Es el que más se aproximó al gran trío formado por Esquilo, Sófocles y Eurípides.
Con su Anthos (La flor) fue el primero en escribir una obra de argumento inventado.
Agatón se distingue en la historia de la literatura griega antigua por su innovador enfoque en el drama trágico, al introducir personajes y tramas completamente fruto de su imaginación, en contraste con la tradición previa que se basaba principalmente en mitos y leyendas ya existentes.
Esta audaz aproximación no solo amplió los horizontes del género trágico, sino que también influyó en el desarrollo posterior del teatro occidental.
Aunque la mayoría de sus obras se han perdido con el paso del tiempo, la influencia de Agatón en el ámbito cultural de su época fue notablemente reconocida por sus contemporáneos.
Su presencia es palpable en los diálogos platónicos, especialmente en "El Banquete", donde Platón lo presenta como un personaje elegante, refinado y dotado de una aguda inteligencia, lo cual ofrece un valioso testimonio sobre su personalidad y su estatus dentro de la sociedad ateniense.
Agatón es recordado por su estilo de vida y personalidad. Se le describe como un individuo de gran belleza y encanto personal, características que, según las fuentes antiguas, le ganaron el afecto de importantes figuras de su tiempo, incluido Sócrates.
Su casa en Atenas era un centro de reunión para intelectuales y artistas, lo que subraya su papel como una figura central en los círculos culturales y sociales de la ciudad.
La obra de Agatón representa un momento crucial en la evolución del teatro griego, marcando la transición hacia formas más libres y creativas de expresión dramática.