Almería es una provincia de Andalucía, ubicada en el extremo sureste de la Península Ibérica, donde el Mar de Alborán se conecta con el Mediterráneo occidental.
Limita al norte con Granada y Murcia, al este con el Mediterráneo, al sur con el mar y al oeste nuevamente con Granada.
Su territorio abarca 8774 kilómetros cuadrados y se caracteriza por su relieve montañoso, perteneciente a la Cordillera Bética, con formaciones como la Sierra Nevada y la Sierra de Filabres.
Almería (provincia)
Prov. de Andalucía (España), situada en el extremo SE de la Península Ibérica, en el punto en que el Mar de Alborán se abre para dar lugar al Mediterráneo occidental y el litoral mediterráneo gira hacia el NE. Está limitada al N por Granada y Murcia, al E por esta provincia y el Mediterráneo, al S por dicho mar y al O por Granada. Su superficie es de 8774 kilómetros cuadrados.
- Aspecto físico de Almería.
Almería se encuentra enteramente situada dentro de la Cordillera Bética y en especial en la Penibética. Al O Sierra Nevada introduce su enorme masa metamórfica, prolongada dentro de la provincia por la Sierra de Filabres y origen de su especial disposición orográfica: series paralelas de bóvedas anticlinales paleozoicas y secundarias, disecadas por la erosión y separadas unas de otras por depresiones terciarias hundidas por el acarcavamiento. De N a S pueden distinguirse las siguientes unidades morfotectónicas: a) una barrera de rígidas cadenas paralelas, las estribaciones meridionales del áspero y desértico macizo de la Sagra (2381 m) y de las sierras de María (2043 m) y las Estancias (1972 m); b) el valle del río Almanzora, amplia depresión terciaria integrante del gran surco intrabético; c) la gigantesca bóveda esquistosa de Sierra Nevada-Filabres (2606 m), partida en dos por el corredor transversal Fiñana-Gérgal, única puerta entre las altas tierras interiores y el Mediterráneo; d) la depresión sinclinal del río Andarax, límite S de Sierra Nevada; y e) la sierra caliza de Gádor, a cuyo pie, hasta el Mediterráneo, se extienden los Campos de Dalias, extensa plataforma pliocena, desértica y cuaternaria. Esta disposición del relieve, muy clara en el occidente de la provincia, se atenúa hacia el E, donde las sierras descienden en altura y los corredores se abren y ensanchan, convirtiéndose en amplias llanuras calcinadas por el sol y apenas surcadas por una red de ramblas secas y polvorientas: pasillo de Sorbas y Campos de Níjar, que las sierras Almagrera y Gata aíslan del Mediterráneo. Los ríos Almanzora, Almería, Aguas y Alía son los principales, pero todos ellos de régimen sumamente irregular, consecuencia del clima que disfruta la provincia. Almería es, en efecto, la provincia más seca de España; casi toda ella se encuentra comprendida dentro de la isoyeta de 300 mm, con muy baja humedad relativa en su atmósfera y muy intensa evaporación. Esta sequedad va acompañada por una gran irregularidad en la distribución de las lluvias. Estas son tan poco frecuentes que en 17 años, de un total de 40, no alcanzaron siquiera los 200 mm y sólo en tres fueron superiores a 300. La escasez pluvial es acompañada de un régimen térmico suave, carente de heladas en invierno, pero con temperaturas altas (media superior a 24 °C en agosto) en verano, que coinciden con los momentos de máxima sequedad anual. Estas condiciones climáticas justifican el escaso desarrollo de la vegetación espontánea; sólo en las montañas se encuentran algunos pinares, muy dispersos, con predominio del matorral mediterráneo, ralo, escaso y poco espeso —carrascas, tomillos, aulagas, caramillo—, al lado de diversas plantas subtropicales: palmito, pita y chumbera.
