Abderrahmán II fue un destacado emir de Córdoba entre 791 y 852, hijo de Alháquem I.
Su reinado se caracterizó por su valentía en la guerra, aunque enfrentó dificultades en tiempos de paz, siendo influenciado por figuras como su favorita Tárub y el músico Ziryab.
A pesar de su naturaleza pacífica, tuvo que reprimir varias rebeliones y liderar exitosas campañas contra los cristianos.
También convocó un concilio en Córdoba que abordó cuestiones de fe y martirio entre los mozárabes.
Biografía de Abderrahmán II
(791-852). Emir independiente de Córdoba, hijo de Alháquem I, a quien sucedió en el trono. Intrépido en la guerra y débil en la paz, se dejó dominar por su favorita Tárub, el berberisco Yahia, el músico Ziryab y el eunuco Nasr. Aunque pacífico por naturaleza, hubo de sofocar varias rebeliones, como las de las ciudades de Mérida y Toledo (887) y la de su tío-abuelo Abdalá, hijo de Abderrahmán I, a quien, después de perdonarle generosamente, concedió el gobierno de Tadmir. Dirigió o envió afortunadas expediciones contra los cristianos de Asturias y Cataluña y rechazó a los normandos, que habían remontado el Guadalquivir hasta Sevilla. En el año 839 convocó en Córdoba un Concilio, que, presidido por el arzobispo de Sevilla, Recafredo, no llegó a condenar el martirio voluntario al que se prestaban frecuentemente los mozárabes, pero, a tenor de los deseos del emir y a pesar de las protestas del obispo Saúl de Córdoba y el escritor Eulogio, prohibió a los cristianos que lo afrontaran. Como gran parte de éstos siguiera buscando la muerte por la fe, desencadenó contra ellos una cruel persecución que vino a dar más nombres —las santas Flora y María, por ejemplo— al martirologio cristiano. Poeta ingenioso y elegante, escribió unos Anales de España, fomentó las ciencias, las artes y la agricultura, dotó la capital de aguas, baños públicos, escuelas y excelentes caminos y la embelleció con hermosos monumentos.