El término ágora se refiere a la plaza pública de las antiguas ciudades griegas, un espacio central donde se desarrollaba la vida social, política y comercial.
Este lugar no solo servía como un punto de encuentro para los ciudadanos, sino que también era el escenario de asambleas donde se discutían asuntos importantes y se tomaban decisiones colectivas.
Así, el ágora simbolizaba la esencia de la democracia y la participación ciudadana en la Grecia clásica.