El término acurujar proviene del gallego y se refiere a la acción de esconder la lumbre bajo la ceniza con el fin de conservarla.
Esta práctica, común en Galicia, refleja una técnica tradicional para mantener el calor y la energía del fuego, asegurando su disponibilidad para usos posteriores.
Así, acurujar no solo implica una acción física, sino también un conocimiento ancestral sobre el manejo del fuego en la vida cotidiana.