El término acmé se refiere al momento de mayor intensidad o culminación de un proceso, especialmente en el contexto de una enfermedad.
En este sentido, el acmé representa el pico en el que los síntomas alcanzan su máxima expresión, marcando un punto crítico en la evolución del malestar.
Comprender esta fase es esencial para el diagnóstico y tratamiento adecuado, ya que puede influir en la recuperación del paciente.