porción continental que limita con el Océano índico, así como las islas Adelaide y Biscoe, y denominó Tierra de Graham a la península de Palmer. En 1833-34, con los buques Hopeful y Rose, Henry Rea continuó la exploración en nombre de los hermanos Enderby. Volvió atrás a los 60° de latitud S y 53° de longitud O cuando el Rose resultó aplastado por el hielo. Otro capitán de los Enderby, Peter Kemp, descubrió (1833-34) con el Magnet la Tierra de Kemp cercana a la Tierra de Enderby descubierta por Biscoe y es posible que avistara la isla Heard.

    Las exploraciones francesas fueron realizadas por Jules Sébastien César Dumont d’ Urville en los buques Astrolabe y Ze^e (1837-40). Descubrió las costas de Adélie y Clarie de la Tierra de Wilkes y reconoció de nuevo las Shetland, las Oreadas y la península de Palmer, la isla Joinville inclusive. Otro francés, M. Ce-cille, reconoció en 1837 las islas Crozet y el paso a través de las islas del Príncipe Eduardo.


    De 1838 a 1843. La primera vez que se reconoció que la Antártida es un verdadero continente fue durante la expedición dirigida (1838-42) por Charles Wilkes de la Armada de los Estados Unidos. Esta fue la primera expedición oficial estadounidense cuyo objeto era, en parte, explorar la región antàrtica. Wilkes costeó a lo largo de 2400 km la tierra que hoy lleva su nombre y que está situada al S de Australia desde los 95° a los 167° de longitud E. La expedición penetró profundamente en el Océano Pacífico casi hasta avistar la península Thurston y visitó las Shetland del Sur, la península de Luis Felipe (en el extremo de la península de Palmer) y la isla Macquarie.

    El inglés John Balleny, en nombre de los hermanos Enderby y con los buques Eliza Scott y Sabrina, descubrió (1838-39) la isla Balleny y puede que avistara la costa de Sabrina. El Sabrina y toda su tripulación se perdió en aguas antárticas.

    James Clark Ross, al mando de la expedición británica (1839-43), con los navios Erebus y Terror, estableció un nuevo paso hacia el continente cuando sus barcos se abrieron camino a través de los témpanos de hielo cerca del meridiano 180 y descubrieron el mar libre de Ross, la Tierra Victoria, la isla de Ross con sus volcanes en actividad y la Barrera de Ross o frente del Campo de Hielo de Ross. Los expedicionarios desembarcaron en las islas Possession y Franklin y circunnavegaron el continente, visitando o avistando las islas Príncipe Eduardo, Crozet, Kerguélen, Joinville y Balleny. También intentaron penetrar en el mar de Weddell.


    De 1850 a 1900. Los descubrimientos de la región antàrtica continuaron durante la segunda mitad del siglo xix merced a las expediciones científicas y a las encaminadas a la caza de ballenas y focas, que fueron patrocinadas por Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia y Noruega, de haber pasado a la otra zona polar (v. Regiones árticas) . Destacan entre ellas la expedición científica del Challenger, que dio la vuelta al mundo en 1872-76 (v. Challenger, Expedición del). Aunque no llegó a avistar el continente antàrtico, el navio visitó en 1874 las islas Príncipe Eduardo, Crozet, Kerguélen y Heard y se dirigió más al Sur.

    La Expedición Ballenera de Dundee (1892-93), al mando de los balleneros británicos A. Fairweather, T. Robertson y R. y J. Davidson, con los navios Balaena, Active, Diana y Polar Star, abrió camino en los reconocimientos balleneros y alcanzó importancia por las observaciones hechas por los médicos de los buques, William Speirs Bruce y C. W. Donald. La expedición de C. A. Larsen en el Jason (1892-93), a la vez exploradora y ballenera, recogió en la isla Seymour los primeros fósiles antárticos. El que, por lo general, está aceptado como primer desembarco en el continente de la Antártida tuvo lugar en Cabo Adare a cargo de una expedición (1894-95) del buque Antarctic dirigida por los balleneros noruegos Leonard Kristensen y H. J. Bull.

    La época de las expediciones científicas a la Antártida se inició con la expedición científica internacional belga (1897-99), dirigida por Adrien de Gerlache en el buque Bélgica. Figuraban en ella Frederick Albert Cook, médico norteameritano que más tarde pretendió haber llegado al Polo Norte, y el noruego Roald Amundsen. Después de explorar las Shetland del Sur, el archipiélago Palmer y el estrecho de Gerlache, el Bélgica fue aprisionado por los hielos a 71° 31' de latitud S y quedó a la deriva en el Mar de Bellingshausen al S de la isla de Pedro I. La expedición, la primera de que se tiene noticia que haya pasado el invierno más allá del círculo polar antàrtico, hizo valiosas observaciones científicas.

    La primera expedición científica (1898-1900) que invernó en el continente antàrtico fue la británica, dirigida por Carsten Egeberg Borchgrevink en el Southern Cross. Pasó el invierno en el cabo Adare, al S de Nueva Zelanda; exploró la costa de la Tierra Victoria y la gran barrera del Campo de Hielo de Ross; y descubrió la Bahía de las Ballenas, donde desembarcó y avanzó 10 km hacia el interior marcando un nuevo hito en las latitudes australes.

