Historia de las cirugías del cerebro: sus inicios (1700-1960)

1. El médico italiano Domenico Cotugno (1736-1833) llamó la atención sobre la presencia de un líquido existente en las cavidades del sistema nervioso central y en los espacios que rodean el cerebro y la medula espinal y describió su circulación y mecanismo. La posibilidad de abordar las lesiones producidas en la cavidad craneal depende, sobre todo, del completo conocimiento de la mecánica del líquido en cuestión. Robert Whytt (1714-66) señaló que, si la circulación del líquido se obstruye, se eleva la presión en los ventrículos o cavidades del cerebro por encima del sitio de la obstrucción, se dilatan los ventrículos y se produce un hidrocéfalo interno. Los experimentos realizados por Walter Dandy a partir de este descubrimiento ilustran los principios sobre los que se asienta el tratamiento quirúrgico de la Hidrocefalia.
   
   François Magendie y Charles Bell demostraron que a cada segmento de la médula corresponden dos pares de raíces nerviosas. El par anterior lleva estímulos desde la medula a los músculos, mientras que el posterior los trasmite desde la piel, músculos y articulaciones a la médula espinal. Ambas raíces, anterior y posterior, son los componentes de los nervios situados en las extremidades y el tronco. El conocimiento de estos hechos indujo a investigar la capacidad de regeneración de las fibras nerviosas periféricas después de las lesiones. El valor de estos experimentos quedó patente durante la II Guerra Mundial mediante el eficaz tratamiento de las lesiones de los nervios periféricos.
   
   En 1870 los experimentos de Gustav Fritsch (1838-1927) y Eduard Hitzig (1838-1907) establecieron que el cerebro podía ser estimulado con una corriente eléctrica y que la estimulación de ciertas zonas producía movimientos de varios grupos de músculos del cuerpo. Tales estudios de localización fueron ampliados, mediante experimentos de estimulación realizados en monos y mamíferos inferiores, por Sir Victor Horsley (1857-1916) y por innumerables investigaciones clínicas llevadas a cabo por médicos dedicados a las enfermedades del sistema nervioso, Fruto de estos trabajos fue el descubrimiento de que en muchos casos los síntomas de enfermedades del sistema nervioso pueden ser atribuidos, casi matemáticamente, a la lesión de una zona determinada del cerebro, medula espinal o nervios periféricos. Por su práctica como cirujano y su experiencia como neurofisiólogo, Horsley estaba en condiciones de intervenir y actuar sobre aquellas áreas del sistema nervioso del hombre, responsables de los síntomas patológicos. Sus logros pueden resumirse así: 1) previno la infección de las heridas; 2) se familiarizó con la acción de los anestésicos sobre el cerebro; 3) en vez de realizar la incisión crucial, entonces corriente, empleó la incisión curvada y cubrió la herida con un colgajo, en forma de herradura, de cuero cabelludo y músculo; y 4) controló la hemorragia.
   
   La primera operación de Horsley fue practicada el 25 de mayo de 1886 sobre un joven escocés que 15 años antes había recibido una fractura abierta del lado izquierdo del cráneo. Ocho años después del accidente comenzó a sufrir convulsiones y a ser víctima de parálisis parcial. Horsley extirpó la cicatriz del cerebro de tal suerte que el paciente se recobró perfectamente y quedó libre de las convulsiones. Un año después extirpaba, por primera vez en la historia, un tumor de la médula espinal.
   
   
   Técnicas médicas del siglo XX.
   
   Desde los tiempos de Horsley, la técnica operatoria de la cirugía neurológica ha venido siendo ampliada y perfeccionada por los cirujanos modernos hasta constituir una de las facetas más sobresalientes de la cirugía. Actualmente, en las operaciones del cerebro se practica una incisión cuidadosamente planeada, a través del cuero cabelludo, músculos y huesos, de tamaño adecuado para exponer la zona afectada. No se sacrifica el hueso, como en la técnica de Horsley, sino que se le deja unido al pericráneo de tal modo que pueda reponerse nuevamente en su situación original. A Harvey Cushing, Charles Frazier (1870-1936), Charles Elsberg (1871-1948), Ernest Sachs (n. en 1879) y Alfred Adson (1887-1951) corresponde el honor de ser los iniciadores de esta técnica.
   
   Desgraciadamente, los síntomas de las enfermedades del sistema nervioso susceptibles de tratamiento quirúrgico no son siempre claramente definidos. Se han ideado multitud de medios auxiliares de diagnóstico para la localización de la lesión. La neumoencefalografía consiste en la inyección de aire u otros gases en los ventrículos cerebrales y los espacios subaracnoideos. La zona ocupada por la lesión, irrecognoscible a veces por la sintomatologia clínica, produce una deformidad en el perfil de estas cavidades y de este modo ayuda a hacer el diagnóstico. La electroencefalografía (v. Electroencefalógrafo) registra las ondas de la actividad cerebral por métodos eléctricos y permite compararlos con las ondas de la actividad normal. La angiografía inyecta en las arterias y venas del cerebro sustancias opacas de manera que pueda estudiarse su forma en película radiográfica. La mielografía consiste en la introducción de aire, oxígeno o sustancias opacas en el espacio subaracnoideo para poner de manifiesto los defectos del contorno del saco durai de la medula. Pueden inyectarse en la sangre ciertos radioisótopos que se concentran selectivamente en las zonas enfermas del cerebro, tras de lo cual, el grado de concentración podrá determinarse con alguna modalidad de Contador Geiger-Müller y registrarse en trazados. Véase Energía atómica, Radiobiología, Utilizaciones biológicas de productos de los reactores nucleares.
   
   Diversos adelantos técnicos de mediados del siglo XX han permitido ensanchar las fronteras de la cirugía cerebral. Entre ellos figura el escalpelo de corriente de alta frecuencia, espuma de fibrina para hemostasia, aspiradores, refinamiento en la manufactura de instrumentos, empleo del electroencefalógrafo en la mesa de operaciones, nuevos métodos de anestesia, advenimiento de la quimio-antibiotera-pia, la refrigeración del paciente para disminuir su metabolismo y prevenir el shock, el empleo de isótopos radiactivos para la activación de cobalto y un uso más efectivo de los rayos X con fines terapéuticos.
   
   Las técnicas de extirpación de tumores cerebrales, abscesos y tumores de la medula espinal, la reparación de lesiones en la medula y nervios periféricos y la sección de algunos nervios para el alivio de dolores rebeldes han contribuido a perfeccionar los conocimientos fisiológicos. Particularmente importante es el que se refiere a la relación existente entre el sistema nervioso simpático y la hipertensión arterial y enfermedades vasculares de las extremidades. Las investigaciones experimentales relativas a las funciones más primitivas de porciones del cerebro, el efecto de las ondas ultrasónicas sobre la fisiología del sistema nervioso y el empleo de radioisótopos en diferentes métodos de diagnóstico y terapéutica siguen ampliando los horizontes de esta rama de la cirugía. Véase Encéfalo.
   
   Para más información ver: cerebro, cirugía del.

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