Selección y producción porcina

1. La demanda de manteca de cerdo y su alta cotización inducen a los porcinocultores a seleccionar animales jóvenes de huesos delgados y muslos carnosos porque engordan pronto y fácilmente. Se les destina a sementales y en dos años es posible criar tres generaciones y disponer de un número adecuado para la explotación. En contraste con la vaca, caballo y oveja, los cambios se efectúan en el cerdo con sorprendente rapidez. Por ejemplo, de una camada corriente selecciona el porcinocultor el macho más apropiado para sus fines; de manera análoga elige de otra camada la hembra que a su juicio reúne las mejores condiciones. Tiene ya los animales que fecundarán el tipo básico. A la edad de siete u ocho meses, cuando estos animales alcanzan madurez sexual, pueden aparearse y tras un periodo de gestación de 16 semanas cabe esperar razonablemente del apareo seis, siete u ocho cochinillos. En la época del destete, la marrana puede ser cubierta de nuevo por el mismo macho y de este segundo apareo resultan probablemente de siete a nueve crías, lo que significa que en un año es posible obtener de trece a diecisiete retoños sin que los progenitores sobrepasen los dieciocho meses de edad. El porcinocultor puede hacer otros apareos experimentales con todos ellos; padre e hija, hijo y madre y hermano y hermana. Aun en el caso de que de los nacidos sólo el 20 % corresponda al tipo requerido, el porcinocultor dispone todavía de tres crías apropiadas y la pareja básica y puede entonces seleccionar de este grupo, para la reproducción, las hembras fecundas que ofrezcan mejores promesas de maternidad. Las madres no aptas se venden y son remplazadas por marranas jóvenes (aún no maduras sexualmente) del tipo requerido, que prometen ser buenas madres. Así, la reproducción del cerdo contrasta notablemente con la de vacas o caballos, que, seleccionados, no alcanzan la madurez sexual hasta los dos años, paren una cría por año y, en caso de resultar deseable el 20 % de la estirpe, sólo pueden producir un buen ejemplar en cinco años frente a tres en los cerdos al cabo de 18 meses. Otro factor en la selección y reproducción porcina es el hecho de que los cerdos sólo se aprovechan por su carne. En ellos se desarrolla primeramente la Carne del músculo para ser cubierta luego por la grasa. Por eso, los animales que no engordan pronto o tan temprano como fuera de desear pueden conservarse algunos meses más hasta alcanzar el grado requerido para la venta. Los que engordan demasiado rápidamente pueden venderse en un peso más ligero.
   
   La explotación porcina exige gran cuidado si se desea obtener un rendimiento provechoso. Los animales deben estar bien alimentados y estabulados en sitios secos y limpios. Una manera ideal de proporcionarles cobijo es la construcción de casetas en colonia (pequeñas y transportables), lo suficientemente grandes para albergar a una marrana y su camada. Las casetas de esta clase pueden llevarse a terrenos limpios con el fin de evitar a las crías el contacto con suelos contaminados por parásitos, huevos de parásito o bacterias patógenas. Los léchones deben ser castrados a las cuatro semanas, destetados a las nueve y vendidos al medio año cuando pesan en bruto de 90 a 100 kg y en neto de 75 a 77 kilogramos.
   
   No todos los apareos resultan tan fecundos como en el caso hipotético citado con anterioridad, aunque es el promedio. Cabe esperar de las marranas, en su primera preñez, una camada de seis, siete u ocho crías y de siete a nueve al alcanzar una mayor madurez sexual. No obstante, el 40 % de los lechones mueren antes de ser destetados. Las estadísticas también señalan que únicamente un tercio de los cerdos criados y vendidos rinden beneficios; otro tercio no produce ganancias ni pérdidas y el restante se vende por bajo, del dinero gastado en criarlos y alimentarlos. Este bajo rendimiento se debe, sobre todo, a la deficiente explotación. Además, los parásitos originan gran parte de las pérdidas, aunque de modo tan insidioso que apenas si lo advierte el propietario.
   
   Para más información ver: cerdo.

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