    Hazañas de principios del siglo xx

    Al doblar el siglo xix, el interés científico se enfocó en el continente antàrtico y el anhelo de alcanzar el Polo Sur sirvió de señuelo romántico. Es en esta época cuando se desarrollaron nuevas técnicas que permitieran vivir en tierra sin depender de los buques.


    De 1901 a 1905. Robert F. Scott dirigió ima expedición científica británica (1901-04) en los buques Dis-covery, Morning y Terra Nova y estableció una base invernal en el estuario McMurdo situado entre las isla Ross y la Tierra Victoria. Los expedicionarios .llevaron a cabo tres importantes viajes en trineo tierra adentro, uno a 610 km al S sobré el Campo de Hielo de Ross y los otros dos a 210 y 483 km en dirección O hasta una altura de 2743 m sobre la meseta de la Tierra Victoria. También descubrieron la punta de la península Eduardo VII y, en la Bahía de las Ballenas, realizaron el primer vuelo en globo cautivo sobre la Antártida. En esta expedición figuró Ernest Henry Shackleton.

    En 1901-03 hubo una exposición científica alemana, dirigida por Erich von Drygalski a bordo del Gauss, la cual efectuó observaciones e informes científicos muy extensos a pesar de haber estado aprisionada por el hielo durante un año en un punto situado a 90° de longitud E y 80 km de la costa. En esta misma época (1901-03), Nils Otto Gustar Nordenskjôld dirigió una expedición científica sueca que obtuvo importantes hallazgos sobre la relación, desde el punto de vista geológico, entre la Antártida y América del Sur, así como muchas otras observaciones e informes valiosos. Tras un reconocimiento preliminar del estrecho de Gerlache, los expedicionarios establecieron una base de invierno en la isla Snow Hill, de la que partieron en trineo al valle Richthofen y a la isla Ross. Esta expedición fue la que exploró por primera vez el lado NE de la península de Palmer. Su buque, el An-tarctic, después de invernar en Georgia del Sur, fue áplastado por los hielos y la tripulación entera fue rescatada por el cañonero argentino Uruguay (1903).

    W. S. Bruce, veterano de la Expedición Ballenera Dundee, dirigió la expedición científica escocesa (1902-04) que invernó en la isla Laurie de las Oreadas del Sur e inauguró una estación meteorológica que fue entregada a la Argentina, país que desde entonces la tiene a su cuidado. La partida de Bruce se adentró profundamente por el Mar de Weddell y, aunque descubrió la Tierra de Goats, no pudo desembarcar en ella.

    Jean B. Charcot mandó una expedición científica francesa (1903-05), a bordo del Francais, que se concentró en la porción occidental de la península de Palmer. Más tarde (1908-10) dirigió otra en el Pourquoi Pas?, que continuó las investigaciones en la costa occidental de la península de Palmer y exploró los mares de Bellingshausen y Amundsen.

    De 1907 a 1916. En esta época se logró la proeza romántica de conquistar el Polo Sur. Ernest Shackleton, al frente de la expedición británica (1907-09) y a bordo del Nimrod, invernó en el estuario McMurdo, envió una expedición en trineo que llegó a 156 km del Polo y descubrió el glaciar Beardmore y la meseta polar. Otra partida, dirigida por Tannati William Edgeworth David y en la que participaba Douglas Mawson, llegó en trineo hasta el polo magnético. Roald Amundsen, al frente de una expedición privada noruega (1910-12), a bordo del Fram, estableció una base en Framheim a orillas de la Bahía de las Ballenas y el 17 de diciembre de 1911 llegó al Polo Sur en un trineo tirado por perros. Un mes más tarde Robert F. Scott y cuatro compañeros alcanzaron asimismo el Polo Sur pero murieron de frío e inanición cuando regresaban a pie a su base en el estuario McMurdo. Scott había dirigido la expedición científica nacional británica (1910-13), en el Terra Nova, cuyos grandes hallazgos científicos estimularon la creación del Instituto Scott de Investigación Polar en Cam-brigde (Inglaterra).

    Douglas Mawson hizo un segundo viaje (1911-14) a la zona del Polo Sur Magnético como jefe de una expedición australiana. Durante ella realizaron cinco viajes importantes en trineo en la costa del Rey Jorge V, recogió muchas muestras y consiguió informes muy amplios.

    La Expedición Trans-Antàrtica Imperial Británica, a cuyo frente iba Ernest Shackleton (1914-16), fue proyectada como viaje en trineo desde el Mar de Weddell al de Ross. Después de que Shackleton y parte de los expedicionarios descubrieron la Costa de Caird, su buque, el Endurance, fue aplastado por los hielos. La tripulación consiguió escapar y se puso en camino hacia la isla Elefante; Shackleton y otros tres llegaron a la isla Georgia del Sur después de atravesar 1300 km en un pequeño bote ballenero y más tarde rescataron al resto de la expedición. En otra expedición británica (1920-22), Shackleton murió en la isla Georgia del Sur cuando se dirigía a la Antártida.


