Procedimiento noble de grabado por medio del cual se obtienen láminas que imitan los amplios efectos de la tinta china y la sepia. Para ello se espolvorea la superficie de una plancha metálica con polvo resinoso, poroso y granulado. Luego se somete la plancha a una temperatura suficiente para producir la adherencia de los polvos. El modelo original se coloca de cara a la plancha de modo que, al efectuar la debida presión con la prensa, quede transmitida a su superficie la figura que ha de ser grabada. Las porciones que en la impresión subsiguiente hayan de quedar en blanco se recubren de asfalto o barniz para evitar que el ácido ataque la superficie subyacente. Se sumerge entonces la plancha en un ácido que pueda corroer hasta los intersticios porosos más diminutos. Donde se desean tonos ligeros o moderados se procura que la acción del ácido sea breve; estas zonas se pintan para evitar que siga actuando sobre ellas el mordiente. Las zonas más obscuras se dejan corroer más tiempo y las negras más aún hasta que desaparezca prácticamente toda traza de grano en ellas. Una vez lavada y entintada la superficie de la plancha, procede, como en grabación, efectuar la prueba. La impresión será delicada y excelente al emplearse —si es que se emplean— pocas líneas. El procedimiento se usa a veces en combinación con la media tinta.