Historia de la artillería de campaña

1. El primer cañón que empleó la pólvora como carga de proyección fue construido por un monje alemán llamado Berthold Schwarz en 1313. Estas armas, que se fabricaron en Gante, una de las cuales fue enviada a Inglaterra en 1314, fueron conocidas con el nombre de Vasi o Pots de Fer. Disparaban una flecha desde un receptáculo en forma de vaso, dentro del cual se colocaba la pólvora. El fuego se provocaba por medio de un hierro caliente aplicado al oído del cañón, procedimiento que, con muy pocas mejoras, se conservó durante 500 años.
   
   Aunque se dice que Eduardo III empleó el cañón en sus campañas contra los escoceses en 1327, la primera referencia histórica del empleo de la artillería data de la batalla de Crécy (1346). A partir de entonces la artillería desempeñó un papel cada vez más importante en el campo de batalla, aunque la escasez de la pólvora y las innumerables dificultades mecánicas de la construcción y transporte de la nueva arma impidieron que llegara a convertirse en la más importante hasta mucho tiempo después.
   
   Gustavo Adolfo, rey de Suecia, fue el primer jefe militar que se dio perfecta cuenta del poder de la artillería como arma móvil. Sus convicciones a este respecto quedaron ratificadas al emplear con sorprendente éxito cañones ligeros de 50,8 y 101,6 mm en el año 1630.
   
   Tras la Guerra de los Siete Años, los austríacos se percataron a su vez de la importancia de la nueva arma y encargaron al príncipe de Lichtenstein la organización de su artillería. En la misma época los franceses organizaban su artillería montada. De esta forma, Francia y Austria contribuyeron en alto grado a la evolución de los ejércitos en ese siglo.
   
   Napoleón, que estudió artillería en su juventud, hizo un amplio y eficaz empleo de dicha arma en todas sus batallas. Los años 1859-60 señalaron uno de los mayores progresos del arma con la adopción, en su construcción, del hierro forjado y la aparición de cañones zunchados, armas de retrocarga que disparaban proyectiles cilíndricos, que vinieron a substituir a los antiguos fundidos en hierro o bronce, de ánima lisa, sistema de avancarga y proyectil redondo.
   
   
   
   Cañón rayado de avancarga Armstrong de 40 libras que perteneció a la corbeta Esmeralda, rescatado del pecio de la misma, en Iquique. Estas piezas fueron construidas en la Real Fábrica de Cañones de Elswick, Newcastle-on-Tyne, Inglaterra, de fierro forjado zunchado. CC
   
   
   En Estados Unidos se empleó la artillería por vez primera en gran escala durante la Guerra de Secesión, aun cuando la pericia técnica americana había hecho importantes contribuciones tanto en lo que se refiere al perfeccionamiento del material como a la técnica del tiro. En dicha guerra se demostró la eficacia del tiro a distancias superiores a las hasta entonces conseguidas, ya que en algunos casos se sobrepasaron los 2400 m. La habilidad y audaz empleo de la artillería en esta guerra dieron lugar a un sorprendente avance táctico.
   
   En 1872 se inició la reorganización y desarrollo técnico de la artillería alemana, que había de desembocar en la poderosa artillería de la I Guerra Mundial. En primer lugar, los alemanes emplearon con gran éxito la artillería superpesada del tipo de los obuses de 42 cm empleados en la demolición de los fuertes belgas y el coloso «Gran Bertha», que hacía fuego desde un carruaje montado sobre vía férrea y se empleó para cañonear París desde una distancia aproximada de 60 km. La I Guerra Mundial revolucionó el tamaño y tipo de munición, al mismo tiempo que la aparición del motor de explosión modificaba radical y rápidamente los métodos de transporte.
   
   
   
   Gran Bertha: Fotografía de propaganda de un prototipo emplazado del obús Big Bertha. CC
   
   
   Fue en la I Guerra Mundial cuando por vez primera se empleó la artillería en masa para producir las barreras o cortinas de fuego en sus distintas modalidades: fijas, móviles, de enjaulamiento, etc. Las artillerías francesa e inglesa consumieron hasta 40 000 t de munición en un solo día, varias veces el peso de las bombas lanzadas en cualquier día de la II Guerra Mundial.
   
