San Agustín (354-430) fue un influyente obispo de Hipona, nacido en Tagaste, actual Argelia.
Hijo de un magistrado pagano y de Santa Mónica, su juventud estuvo marcada por una vida de placeres y un hijo, Adeodato.
A los 20 años, su búsqueda de la sabiduría lo llevó a explorar las Sagradas Escrituras, pero inicialmente se sintió decepcionado.
Tras un periodo en el maniqueísmo, su vida dio un giro que lo llevaría a convertirse en uno de los pensadores más importantes del cristianismo.
Biografía de Agustín, San (Aurelius Augustinus)
(354-430). Obispo de Hipona, nacido en Tagaste, ciudad situada dentro de lo que hoy es Argelia, hijo de Patricio, magistrado pagano, y de Santa Mónica. A la edad de 16 años ingresó en la Universidad de Cartago, donde, entregado a una vida de placeres, se amancebó con una joven de la que tuvo un hijo, Adeodato. A pesar de ello obtuvo el primer puesto en la escuela de retórica.
A los 20 años comenzó a desear «con ardor increíble la inmortalidad de la sabiduría». Al recurrir a las Sagradas Escrituras a .fin de satisfacer este ardiente deseo, sintióse desilusionado, porque las hallaba «indignas de ser comparadas con la grandeza de Cicerón». Siempre insatisfecho, arrojóse en brazos del Maniqueísmo y durante más de nueve años practicó esta doctrina herética. Abrió una escuela de gramática y retórica en su ciudad natal, pero, abandonándola a poco, volvió a Cartago. La indisciplina de los estudiantes le indujo a trasladarse a Roma (383), donde, con la oposición de su madre, abrió una escuela.
Los estudiantes romanos se comportaban bien, pero no pagaban. Finalmente obtuvo una plaza de profesor de Retórica en Milán, subvencionada por el Gobierno.
Antes de abandonar Cartago, su entusiasmo por las doctrinas maniqueas se había apagado considerablemente. Su vida fue una patética lucha en busca de la verdad. Dos factores hicieron vacilar su antigua fe herética: las predicaciones de San Ambrosio y la lectura de los filósofos neoplatónicos. Por esta época llegó su madre de Africa. Sus lágrimas, la influencia de personas prominentes y el estudio del Nuevo Testamento convenciéronle de la verdad del cristianismo. En la vigilia pascual del 387 era bautizado en Milán por San Ambrosio. La tradición asocia sin fundamento esta memorable ocasión con la composición del gran himno cristiano, el Te Deum. Poco después, en vísperas de regresar a África, murió su madre. Se retiró a Tagaste, vendió sus. bienes, cuyo producto distribuyó entre los pobres, y se entregó a una vida de oración y estudio. En el 391 la comunidad cristiana de Hipona Regia, ciudad cercana a la moderna frontera de Argelia y Túnez, le persuadió a que aceptase la ordenación sacerdotal. Al cabo de cinco años nombróle su auxiliar el obispo Valerio. Muerto éste (395), sucedióle Agustín en el obispado, que rigió hasta el fin de sus días. Murió el 28 de agosto del 430, cuando los vándalos tenían ya puesto sitio a la ciudad desde hacía tres meses.
Ningún teólogo ha dejado huella tan profunda en el cristianismo como San Agustín, considerado el más grande de los Padres latinos de la Iglesia Católica. Su fama radica tanto en sus escritos como en ia devoción que revela en la historia de su vida interior. Defendió contra los maniqueos la doctrina de que el mal no es inherente a la naturaleza de la materia. Todo lo que hizo Dios es bueno. El mal es una corrupción de la naturaleza, provocada por el ejercicio de la voluntad humana. En pugna con los donatistas, que defendían que la católica había dejado de ser una iglesia santa al admitir en su seno a los infieles, negaba que la Iglesia ahora existente estuviera destinada a coexistir con la iglesia final y gloriosa. El agustinianismo —o cuerpo de doctrina universalmente identificado con San Agustín— fue desarrollado por su autor en controversia con Pelagio, monje británico, y con otros que, más o menos, defendían sus doctrinas. El punto en discusión era la relación entre la verdad y los individuos: las condiciones y el proceso de salvación. San Agustín empleó todas sus energías en establecer la tesis de que el hombre es incapaz, por sí solo, de desear el bien y que es necesaria la divina gracia para todo acto conducente a la salvación. Después de su muerte, sus doctrinas sobre la gracia se transformaron en la teoría de la predestinación, según la cual Dios elige a los partícipes de su gloria.
