La ciudadanía francesa se basa principalmente en el principio del jus sanguinis, que otorga derechos a los descendientes de franceses.
Las extranjeras que se casan con ciudadanos franceses adquieren esta ciudadanía, a menos que la rechacen antes del matrimonio, y la mantienen a menos que decidan repudiarla.
Antes de la II Guerra Mundial, Alemania permitía a sus ciudadanos naturalizados conservar su ciudadanía original, aunque muchos fueron desnaturalizados por razones raciales.
adquisición y pérdida de la ciudadanía en Francia
La ciudadanía francesa viene regida principalmente por el jus sanguinis. Las extranjeras casadas con franceses adquieren la ciudadanía francesa a menos que la hayan rechazado antes de contraer matrimonio y siguen conservándola a menos que la repudien. Con anterioridad a la II Guerra Mundial, Alemania permitía a sus ciudadanos naturalizados en otros países retener la ciudadanía original, si bien muchos alemanes fueron desnaturalizados por pertenecer a una «raza inferior».