El término acerino y su forma femenina acerina se utilizan en un contexto poético para describir algo que posee la cualidad de ser acerado, es decir, que tiene un brillo o una dureza similar a la del acero.
Esta palabra evoca imágenes de fortaleza y resistencia, sugiriendo una belleza que se asocia con la metallicidad y la elegancia.
Su uso en la literatura puede transmitir sensaciones de poder y agudeza.