La expresión ad bona proviene del latín y se utiliza en el ámbito jurídico para referirse a la figura del curador.
Este es el individuo designado por un juez para proteger y gestionar los bienes de un menor.
Su función es garantizar que los intereses del menor sean resguardados, actuando como un administrador responsable de sus recursos hasta que alcance la mayoría de edad o se considere capaz de manejar sus asuntos.