Su obra es voluminosa y abarca interpretaciones de las Escrituras, cartas y escritos filosóficos y estrictamente teológicos, Pero indudablemente sus dos obras más famosas son De Civitate del o La ciudad de Dios (413-426) y las Confesiones (397). La primera apareció después de la caída de Roma (410) y es un intento de crear una filosofía de la historia, en que presenta a la mente el concepto de una ciudad espiritual de Dios, surgida lentamente del pasado y destinada a abarcar a todos los reinos de la tierra. En las Confesiones refiere la historia de sus ideas y sentimientos, sus pecados y luchas, sus derrotas y dilaciones, su triunfo final. Véase Ciudad de Dios; Confesiones de San Agustín.
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Preguntas de los visitantes
¿Cuál es la característica del pensamiento de San Agustín?
Nombre: Mateo - Fecha: 05/12/2023
¡Hola! Me gustaría saber cuál es la característica del pensamiento de San Agustín. ¡Gracias por su ayuda!
Respuesta
San Agustín es conocido por su enfoque filosófico y teológico, que se caracteriza por su énfasis en la importancia de la fe y la razón.
Su pensamiento se centra en la relación entre el hombre y Dios, y en la lucha entre el bien y el mal.
Además, San Agustín desarrolló la noción de pecado original y la idea de que el ser humano necesita la gracia divina para alcanzar la salvación.
También es reconocido por su influencia en la filosofía de la historia, en la que plantea la idea de que la humanidad avanza hacia un fin último, que es la realización del Reino de Dios.
¿Qué es lo que hace posible la percepción de lo inteligente, según San Agustín?
Nombre: Isabel - Fecha: 05/12/2023
¡Hola! Me gustaría saber cuál es la explicación de San Agustín sobre lo que permite percibir lo inteligente. ¡Gracias por tu ayuda!
Respuesta
Según San Agustín, la percepción de lo inteligente es posible gracias a la iluminación divina. Él sostenía que el conocimiento y la comprensión de la verdad provienen de la iluminación de Dios, quien otorga la capacidad de entender y percibir lo inteligible. Esta idea está relacionada con la teoría del conocimiento en la filosofía agustiniana, que destaca la importancia de la fe y la gracia divina en el proceso de comprensión y percepción de la verdad.
¿Cómo define San Agustín la relación del hombre con Dios?
Nombre: Santiago - Fecha: 04/12/2023
¡Saludos! Me encantaría saber cómo describe San Agustín la conexión entre los humanos y Dios en sus escritos. ¿Podrías proporcionar una definición clara de esta importante relación? ¡Gracias!
Respuesta
San Agustín define la relación del hombre con Dios como una búsqueda constante de la verdad y la felicidad, que solo puede alcanzarse a través del conocimiento y la unión con Dios.
Según San Agustín, el hombre está destinado a buscar a Dios y a encontrar la plenitud en Él, ya que solo en Dios puede encontrar la verdadera felicidad y realización.
Esta búsqueda de Dios implica un proceso de conversión, arrepentimiento y entrega total a la voluntad divina.
Para San Agustín, la relación del hombre con Dios es fundamental en la vida humana, ya que solo a través de esta relación el hombre puede alcanzar la verdadera plenitud y sentido de su existencia.
Hola, espero que estén teniendo un buen día. Me gustaría saber ¿qué propone San Agustín sobre el conocimiento? Muchas gracias de antemano.
Respuesta
San Agustín propuso que el conocimiento verdadero proviene de la iluminación divina, es decir, que es Dios quien ilumina la mente humana para que pueda comprender la verdad. Esta idea se conoce como la teoría de la iluminación divina. Según San Agustín, el conocimiento humano es limitado y solo puede alcanzar la verdad a través de la fe y la gracia de Dios.