    Evolución de la pesca de ballenas. Durante los años que siguieron a la I Guerra Mundial, la gran industria ballenera que hasta entonces había centrado su campo de operaciones en la región de la isla de Georgia del Sur, comenzó a trasladar sus

    barcos balleneros y sus buques-factorías a otras zonas de la región, con lo que aumentó el interés por la Antártida. A mediados de siglo, la industria ballenera, la única de la Antártida, estaba rígidamente controlada por los acuerdos y la cooperación internacional con el fin de evitar la exterminación de las ballenas.. En Georgia del Sur se instalaron tres factorías balleneras: una británica, otra noruega y la tercera argentina.


    La comisión de descubrimientos (1925-39). Con el producto de la tributación impuesta a los balleneros en Georgia del Sur y las islas Falkland, el gobierno británico creó una comisión para ampliar la ayuda a la industria ballenera por medio del estudio del modo de vida de las ballenas y de las regiones balleneras del Antàrtico. En Georgia del Sur se fundó un laboratorio biológico que funcionaba durante la época de pesca de ballenas. Al principio se empleó para esta misión el viejo buque de Scott, el Discovery, pero fue substituido por dos especialmente equipados para la investigación, el William Scoresby, comisionado en 1926, y el Discovery II, en 1929. Grupos procedentes de estos barcos mercaron ballenas e hicieron extensos reconocimientos oceanográficos y biológicos por todas las aguas del Antàrtico al mismo tiempo que, en ocasiones, ampliaban los conocimientos geográficos sobre el continente y las islas subantárticas. El Discovery II dio la vuelta al continente varias veces, Una de ellas en 1932 durante el invierno.

    Estos buques prestaron ayuda a varias expediciones, como las de Rymill, Wilkins, Ellsworth y Byrd, y continuaron en servicio activo hasta el estallido de la II Guerra Mundial. El resultado de las investigaciones oceanográficas de los científicos de estos barcos y de las otras muchas expediciones a las aguas del Antàrtico, fue llegar a un conocimiento más minucioso de los mares que rodean el continente helado que de muchas zonas de los océanos templados y tropicales.


    Exploradores balleneros. Entre los balleneros noriiegos destaca Lars Christensen, propietario de una flota ballenera, por su activo interés en patrocinar y tomar parte en la exploración del Antàrtico (1927-37), como parte integrante de los cruceros estivales de su flota ballenera, que incluía buques tales como el Norvegia y el Thorshavn. En estas exploraciones figuraron como dirigentes, entre otros, Haakon Mosby, Harald Hortvedt, Ola Olstad, Nils Larsen, Hjalmar Riiser-Larsen *y Klarius Mikkelsen. También tomaron parte en las exploraciones y desembarcos las esposas de varios de los expedicionarios, como las de Larsen y Mikkelsen.

    Durante una década de actividad avanzó considerablemente la exploración en el Antàrtico. A excepción de las islas Bouvet y Pedro I, donde se hicieron reconocimientos, desembarcos y denuncias, las exploraciones se limitaron á las tierras de la Reina Maud, de Enderby, de Mac-Robertson y de la Princesa Isabel, situadas al S de África. Los descubrimientos más importantes fueron las costas del Príncipe Olav, del Príncipe Harald, de Leopoldo, de la Princesa Marta, de la Princesa Astrid, de la Princesa Ragnhild, de Lars Christensen y de Ingrid Christensen, así como la Bahía de las Focas, el Banco Gunnerus, los montes Vestfold y Larsemann y la montaña de Caroline Mikkelsen. También se reconocieron partes de la Costa de Kemp'y de la Tierra de Enderby.

    Además de los citados, otros barcos balleneros trabajaron durante este periodo en aguas antárticas y realizaron ocasionalmente labores de exploración: el Sevilla, Thorshammer, Seksern, Bouvet II, Bouvet III, Thorgaut, Torlyrt, Hilda Knudsen, Antarctic, C. A. Larsen, James Clark Ross y otros balleneros británicos, noruegos y japoneses.


    Exploración aérea: El año 1928 marcó el advenimiento de la aviación como medio de exploración de la Antártida y con ella el interés de América por la exploración del Antàrtico, que había estado latente durante casi un siglo, volvió a despertar.

    Wilkins y Byrd. La primera exploración aérea del Antàrtico fue la de G. Hubert Wilkins en nombre de Gran Bretaña y de Estados Unidos (1928-29), con base en el buque Hektoria. Se hicieron dos vuelos de reconocimiento en las cercanías de la isla de la Decepción el 26 de noviembre de 1928. El 20 de diciembre, C. B. Eielson y Wilkins volaron a lo largo de la costa E de la península de Palmer desde la isla de la Decepción hasta los 71° 20' de latitud S. El 10 de enero se efectuó un cuarto vuelo sobre el sector N de la zona recorrida en el tercero, el cual confirmó las observaciones hechas anteriormente. Wilkins creyó que la Tierra de Palmer era un archipiélago dividido por canales llenos de hielo, que más tarde resultaron ser glaciares.

