El término Alal proviene de la mitología caldea y se refiere a unos demonios que emergen del infierno.
Estos seres tienen la capacidad de adoptar formas diversas y su propósito es inducir al pecado a los seres humanos.
En este contexto, Alal representa una manifestación del mal, simbolizando las tentaciones que pueden desviar a las personas de su camino moral y espiritual.