La acción de los barbitúricos se refiere a cómo estos narcóticos afectan el sistema nervioso.
En dosis bajas, inducen un sueño reparador, mientras que en dosis altas pueden causar una narcosis profunda.
Su efecto varía según el tipo, desde acción prolongada hasta ultracorta, y se absorben principalmente por el tubo digestivo, aunque también pueden administrarse por inyección.
Su mecanismo de acción implica la depresión de diferentes centros cerebrales.
acción de los barbitúricos
Los barbitúricos son narcóticos. En pequeñas dosis provocan un sueño reparador, del que se puede despertar fácilmente, mientras que en grandes dosis originan una narcosis o inconsciencia profundas. Su modo de actuar en el animal y en el hombre es objeto de discusión, aunque no hay duda de que operan esencialmente como otros narcóticos alifáticos: en pequeñas dosis deprimen los centros cerebrales superiores; en grandes dosis deprimen primero los centros cerebrales inferiores, luego los espinales y, finalmente, los bulbares. Véase Narcosis y narcóticos; Encéfalo.
La duración de sus efectos varía considerablemente según las clases. El Veronal y el fenobarbital son de acción prolongada; el amital, dial y neonal, de duración media; el nembutal y seconal, de duración corta; y el pentotal y evipán de acción ultracorta.
Todos los barbitúricos, administrados por vía oral, se absorben por el tubo digestivo; algunos de ellos se administran por inyección intravenosa o intramuscular o por vía rectal. Poco es lo que se sabe del destino a que están abocados los barbitúricos en el organismo, aunque se ha observado que diversas proporciones de algunos de ellos se excretan sin alteración por los riñones y que otras son destruidas en el organismo, probablemente en el hígado.
Al deprimir la musculatura lisa, los barbitúricos disminuyen el tono y la motilidad digestiva. También -deprimen la secreción de los jugos gástrico y pancreático. Gomo quiera que el corazón experimenta a menudo una ligera aceleración con su uso, estos medicamentos se emplean en determinadas circunstancias para abolir ciertas anormalidades del ritmo cardiaco. La presión arterial sólo disminuye después de la administración de dosis elevadas. Las dosis narcóticas o las suficientemente grandes para producir inconsciencia hacen descender la temperatura y disminuyen el metabolismo. Los barbitúricos deprimen la frecuencia y profundidad de la respiración. Resulta peligroso inducir narcosis por medio de estos medicamentos, ya que, si la inconsciencia es lo bastante profunda, el centro respiratorio se hace insensible al estímulo normal de la Respiración, es decir, al estímulo del anhídrido carbónico. Como es sabido, el centro respiratorio responde fundamentalmente al estímulo del aumento de la concentración en sangre de anhídrido carbónico; al fallar este mecanismo normal, los movimientos respiratorios se efectúan por los reflejos periféricos provocados por la baja concentración de oxígeno. En otras palabras, a falta de sensibilidad al anhídrido carbónico, como sucede en la intoxicación barbitúrica aguda, la respiración continúa sólo merced a los estímulos anormales y precarios de la anoxia. Véase Pulmón.
Como los barbitúricos deprimen gradualmente el sistema nervioso central, es preciso recalcar que las dosis que no suprimen la consciencia no suprimen el dolor. Por ello serán inútiles como somníferos si el dolor es la causa del insomnio.
Prescríbense los barbitúricos en casos de insomnio no provocado por el dolor; en casos de hiperexcitación nerviosa, delirios y monomanías; en enfermedades convulsivas, como el tétanos; en casos de convulsiones engendradas por drogas como la estricnina; para prevenir o disminuir la frecuencia de los ataques epilépticos; y como coadyuvantes de la anestesia quirúrgica u obstétrica. Algunos barbitúricos administrados por inyección intravenosa, como el pentotal sódico, se utilizan en anestesias quirúrgicas para operaciones cortas. Véase Anestesia.
