La aberración de la luz es un fenómeno astronómico que se manifiesta como el desplazamiento aparente de estrellas y otros cuerpos celestes.
Este efecto ocurre debido al movimiento de la Tierra en su órbita y a la velocidad finita de la luz.
A medida que la Tierra se desplaza, la posición de las estrellas parece cambiar, creando la ilusión de que cada estrella describe una pequeña órbita cerrada en el cielo.
Este fenómeno es fundamental para entender la observación astronómica.
Desplazamiento aparente de una estrella u otro cuerpo celeste producida conjuntamente por el movimiento de la Tierra y la velocidad finita de la luz. A medida que la Tierra recorre su órbita, este corrimiento, que se efectúa siempre en la dirección del movimiento terrestre, cambia continuamente de rumbo. En el transcurso de un Año sideral parece, por tanto, como si cada estrella completase una pequeña órbita cerrada en el firmamento. Por ejemplo, en la parte superior derecha de la figura adjunta se ha dibujado un diagrama de la aberración orbital de una estrella situada en la intersección de las líneas AC y BD. Cuando la Tierra está en un punto A de su órbita, como se muestra en el diagrama inferior, y se mueve en la dirección indicada por la flecha, parece que la estrella se ha desviado al punto A de la figura superior. De manera semejante, a medida que la Tierra se traslada a los puntos B, C y D de su órbita, la estrella parece que se desplaza a los puntos B, C y D, respectivamente, de su órbita de aberración. La constante aberración, importante en los cálculos para corregir las posiciones observadas de las estrellas, es el máximo desplazamiento posible de aberración de una estrella. Su valor, establecido por el Congreso Astronómico de París de 1896, es de 20,47" de arco.
El desvío aparente de una estrella alcanza el máximo cuando el movimiento de la Tierra se efectúa perpendicularmente a la dirección de la luz procedente de la estrella y es igual a cero cuando el movimiento se realiza en dirección a la estrella, acercándose o alejándose de ella. Por lo tanto, una estrella situada en la Eclíptica, es decir, en el plano de la órbita de la Tierra, parece oscilar 41" sobre una línea recta respecto a su verdadera posición. Al cabo del año se produce dos veces el desplazamiento máximo y otras tantas el mínimo o cero. Como el movimiento de la Tierra se efectúa siempre perpendicularmente a la dirección de la luz procedente de una estrella situada en un polo cualquiera de la eclíptica (v. Coordenadas astronómicas), la órbita aparente de aquélla será un círculo de 41" de diámetro. La órbita de aberración de una estrella situada entre la eclíptica y uno de sus polos es un elipse cuyo eje mayor (BD en el diagrama pequeño) tiene 41" de longitud; el eje menor AC es igual a BD multiplicado por el seno de la latitud celeste de la estrella.
Al tratar de determinar la Paralaje estelar, James Bradley descubrió (1725) el fenómeno de la aberración, cuya explicación exacta publicó en 1728. Bradley reconoció que los desplazamientos observados no correspondían a los que cabía esperar de la paralaje, ya que las máximas desviaciones ocurrían en épocas distintas a las previstas. No se efectuó medición alguna de la paralaje estelar hasta 1838; la paralaje mayor es inferior a un segundo de arco y solamente unas pocas de las estrellas más próximas tienen una paralaje igual a 1/100 de la constante de aberración.
Semejante aberración anual constituye una de las pruebas del movimiento de nuestro planeta alrededor del Sol. Si la Tierra no se moviera con respecto a las estrellas, no se produciría desplazamiento alguno de la aberración; por otra parte, si la Tierra se trasladase con velocidad uniforme en línea recta, los desplazamientos estelares serían constantes y no habría medio de conocer la existencia de los mismos (se originaría una variación constante, pero continua, no observable, que se sumaría a la aberración anual, y sería originada por el movimiento uniforme de todo nuestro sistema solar entre las estrellas). Bradley confirmó en sus trabajos el descubrimiento de Roemer de que la velocidad de la luz es finita. El ángulo a = (20" 47) entre la verdadera dirección de una estrella y aquella en que aparece cuando la Tierra se mueve perpendicularmente a la visual de tal estrella, guarda una relación con la velocidad u de la Tierra y la velocidad V de la luz, según la ecuación: tangente a = u/V (v. Trigonometría) . Actualmente, tanto u como V son conocidas con mayor precisión que la que se alcanzaría por mediación directa de a.
Existe también una aberración diurna, es decir, un desplazamiento hacia el E de cualquier estrella, a consecuencia de la rotación de la Tierra hacia el E. El valor máximo de tal desplazamiento es de 0" 31 para los observadores situados en el ecuador de la Tierra y nulo para los situados en los polos.