    Richard E. Byrd dirigió la primera de sus fructíferas expediciones a la Antártida (1928-30) al frente de un grupo de científicos de los Estados Unidos que la realizaban con carácter particular, en los buques City of New Tork y Eleanor Bolling. En la Pequeña América, junto a la Bahía de las Ballenas, se instaló una base de 42 hombres, y Byrd, junto con H. June, Bernt Bal-chen y A. C. McKinley, voló sobre el Polo Sur el 29 de noviembre de 1929 en un trimotor Ford. En vuelos posteriores se descubrieron los montes Rockefeller de la Tierra de Eduardo VII y los montes Edse.l Ford de la Tierra de Marie Byrd. El geólogo L. M. Gould encabezó una expedición en trineo que se dirigió rumbo S a los montes de la Reina Maud. En uno de los vuelos de reconocimiento de los montes Rockefeller, el aparato estalló en el seno de una tormenta pero los tripulantes consiguieron salvarse. La expedición hizo valiosas observaciones científicas, relacionadas especialmente con la meteorología y el magnetismo.

    Hubert Wilkins, con R. L. V. Shannon, continuó el trabajo del año anterior en una expedición británica y estadounidense (1929-30) a bordo del William Sco-reby y de algunos buques balleneros. Varios vuelos sobre la península de Palmer llegaron en dirección S hasta la bahía Leroux y el valle Richthofen. Otros dos se realizaron a la isla Charcot; el primero fracasó por la niebla pero el segundo logró sobrevolarla con éxito en tiempo claro. Desde el buque se hizo un vuelo hasta un punto situado a 73° de latitud S y 101° de longitud O, sin conseguir ver tierra.


    Mawson y Byrd. La Expedición Investigadora Antàrtica británico-australiano-neozelandesa ( 1929-31 ) dirigida por Douglas Mawson en el Discovery, levantó un mapa con la situación aproximada de muchos puntos del litoral antàrtico entre los 45 y 75° de longitud E y continuó sus observaciones más al E hasta los 155°. Gran parte de la exploración costera se hizo desde el aire. El Cabo Dennison, la Costa de Adelia, el Cabo Goodenough, la Costa de Banzare, la isla Bowman, la Costa de Leopoldo y Astrid, el Cabo Dam-ley, la Bahía MacKenzie, la Tierra de Mac-Robertson, la Costa de Kemp y el Cabo Bruce fueron visitados o avistados. En las islas Possession, Kerguélen, Heard, Proclamation y Macquarie se realizaron investigaciones científicas.

    Richard E. Byrd dirigió de nuevo una expedición científica particular estadounidense (1933-35), que embarcó en el Bear of Oakland y en el Jacob Ruppert y llevó a cabo un extenso programa científico desde la base de la Peque ña América II a orillas de la Bahía de las Ballenas. La Pequeña América fue acondicionada de nuevo y agrandada para acomodar una partida de 56 hombres. Durante esta expedición, Byrd habitó en solitario durante cinco meses una base de vanguardia situada a 80° de latitud S, irnos 160 km tierra adentro, e hizo las primeras observaciones sobre la estación invernal en el interior. Los descubrimientos aéreos de la expedición comprendieron los montes Hor-lick, que se extienden desde los montes de la Reina Maud en dirección E, y los montes Hai Flood y Sidley, con lo que se ampliaron las fronteras de la Tierra de Marie Byrd. Por primera vez se emplearon tractores para explorar grandes superficies y, aunque dichas máquinas llegaron a más de 320 km por el E y mucho más por el S, las distancias más largas se recorrieron en trineos tirados por perros. En uno de estos viajes, dirigido hacia el S por Quin Blackburn, se hizo un reconocimiento geológico del glaciar Thorn; una segunda expedición encaminada hacia el E por Paul A. Siple exploró, cartografió y estudió biológica y geológicamente los montes Rockefeller y Edsel Ford, en la Tierra de Marie Byrd. T. C. Poulter, segundo jefe de la expedición, probó con medios geofísicos que la isla Roosevelt cubierta de nieve era una tierra situada sobre el nivel del mar y que el Campo de Hielo de Ross en las cercanías de la Pequeña América se encontraba varado en el fondo.

    Ellsworth, Rymill y otros. Lincoln Ellsworth capitaneó úna expedición particular de los Estados Unidos en el Wyatt Earp (1933-36). En sus viajes, que se limitaron a operaciones en la estación veraniega sin bases en tierra, le acompañó Hubert Wilkins en calidad de asesor. Tras dos años consecutivos de accidentes en el aparato, Ellsworth y su piloto, H. Hollick-Kenyon, realizaron el primer vuelo transantàrtico desde la Isla Dundee hasta la Pequeña América en la Bahía de las Ballenas después de efectuar cuatro aterrizajes en ruta. La gasolina se les acabó cuando faltaban 25 km para llegar a la Pequeña América, a donde luego fueron llevados por el Discovery II. En este vuelo descubrieron la Tierra de James W. Ellsworth, el estuario Jorge VI, la cordillera de la Eternidad, los montes Ellsworth y la altiplanicie Hollick-Kenyon.