- Vida humana y económica. Pese a la dureza del medio ambiente, Almería fue uno de los focos principales de cultura y población de la Península en la antigüedad: cultura de Almería. Esta temprana actividad cultural humana no ha cesado desde entonces, aunque como es lógico, con momentos de mayor o menor auge.
Almería tiene una economía compleja y varia, en la que la vida agrícola, orientada hacia el exterior, y la minería comercializada ocupan los primeros lugares. La agricultura, que ocupa a la mayor parte de sus habitantes, tropieza con el inconveniente del clima muy seco. Así, los cultivos de secano típicamente mediterráneos —cereales, olivo y vid— dominan dentro de una alternativa bienal, en la que el berbecho tiene una gran intervención. Sus cosechas, muy desiguales por la irregularidad climática, presentan rendimientos más bien bajos dada su extensión. En cambio, los productos del regadío, pese a la escasa superficie alcanzada por ellos, tienen gran importancia y convierten a los valles del Andarax, Adra y Almanzora en las regiones esenciales de la economía almeriense. El primer lugar lo ocupa la uva de «embarque», cultivada en parrales que alcanzan sus máximas extensiones en las comarcas de Dalias y Berja, al pie de la sierra de Gádor, y en el valle alto y medio del Andarax. Antiguas zonas parraleras, como el bajo Andarax y los regadíos del Almanzora, son el dominio del naranjo, que ocupa el segundo lugar. En las «hoyas» litorales de Almería y Adra, junto a la tradicional caña de azúcar, en decadencia, tiene gran difusión la horticultura —patatas tempranas, pimientos, tomates, cebollas—, que se beneficia de la suavidad del clima y de las nuevas técnicas de cultivo: «enarenados».
Renglón importante de la economía provincial lo constituyen los atochares, que permiten a Almería figurar en cuarto lugar por la producción de esparto, objeto de exportación hacia Francia, Gran Bretaña y Alemania por el puerto de Almería.
La minería constituye el complemento de la agricultura. Almería es una de las provincias españolas de mayor significación en este sentido, a pesar del indudable retroceso sufrido desde principios de siglo. El plomo, aunque muy decaido, sigue siendo el primer producto por su valor y por el número de obreros que emplea; las sierras de Almagrera, Cobdar y Gata poseen los mayores criaderos y el mineral sale por el puerto de Garrucha. El de hierro ocupa el segundo lugar, gracias a los yacimientos de las sierras de Filabres, Ohanes y Almagrera, que utilizan a la capital como puerto de embarque hacia el extranjero.
La actividad fabril, bastante limitada, deriva de la minería y la agricultura y se concentra en la capital, principal nudo de comunicaciones de esta provincia, muy alejada de las grandes áreas económicas españolas. Dos líneas férreas de interés cruzan la provincia: la que desde Moreda sirve a la capital y la línea Alicante-Granada, que atraviesa la provincia por Huércal-Overa.2º artículo
C. de la prov. española de su nombre, situada en el fondo de un amplio golfo, sobre una llanura aluvial atravesada por el río Andarax y limitada al O por las últimas estribaciones de la Sierra de Gádor, que se aproxima a la costa por un pequeño cerro que corona la Alcazaba musulmana y a cuyo pie se formó la primitiva población. Desde aquí la expansión urbana se dirigió hacia oriente, junto a la costa, y hacia el N, a lo largo del valle del Andarax.
Tiene Almería un clima muy suave en invierno, con mínimas siempre superiores a 0 °C y medias del orden de los 12 °C; los veranos son excesivamente calurosos y es bastante frecuente que el termómetro supere los 30 °C. Es de todas las capitales de provincia españolas la que menor cantidad de lluvias recoge al año, con promedios siempre inferiores a los 300 mm y con unos veranos —de mayo a octubre— sumamente secos, con años como 1933 en los que en los meses de julio, agosto y setiembre no llegó a caer una sola gota de agua.
