La palabra agarrada se utiliza en el ámbito familiar para referirse a un altercado o riña entre personas.
Este término evoca situaciones de conflicto donde las emociones pueden intensificarse, llevando a desacuerdos o enfrentamientos.
Aunque puede tener un matiz coloquial, su uso refleja la dinámica de las relaciones interpersonales y cómo, en ocasiones, las diferencias pueden escalar a confrontaciones más visibles.