El almizcle es un importante componente de muchos perfumes compuestos, obtenido históricamente del almizclero.
La variedad preferida es la que se conoce como almizcle chino, importada del Tonquín.
Otras clases son el indio (del Himalaya) y el siberiano. Baur produjo en 1888 un substitutivo artificial.
Ruzicka sintetizó el almizcle-cetona en 1926.
El almizcle, desde tiempos antiguos, ha sido altamente valorado por sus propiedades aromáticas únicas y su capacidad para fijar olores en la perfumería.
Tradicionalmente, se extrae de la glándula del almizclero, un animal principalmente encontrado en Asia, específicamente en regiones como el Tíbet, Mongolia, y el Himalaya.
Esta sustancia se caracteriza por su textura untuosa y su color rojizo, además de un olor penetrante que puede ser modificado y suavizado para su uso en diversas composiciones olfativas.
Con el avance de la ciencia y la creciente preocupación por la conservación de especies y el bienestar animal, el almizcle natural ha sido progresivamente reemplazado por alternativas sintéticas.
Estas versiones artificiales, como el almizcle-cetona mencionado anteriormente, buscan imitar las propiedades olfativas del almizcle natural sin necesidad de recurrir a la extracción animal.
Estos compuestos sintéticos han permitido no solo preservar las poblaciones de almizcleros sino también ofrecer opciones más sostenibles y éticas en la industria perfumista.
El almizcle ha tenido aplicaciones variadas a lo largo de la historia.
En medicina tradicional de diversas culturas, se le atribuyen propiedades terapéuticas, aunque muchas de estas aplicaciones no cuentan con respaldo científico moderno.
En la gastronomía, aunque en menor medida, se ha utilizado como un aditivo para impartir sabores únicos a ciertos platos y bebidas, especialmente en la cocina medieval y en algunas culturas orientales.
En el ámbito cultural y económico, el almizcle ha jugado un papel significativo. Su valor e importancia en el comercio histórico fueron tales que rutas comerciales enteras se establecieron con el fin de transportar esta preciada sustancia desde Oriente hacia los mercados de Europa y otras partes del mundo.
Este comercio no solo influyó en las economías locales sino que también fomentó intercambios culturales entre distintas civilizaciones.
Ejemplos de uso: "El aroma del almizcle en el perfume es inconfundible y aporta una nota profunda y persistente".
"En la antigüedad, el almizcle era considerado un artículo de lujo y se utilizaba como moneda de cambio en rutas comerciales".
"Los científicos han logrado sintetizar almizcle, evitando así el daño a las especies animales".
"La textura untuosa y el color rojizo del almizcle natural son características muy apreciadas en la perfumería tradicional".
"El almizcle chino es especialmente valorado por su calidad superior en la fabricación de perfumes".
Segundo diccionario: almizcle
Origen de la palabra: (De almizque.)
m. Substancia odorífera formada de grumos secos y fáciles de aplastar, untuosa al tacto, de sabor amargo y de color pardo rojizo. Se saca de la bolsa que el almizclero tiene en el vientre. Empléase en medicina y perfumería.
Hond. Substancia grasa que algunas aves tienen en una especie de bolsa, junto a la cola, y con la cual se untan las plumas para hacerlas impermeables.
Origen de la palabra: conjugación del verbo «almizclar», modificándolo así: almizcle
(almizcle) conju. v. Conjugación del verbo almizclar. Se trata de la primera persona del singular (yo almizcle) del Presente del Subjuntivo.
(almizcle) conju. v. Conjugación del verbo almizclar. Se trata de la tercera persona del singular (él / ella / usted almizcle) del Presente del Subjuntivo.
(¡almizcle!) conju. v. Conjugación del verbo almizclar. Se trata de la tercera persona del singular (él / ella / usted almizcle) del Afirmativo del Imperativo.
(¡no almizcle!) conju. v. Conjugación del verbo almizclar. Se trata de la tercera persona del singular (él / ella / usted no almizcle) del Negativo del Imperativo.
• « El mecanismo de defensa del zorrillo consiste en dos glándulas que se localizan bajo su cola, capaces de lanzar su pestilente almizcle a una distancia hasta de tres metros, con extraordinaria puntería. »