El término agua dulce se refiere a aquella que es potable, es decir, apta para el consumo humano, y que presenta un sabor suave o casi imperceptible.
Este tipo de agua se encuentra en ríos, lagos y acuíferos, y es esencial para la vida, ya que no contiene las altas concentraciones de sal que caracterizan al agua salada.
Su importancia radica en su uso diario y en la sostenibilidad de los ecosistemas.