    La expedición científica británica (1934-37) a la Tierra de Graham (península de Palmer)- fue dirigida por John R. Rymill en el Penóla. Durante el primer invierno se estableció una base en la isla Argentina y durante el segundo otra en la isla Debenham de la Bahía Marguerite. Con ayuda de aviones y trineos, los expedicionarios exploraron varias zonas de la península de Palmer. Atravesada ésta de parte a parte, se comprobó que Wilkins estaba equivocado al afirmar que la península se hallaba separada del continente por un estrecho. También se exploraron el Campo de Hielo de Wordie, el estuario Jorge VI y parte de la isla Alejandro I.

    Lincoln Ellsworth zarpó de nuevo en el Wyatt Earp (1938-39), examinó la Costa de Ingrid Christen-sen desde el mar y desde el aire y voló tierra adentro sobre la monótona capa de hielo hasta los 72° de latitud S y 79° de longitud E. Dio a esta zona el nombre de Meseta de América.

    Una expedición antàrtica alemana encabezada por Alfred Ritscher en el buque Schwabenland (1938-39) operó cerca de las costas de la Princesa Marta y de la Princesa Astrid. Durante tres semanas, los dos aeroplanos del buque realizaron tres series de vuelos y fotografiaron 350000 km2 de la región comprendida entre los 10° de longitud O y 20° de longitud E, a la que dieron el nombre de Nueva Suabia. Las fotografías tomadas ayudaron a levantar mapas.

    El francés Fabre de la Ripelle realizó a bordo del Bougainville (1939) una inspección oceanogràfica de las islas Crozet, Kerguélen, Marion y Príncipe Eduardo.

    Servicio antàrtico de los Estados Unidos. En 1939-41, Richard E. Byrd capitaneó una expedición científica en nombre del Gobierno de los Estados Unidos que llevó a cabo amplios programas de investigación. La expedición, que zarpó en los buques Bear y North Star, estableció una base occidental para 29 hombres al mando de Paul A. Siple en Pequeña América III, a orillas de la Bahía de las Ballenas, y una base oriental de 27 hombres dirigidos por Richard B. Black en la Isla Stonington de la Bahía Margarita. En combinación con la base occidental actuaba un equipo de enlace sobre nieve compuesto de cuatro hombres y a cuyo frente estaba F. Alton Wade.

    Byrd realizó seis vuelos exploratorios desde el Bear siguiendo el cuadrante del Pacífico y descubrió la posición de la Costa de Hobbs y posteriormente de la península de Thurston y de la Costa de Walgreen, primer eslabón costero entre la península de Palmer y la Tierra de Marie Byrd occidental. Los descubrimientos aéreos hechos desde la base occidental comprendían la porción central de la cordillera de la Reina Maud entre los glaciares Beardmore y Liv, demostración fotográfica de que los mares de Ross y de Wedell no están unidos, y la delincación de la Costa de Hobbs hasta el monte Ruth Siple, con inclusión del descubrimiento de las cadenas montañosas Hai Flood y Sidley. Se hicieron cuatro viajes en trineo a los montes Hai Flood, el monte Raymond Fosdick, las montañas Edsel Ford centrales y los montes Rockefeller. Desde la base oriental se realizaron vuelos y descubrimientos hasta las islas Charcot y Alejandro I, el estuario Jorge VI, la península de Palmer, la Cordillera de la Eternidad y la Costa de Weddell en dirección S hasta el paralelo 72 S, aproximadamente. En ambas bases dejaron depósitos de víveres y equipo para ampliar el radio de acción de las expediciones por aire y en trineo.


    Segunda Guerra Mundial y posguerra.

    Aunque el estallido de la II Guerra Mundial obstaculizó las exploraciones de la Antártida, la actividad en este continente durante la guerra fue considerable. En 1940 y 1941 fueron capturados por el buque alemán Raider 33 cerca del paralelo 60° S en el Atlántico meridional tres buques factorías noruegos y parte de sus flotas balleneras. Otro navio alemán, el Komet, operó muy abajo del Círculo Polar Antàrtico durante 516 días en un recorrido de 87000 millas náuticas. Entre ambos buques destruyeron barcos aliados (136550 t) además de capturar los balleneros con 22 500 t de aceite a bordo.

    En 1942, A. J. Oddera en el buque Primero de Mayo hizo un reconocimiento hidrográfico, instaló una baliza luminosa en las islas Melchior del archipiélago Palmer y visitó la isla de la Decepción y las islas Shetland del Sur con el fin de reivindicar para Argentina todas las tierras situadas hacia el S hasta el Polo comprendidas entre los 25 y 68° 34' de longitud O. Las señales de esta visita argentina a la isla de la Decepción fueron borradas en favor de Gran Bretaña por la expedición, sobre todo política, que E. W. Kitson dirigió en 1943 a bordo del Carnarvon Castle. En las islas Decepción y Signy, así como en las Oreadas del Sur, se izaron banderas británicas.