En 1860 la ciudad tenía 29426 h, que aumentaron a 48000 a comienzos de siglo, pero desde entonces casi se han duplicado, pues el censo de 1950 dio una cifra de 76497 y en 1958, 83653, actualmente cuenta con 192 697 hab. (2013). En parte, la capital sirve de refugio a los numerosos campesinos que abandonan el suelo almeriense; así la ciudad ha tenido que abandonar su emplazamiento primitivo en el cerro y extenderse por la llanura hacia el río y la Vega: Ciudad Jardín: o hacia occidente: Barrios de Pescadores, Tagarete, etc., con alguna zona troglodita, como La Chanca.
Principalmente Almería es un núcleo comercial y administrativo, el primero, con mucha ventaja, de la provincia, por lo que una red de autobuses liga la ciudad con todos sus pueblos, que hacen en ella sus compras a la vez que resuelven todos sus problemas administrativos, judiciales, sanitarios y escolares. Pero además es la salida natural y la entrada del comercio provincial, gracias a su magnífico puerto, iniciado en 1847, que es el sexto del Mediterráneo español por su tráfico total y el cuarto por las exportaciones. Dos grandes cargaderos de mineral, propiedad de las sociedades explotadoras de las minas de hierro de Alquife, convierten a Almería en el segundo puerto español por la exportación de dicho mineral. A su lado la uva de «cuelga» y la naranja mantienen la actividad durante el periodo de octubre-abril. Un puerto pesquero complementario hace de Almería un centro mediterráneo completo.
La actividad portuaria ha favorecido el desarrollo industrial; destacan la metalurgia, con factorías para la construcción y reparación de material ferroviario y naval; la fabricación de productos químicos: abonos químicos, salineras, productos farmacéuticos, y productos alimenticios: harinas, pastas de sopa y molinos de aceite.
En el aspecto cultural los centros docentes principales son el Instituto de Enseñanza Media y la Escuela Pericial de Comercio.
- Historia y valor artístico-monumental. Almería nació durante la dominación musulmana y desplazó a la romana Pechina, inutilizada por el encene-gamiento de su puerto. Abderrahman III la convirtió en el arsenal y puerto principal del Califato Omeya en sus campañas contra los fatimíes norteafricanos. Cabeza después de una taifa independiente, fue conquistada por Alfonso VII el Emperador, pero, recobrada por el Islam fue uno de los principales puertos del reino musulmán de Granada hasta su conquista por los Reyes Católicos en 1489. La nueva situación no favoreció a la ciudad; buena parte de sus habitantes emigraron a África, en tanto que un terremoto destruyó gran parte del caserío en 1495, hecho que se repitió en 1522 y 1550. La ruina de la población culminó con la expulsión de los moriscos. Si a fines del siglo xv había más de 5000 vecinos, en 1658, tras otro violento terremoto, sólo eran 400. A mediados del siglo xix comenzó a rehacerse, gracias primero al desarrollo de la minería, la primera de España a fines de la centuria, y después al crecimiento del comercio uvero, que alcanza su apogeo poco antes de 1914.
El turismo, poco desarrollado aún, cuenta con indudables atractivos artísticos e históricos. La Alcazaba, construida por Abderrahman III, es una de las mayores y más bellas fortalezas árabes existentes, gracias en parte a la excelente restauración realizada. La catedral (1524-1610) es un buen ejemplar de iglesia-fortaleza; tiene dos excelentes portadas renacentistas y sus tres naves interiores están cubiertas por bóvedas de crucería; el coro y el trascoro son obras excelentes de Juan de Orea; se conservan lienzos de Alonso Cano y Salzillo. La iglesia de Santiago, monumento nacional, posee una bella portada plateresca de Orea. Su Museo Arqueológico guarda valiosas colecciones prehistóricas de la región y el Arábigo de la Alcazaba, interesantes conjuntos epigráficos, cerámicos y arquitectónicos.