El término afrancar tiene dos acepciones principales, aunque la primera es considerada anticuada y en desuso.
Originalmente, se refería a hacer franco o libre a un esclavo, un acto que simbolizaba la liberación y la dignidad.
La segunda acepción se utiliza en el ámbito de la agricultura, donde significa separar un injerto del patrón una vez que ya no es necesario, permitiendo así su desarrollo independiente.