El término acroy se refiere a un gentilhombre de la casa de Borgoña, que tenía el privilegio de acompañar al soberano en actos públicos y en campañas militares.
Este papel no solo implicaba una función de acompañamiento, sino también un compromiso con la lealtad y el servicio, reflejando la importancia de la nobleza en la vida política y militar de la época.
La figura del acroy simboliza la conexión entre el poder y la aristocracia.