El término adjurar tiene raíces en el lenguaje antiguo y se refiere a la acción de conjurar o rogar con fervor, especialmente en un contexto religioso o espiritual.
Aunque hoy en día su uso es poco común, en el pasado se empleaba para suplicar insistentemente, invocar a Dios o incluso exorcizar entidades malignas.
Ejemplos de su uso incluyen expresiones como "adjurar los malos espíritus", reflejando su conexión con prácticas de protección y fe.