El término adivinis proviene del latín y se utiliza en la expresión cesación a divinis, que se refiere a una pena eclesiástica que implica la suspensión de los oficios divinos.
Esta sanción se aplica a clérigos que, por diversas razones, no pueden ejercer sus funciones religiosas.
La cesación busca mantener la pureza y el respeto dentro de la práctica religiosa, asegurando que quienes dirigen los rituales estén en conformidad con las normas de la iglesia.