    Reconocimiento de la isla Falkland (Malvinas) por los británicos. A principios de 1943, Gran Bretaña estableció estaciones de vigilancia en el Antartico al S del Paso de Drake en nombre de los Aliados a fin de que estas bases no fueran utilizadas por la Armada alemana. Al terminar la II Guerra Mundial la ventaja politica de Gran Bretaña fue aumentando por la ocupación continua de estas bases y por la creación de otras nuevas, junto con un reconocimiento minucioso de toda la península de Palmer, la región de la Antártida cuyos mapas son más exactos. En la jefatura del Reconocimiento Británico de la isla Falkland, en particular durante sus años formativos, alternaron J. W. S. Marr, A. Taylor, E. W. Bingham y K. S. P. Butler. Además de la confección de mapas se llevaron a cabo amplias investigaciones en los campos de la meteorología, biología, geología, glaciología y geografía. Sus actividades políticas comprendían la eliminación de emblemas y bases argentinas dondequiera se hallaran y el establecimiento de oficinas oficiales de correos.

    Las bases británicas, ocupadas continua o intermitentemente desde 1943, están situadas en la isla Wiencke del Archipiélago Palmer, en la isla de la Decepción de las Shetland del Sur, en la isla Laurie de las Oreadas del Sur, en la península Luis Felipe (Trinidad) en la punta de la península de Palmer, en la isla Stoning-ton de la Bahía Margarita en la costa occidental de la península de Palmer, en las islas Argentina de la costa de esta península, en la isla del Rey Jorge de las Shetland del Sur, en la isla Signy de las Oreadas del Sur y en las islas Debenham de la Bahía Margarita. Esta última base fue construida originariamente por la, expedición de Rymill (1934-37), reparada en 1946 por los ingleses, quienes no la volvieron a ocupar y destruida por los argentinos en 1951 como acto de represalia.


    Unión Sudafricana. Al asumir la soberanía sobre las islas Marion y Príncipe Eduardo, la Unión Sudafricana estableció en 1947 una estación meteorológica en la isla Marion. En la base se introdujeron con éxito las ovejas, así como numerosas especies de árboles y otras plantas. A pesar de que la caza de focas fue grande en el pasado, aún hay en la isla de 5000 a 8000 elefantes de mar, así como una colonia compuesta por unas 200 focas de pelo pertenecientes a una especie que en otro tiempo se consideró extinta.


    Operación «Highjump». El grupo expedicionario de Fuerzas Especiales 68 de la armada estadounidense —«Operación Highjump»— constituyó la expedición más importante de las realizadas en la Antártida y estaba compuesto por 4000 hombres, 13 buques y 19 aviones. Al frente de las operaciones navales se hallaba el contraalmirante Richard Gruzen, así como el contraalmirante Byrd lo estaba del Proyecto de Desarrollo del Antàrtico y del programa exploratorio. La expedición constaba de dos unidades organizadas que trabajaban alrededor del continente y de una tercera que exploraba el interior desde la base Pequeña América. Se tomaron unas 70000 fotografías aéreas que sirvieron para trazar los mapas de la mayor parte de la línea costera y de sus zonas de influencia. Se descubrieron y fotografiaron varios centenares de miles de kilómetros cuadrados de costa y del interior y se llevaron a cabo amplias investigaciones científicas y extensos reconocimientos hidrográficos. El almirante Byrd sobrevoló por segunda vez el Polo Sur en uno de los dos aviones que tomaron parte en el vuelo.


    Expediciones del Gobierno argentino. Alentada por un nuevo gobierno promotor de reivindicaciones nacionales y por las crecientes disputas con Gran Bretaña y Chile en torno al mismo territorio del Antàrtico y ganosa de emular la expedición naval de los Estados Unidos de 1946, Argentina renovó su interés político por la Antártida. Durante el verano de 1947-48 entraron en aguas del Antàrtico, a través del Paso de Drake, unos 30 buques argentinos de diversas clases, entre ellos un buque de maniobras de gran porte con 5 almirantes a bordo, y unos 3500 soldados, marineros, aviadores y paisanos. Británicos y argentinos sostuvieron varias escaramuzas acusándose mutuamente con notas oficiales de protesta por las incursiones destructoras en las mutuas bases evacuadas, situación que llegó a su punto culminante el 1 de febrero de 1952 con el incidente de la Bahía de la Esperanza, en que una partida británica de desembarco fue obligada a retirarse por el fuego de los cañones argentinos que apuntaban sobre sus cabezas. Argentina presentó excusas con este motivo. Para evitar más incidentes, Argentina, Chile, Gran Bretaña y Estados Unidos participan unidos desde entonces en los movimientos de buques de guerra en aguas del Antàrtico.

    Las bases argentinas en la Antártida, de las que varias están muy cerca de bases británicas y chilenas, son la establecida en 1904 en la isla Laurie de las Oreadas del Sur, una estación meteorológica permanente en las islas Melchior del Archipiélago Palmer, la isla de la Decepción de las Shetland del Sur, Paradise Harbor en la costa occidental de la península de Palmer, las islas Debenham en la Bahía Margarita (cerca de la base oriental del Servicio Antàrtico de los EE. UU.) y la península de Luis Felipe en la punta de la península de Palmer. Cinco bases provisionales en las Shetland del Sur y tres en tierra firme de la península de Palmer, o en sus cercanías, fueron destruidas por los británicos al no hallarlas ocupadas, pero más tarde fueron reconstruidas y ocupadas temporalmente por Argentina.


