El término acaserado o acaserada se utiliza en varios países de América Latina, como Cuba, Chile y Perú, para referirse a una persona que es un parroquiano asiduo, es decir, alguien que frecuenta un lugar con regularidad.
Además, en un contexto más amplio, se aplica a un perro extraño que entra en una casa y decide quedarse, mostrando así su capacidad de adaptarse a nuevos entornos.