El término alastor proviene de la tradición religiosa y se refiere a una divinidad que representa la venganza por los crímenes cometidos.
En diversas culturas, esta figura simboliza la justicia implacable que castiga a quienes transgreden las normas morales.
Así, el alastor se convierte en un recordatorio de que las acciones tienen consecuencias, y que la retribución es inevitable para aquellos que eligen el camino del mal.