El ágata es un tipo de cuarzo duro y traslúcido que se caracteriza por tener colores irregulares distribuidos en su superficie.
Se le aplica este nombre a cualquier variedad de calcedonia que cumpla con esta característica.
En el caso del ágata musgosa, las impurezas de color oscuro crean dibujos similares a musgos o arbolillos, conocidos como dendritas, lo que le confiere un valor extraordinario como piedra preciosa en los especímenes más hermosos.
Nombre aplicado a cualquier variedad de calcedonia (mineral de cuarzo) cuyos colores estén irregularmente distribuidos.
Las impurezas de color obscuro del ágata musgosa suelen formar dibujos semejantes a musgos o arbolillos (dendríticos) que confieren extraordinario valor como piedras preciosas a los especímenes más bellos.
El listado oval, que puede apreciarse en las secciones transversales de un tipo corriente de ágata, ha sido formado por la deposición de capas sucesivas de diferentes colores en las cavidades de las rocas (ver geoda); la variedad con listas paralelas, relativamente rectas, denominada ónice, se emplea en los camafeos.
La sílice depositada hace milenios en el tejido celular de los troncos enterrados forma el ágata nubosa o madera agatizada (petrificada).
El color del ágata varía desde el blanco al pardo obscuro, pero con frecuencia es artificial.
Se emplea en cuchillas de balanzas, rodamientos para instrumentos de precisión, canicas, joyería y pequeños artículos ornamentales para recuerdos.
Origen etimológico de ágata: proviene de la palabra latina achates y el griego antiguo ἀχάτης (akhátēs), por Ἀχάτης, nombre del río donde Teofrasto documentó el material.
Segundo diccionario: ágata
f. Cuarzo lapídeo, duro, translúcido, con franjas de color.