   La artillería de campaña, en la actualidad, está compuesta de dos tipos de armas: el cañón, que tiene una gran velocidad inicial y es de trayectoria rasante, y el obús, que con su menor velocidad inicial y trayectoria curva puede batir objetivos inasequibles por fuego directo.
   
   En algunos ejércitos, como ocurre en el de los Estados Unidos, la artillería de campaña ha sido clasificada posteriormente, con relación al calibre de las piezas, en artillería ligera, que comprende todos los calibres hasta el obús de 105 mm inclusive; artillería media, que abarca los calibres superiores a 105 mm incluyendo el obús de 155 mm; y artillería pesada, que maneja piezas de calibre superior, como los obuses de 203 y 240 mm y el cañón de 203 milímetros.
   
   
   
   Obús británico de 5,5 (139,7 mm) pulgadas. CC
   
   
   

   Artillería luego de las Guerras Mundiales

   
   
   El principal avance en la técnica artillera durante las dos guerras mundiales consistió en la creación de un centro de dirección de tiro para la corrección del fuego. Este sistema permite concentrar los fuegos de dos o más unidades de artillería, situadas en distintos puntos, sobre un mismo objetivo. De esta forma, cientos de cañones pueden concentrar sus fuegos con gran precisión sobre un objetivo y efectuar rápidamente el transporte de tiro sobre otro.
   
   El desarrollo de la técnica de dirección de tiro influyó en la actual organización de la artillería, cuya misión primordial en nuestros días consiste en el apoyo a la infantería y fuerzas acorazadas, así como a las aerotransportadas.
   
   La división de infantería del Ejército norteamericano se organizó de modo que comprendía cinco grupos de combate (cuatro compañías de fusileros y una batería de morteros cada uno) y dos grupos de artillería (uno ligero, con cinco baterías de obuses de 105 mm; y otro compuesto de dos baterías de obuses de 155 mm, una batería de obuses de 203 mm y una batería con dos cohetes «Honest John» de 762 mm). Esta división experimentó posteriormente cierto número de modificaciones (v. División).
   
   
   
   Cohete Honest John. CC
   
   
   La división acorazada consta de tres grupos de obuses de 105 mm autopropulsados (tres baterías) y un grupo formado por dos baterías de obuses autopropulsados de 155 mm, una batería autopropulsada de obuses de 203 mm y una batería con dos cohetes «Honest John» de 762 mm. Todas las piezas de la división acorazada van montadas en vehículos orugas que les proporcionan gran movilidad en campaña.
   
   Para aumentar la potencia de la división, cuando las operaciones lo requieran, se dispone de una artillería adicional que se asigna a los ejércitos en la medida de sus necesidades.
   
   En cuanto a organización, la artillería de ejército está compuesta de regimientos y brigadas, superada la unidad básica de fuego, que es el grupo. Estas unidades son en extremo flexibles y tanto grupos como regimientos pueden ser intercambiados libremente según lo requieran las circunstancias.
   
   Tanto la artillería de cuerpo de ejército como la de ejército incluye brigadas de artillería antiaérea. La artillería de cuerpo de ejército cuenta con tres grupos de cohetes «Honest John» de 762 mm y otros tres «Lacrosse».
   
   Por su parte, la artillería de ejército dispone de tres batallones «corporal» y un grupo «redstone». Algunas de las funciones de apoyo a la infantería tradicionalmente encomendadas a la artillería de campaña han sido traspasadas a las armas contracarro (Bazooka), los morteros y los fusiles sin retroceso (hasta 105 mm asignados a las fuerzas de infantería).
   
   La munición para las piezas de 105 mm es de proyectil sin engarzar. En la artillería pesada la carga viene por separado. La única pieza de artillería importante de menor calibre que el de 105 mm es el obús de montaña de 75 mm empleado por las divisiones aerotransportadas y de montaña. Su munición es de proyectil engarzado. La artillería de campaña emplea gran diversidad de espoletas, entre las cuales las más corrientes son la espoleta de percusión (sobre el punto de impacto) y la de proximidad. Véase Munición; Espoleta.
   
   Toda la artillería en la actualidad está prácticamente mecanizada y, en países más avanzados, computarizada.
   
   El transporte a lomo puede emplearse en terreno accidentado. La mayor parte de la artillería se vale del camión y la autopropulsada.
   
   ♦ Para más información ver: Artillería De Campaña.

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