    Expediciones del Gobierno chileno. El Gobierno de Chile comenzó a enviar en 1947 expediciones anuales que sirvieran de base a sus reclamaciones sobre todos los territorios que se extienden en dirección -S hasta el Polo Sur y comprendidos entre los 53° y 90° de longitud O. Los chilenos bautizaron de nuevo la península de Palmer con el nombre de «Tierra de O’Hig-gins» y fueron los primeros en llevar al Antàrtico un jefe de Estado. En febrero de 1948, el presidente Gabriel González Videla, acompañado de su esposa e hijas, los ministros de Defensa Nacional y de Tierras y Colonización, los tres comandantes en jefes de los ejércitos de tierra, mar y aire y un grupo de senadores, diputados y corresponsales de prensa, visitó la base Arturo Pratt en las Shetland del Sur y la bautizó con el nombre de Base Militar Bernardo O’Higgins en la península Luis Felipe de la península de Palmer.

    Las estaciones chilenas, establecidas esencialmente con fines militares y políticos, han realizado algunas observaciones meteorológicas y estudios científicos. Además de las dos bases ya citadas, Chile tiene otra en la Costa de Danco del O de la península de Palmer, así como cabañas-refugios sin ocupar en las islas Shetland del Sur.


    Expediciones francesas. Varias expediciones científicas francesas, dirigidas por Paul-Emile Victor, llegaron al Antàrtico a bordo de los buques Commandant Charcot (1948-51) y Tottan (1951-53) y establecieron bases en la Costa de Adelia en Port Martin (1950-52) y en Pointe Géologie (1952-53). El Commandant Charcot fracasó en su intento de abrirse camino a través de los témpanos de hielo hasta la costa de Adelia en la temporada 1948-49 y los expedicionarios tuvieron que limitarse a hacer reconocimientos y observaciones en las islas Balleny. La temporada siguiente, una partida compuesta de 11 hombres al mando de André F. Lio-tard desembarcó en la Costa de Adelia el 20 de enero de 1950, día en que se cumplía el 110 aniversario del descubrimiento de esta tierra por Dumont d’Urville. El grupo construyó una base en Port Martin, a unos 80 km al O de la base que en 1911-14 estableció Mawson en la borrascosa Bahía Commonwealth. A lo largo de la costa y en el interior se realizaron excursiones con fines científicos y cartográficos. Durante el verano de 1950 llegó una partida de relevo de 17 hombres con el propósito de invernar allí, compuesta en su mayor parte por científicos y capitaneada por Vaisseau M. Barré, la cual llevó a cabo desde entonces casi todo el programa científico trienal. Un viaje al interior con un recorrido de unos 240 km en dirección S demostró que la elevación de la tierra cubierta por la capa de hielo aumentaba substancialmente con la inclinación de la superficie. En la costa, a unos 80 km al E de la base de Port Martin, se construyó otra en Pointe Géologie por ser lugar menos azotado por el viento y más adecuado para una base. Había allí también un criadero de 5000 a 8000 pingüinos emperadores.

    El tercero y definitivo grupo de invierno había de dividirse entre Port Martin y Pointe Géologie, pero la base de Port Martin se quemó y hubo que abandonarla. En Pointe Géologie quedaron 7 hombres durante el invierno, los cuales fueron evacuados al comenzar la primavera de 1952. La ocupación de las islas Kerguélen por los franceses empezó en 1951 y todos los años llegaban con suministros grupos que comprendían unos 50 científicos y trabajadores. Se construyeron edificios, un muelle de descarga y carreteras. En el interior de las casas se practicó el cultivo de plantas sin tierra por medios hidropónicos; varios abetos, enebros, retamas de olor y saúcos sobrevivieron a su trasplante desde el N. Se introdujeron vacas, cerdos y aves de corral. La actividad primordial de la base son las observaciones meteorológicas.


    Expedición noruego-británico-sueca. Las ideas glaciológicas del eminente científico y diplomático sueco, Hans W. Ahlmann, animaron al envío al Antàrtico de una expedición internacional única en su género (1949-52), con el fin de intentar encontrar pruebas para cerciorarse de que el glaciar antàrtico está retrocediendo como lo hacen los del Artico en respuesta al ciclo de aumento de la temperatura iniciado en 1900. En la expedición, dirigida por John Giaever, uno de los ocho noruegos de los grupos de invierno, había también cinco suecos, tres británicos, dos australianos y un canadiense. Los grupos de invierno fueron aumentando cada año por unidades aéreas que correspondían alternativamente a los tres países organizadores de la expedición, así como por visitantes tan prestigiosos como Brian Roberts del Instituto Scott de Investigación Polar y H. U. Sverdrup del grupo de Investigación Polar noruego.

    Los expedicionarios llevaron a la práctica un programa científico notablemente intensivo, viajando en trineos tirados por perros, «weasels» construidos en Estados Unidos y aviones. Aunque parece que los estudios glaciológicos realizados no demuestran una correlación muy estrecha con la retirada de los glaciares del Artico, se confeccionaron mapas que comprendían de 65 000 a 96 000 km2 y se efectuaron importantes estudios en el campo de la meteorología, la geología y la fisiología.


