El aceite de cacahuete es un producto derivado del cacahuete, que contiene entre un 40 y 50 % de aceite.
Al procesar una tonelada de cacahuete sin cáscara, se obtienen entre 216 y 317 kg de aceite.
Este aceite se refina para eliminar sabores extraños y materias no deseadas, a través de un proceso que incluye el uso de hidróxido sódico y arcilla esméctica.
Su principal uso es en la elaboración de manteca vegetal y grasas para cocinar.
El cacahuete contiene de un 40 a 50 % de aceite; una tonelada de cacahuete sin cáscara produce de 216 a 317 kg de aceite y aproximadamente la misma cantidad de pulpa. La trituración del cacahuete con cáscara no sólo proporciona aceite y pulpa de mayor graduación, sino también más cantidad de estos derivados. La siguiente operación, refinado del aceite crudo, elimina o reduce sabores extraños, la cantidad de materias en suspensión, Ácidos grasos libres, albuminoides y materias colorantes. El refinado empieza con el tratamiento del aceite de cacahuete con hidróxido sódico para neutralizar los ácidos grasos libres y para precipitar gran parte de la materia colorante. Para decolorar el aceite refinado se calienta en presencia de arcilla esméctica. Después de filtrado, el aceite se desodoriza por caldeo al vacío y soplado con vapor sobrecalentado.
Las principales aplicaciones del aceite de cacahuete son la obtención de manteca vegetal para repostería, grasas vegetales para cocinar y mezclas de aceite para ensaladas y con margarina. Este aceite, que admite elevadas temperaturas sin humear ni quemarse, es especialmente adecuado para freír patatas, buñuelos, croquetas y otros alimentos cuya preparación requiera mucha grasa. El aceite de cacahuete de grado inferior se emplea para fabricar jabón de tocador. El residuo de la refinación del aceite tiene aplicación en jabones y aceites lubrificantes.