La Alarma Contra Robos se refiere a los sistemas diseñados para detectar y avisar sobre intentos de robo o escalo.
Estos sistemas pueden ser de circuito cerrado, donde la corriente eléctrica fluye continuamente, o de circuito abierto, que se interrumpe al abrir un contacto.
Su función principal es alertar antes o durante un intento de intrusión, conectándose a estaciones de seguridad como la policía o vigilantes.
Existen diversas variantes, como las que utilizan ondas fotoeléctricas o transmisores telefónicos para detectar ruidos sospechosos.
Los sistemas destinados a avisar del intento de escalo o robo pueden ser de circuito cerrado o abierto. Los primeros constan de un circuito eléctrico cerrado recorrido por una corriente. Los segundos consisten en un circuito eléctrico interrumpido por uno o más contactos abiertos que impiden el paso de la corriente mientras no se cierre uno de ellos (v. Circuito eléctrico). Estos vigilantes nocturnos eléctricos permiten descubrir a los ladrones antes de que penetren en la zona protegida o en el momento de hacerlo. Los sistemas de alarma de robo conectan con una estación central, que puede ser una estación de policía, el puesto del vigilante o una y otro al mismo tiempo.
Abundan las variantes de los sistemas básicos. En una de ellas la alarma se produce por la intercepción de un invisible haz de ondas entre células fotoeléctricas. En otra, los ruidos causados por el intento de asalto son captados por un simple teléfono transmisor, que a su vez hace funcionar la alarma. En una tercera se rodea la zona protegida de un campo electromagnético susceptible de dar la alarma al ser perturbado. Los sistemas automáticos de alarma contra robos admiten una acertada combinación con los de incendios.