    Expediciones australianas de investigaciones en el Antàrtico. A principios de la estación estival de 1947-48, la División Antàrtica del Departamento de Asuntos Exteriores de Australia inició la ocupación permanente de la isla Macquerie, que hasta aquel entonces sólo se había ocupado a intervalos cortos. El establecimiento inicial de la base se hizo bajo la dirección de Stuart A. Campbell con los buques Wyatt Earp y LST 3501. La misión primordial de la estación eran las observaciones meteorológicas y los estudios científicos.

    El 26 de diciembre de 1947 se izó en la isla Heard descubierta por Estados Unidos la bandera australiana como reivindicación oficial de la isla por este país; en 1951 se traspasó a Australia la antigua soberanía reclamada por Gran Bretaña. Se creó una gran estación. Estas expediciones australianas operan también en una estación situaba en la base Mawson del continente antàrtico. Lös informes sobre las investigaciones realizadas tanto en la isla Macquerie como en la Heard, que se enviaron con notoria rapidez, constituyen valiosas contribuciones a la ciencia y han sido muy difundidos con valor provisional.


    Expedicciones de los Estados Usatelos. Finn Rönne, veterano de dos de las expediciones de Byrd, encabezó una expedición norteamericana particular en el buque Port of Beaumont (1947-48) y volvió a ocupar la base oriental de la Expedición del Servicio Antàrtico de los Estados Unidos en la isla Stonington de la Bahía Margarita (península de Palmer). Se llevaron a cabo investigaciones y exploraciones científicas en estrecha cooperación con la base británica de reconocimiento más meridional, de reciente creación, situada a pocos metros de distancia. Cuando la expedición descubrió el Campo de Hielo de Lassiter y la Tierra de Edith Rönne, que limitan el Mar de Weddell meridional, halló la última de las grandes porciones del continente desconocidas para el hombre. Se encontró que no existía el Campo de Hielo de Filchner. Se descubrieron nuevas tierras y se enmendaron antiguas posiciones a lo largo de la costa del Mar de Weddell de la península de Palmer. Los vuelos de Ronne, el piloto J. Wl Lassiter y el fotógrafo W. R. Latady llegaron en esta zona hasta aproximadamente los 79° de latitud S; hubo frecuentes aterrizajes para determinar posiciones. La Expedición Ronne de Investigaciones Antárticas fue la primera, entre las que invernaron en el Antàrtico, que llevó mujeres entre sus componentes: la señora Edith Ronne y la señora Harry Darlington.

    La expedición Task Force 39 de la Armada de los Estados Unidos, «Operación Windmill» (1947-48), al mando del comandante G. L. Ketchum en los rompehielos Burtón Island y Edisto, llegó a tiempo de liberar del hielo al Port of Beaumont de Ronne para el viaje de regreso a los Estados Unidos. Los rompehielos transportaban tres helicópteros, un hidroplano, dos lanchas a motor tipo Groenlandia y 500 personas, entré ellas 10 científicos civiles. Se ocuparon estaciones geodésicas en las costas Guillermo II, Reina María, Knox y Budd de la Tierra de Wilkes; en las islas Haswell, Gillies,

    Ross, Pedro I y Stonington; y en los lagos Bungers y en Pequeña América. La exploración de la mayoría de estas regiones se amplió con la toma de fotografías aéreas y de películas. Se realizaron muchas observaciones hidrográficas, meteorológicas, geológicas y geográficas y se recogieron numerosos especímenes.


    Año Geofísico Internacional. En 1954 eran varias las naciones que tenían establecidas bases que podían utilizarse para llevar a cabo simultáneamente programas científicos de meteorología, física ionosférica de las auroras y resplandores, glaciología, oceanografía, sismología, medición de la gravedad, rayos cósmicos y geomagnetismo durante el Año Geofísico Internacional 1957-58. Los conocimientos que se obtuvieran habían de ser compartidos por las naciones participantes. El primer país en establecer una base expresamente para el Año Geofísico Internacional fue Australia. En 1954 zarpó en el Kista Dan una expedición oficial australiana que fijó un grupo de 10 hombres en cuatro cabañas de la base Mawson en la Tierra de Enderby. Durante la primera noche de invierno realizaron un viaje de 160 km en dirección este en «weasel» (especie de vehículo para deslizarse por la nieve), durante el que tuvieron experiencias penosas como la de ser volcados por los fuertes vientos. Francia y la URSS establecieron sus estaciones en 1955-56.

    Avanzado el año 1954, los Estados Unidos enviaron al Antártico una expedición naval en el Atka con el fin de visitar la zona del Mar de Ross y examinar el estado de las bases de la Pequeña América en la Bahía de las Ballenas, como preparativo para el establecimiento de bases con las que los Estados Unidos pudieran cooperar en los programas del Año Geofísico Internacional. El consejero técnico por parte de los Estados Unidos fue el contraalmirante Byrd, decano de los exploradores polares norteamericanos.

    Para más información ver: antártida.
Actualizado: 22/02/2015

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