El ámbar es una resina fosilizada de antiguas coníferas, conocida por su color que varía entre el amarillo claro y el castaño oscuro, aunque también puede presentarse en tonos excepcionales como el rojo, verde, azul o negro.
Su hermoso brillo y facilidad de trabajo lo convierten en un material popular para la creación de joyería, adornos y otros artículos.
Además, el ámbar es valioso para la ciencia, ya que puede contener restos de flora y fauna en perfecto estado.
Resina fosilizada de antiguas coniferas. Su color oscila generalmente entre el amarillo claro y el castaño obscuro, pero en ejemplares excepcionales es a veces rojo, verde, azul o negro. Como muchas variedades tienen un hermoso brillo y son fáciles de trabajar, se emplean en la confección de cuentas, adornos, boquillas, pipas y artículos de joyería. Las variedades más apreciadas son las claras y transparentes; otras son opacas u obscuras y translúcidas. Especialmente célebres e interesantes para los científicos son los ejemplares que contienen, en perfecto estado de conservación, flores, hojas, semillas o musgos. Algunas especies tienen inclusiones de cristales de pirita, burbujas de aire o gotas de líquido. Imitaciones corrientes del ámbar son el Copal, una resina natural, y varios plásticos sintéticos.
El ámbar es una substancia Amorfa con una Dureza de 2 a 2,5 y un Peso específico de 1,0 a 1,1. Es un buen aislante de la electricidad y cuando se frota con tela o piel se carga eléctricamente, propiedad conocida ya en la antigüedad (la palabra electricidad deriva de elektron, nombre griego del ámbar). La variedad más común, procedente de minas cerca de Kónigsberg sobre la costa sur del mar Báltico, se denomina frecuentemente succinita. De ordinario se encuentra en pequeños terrones irregulares, pero ciertas piezas pesan a veces algunos kilogramos. Otras variedades comprenden la rumanita, de Rumania, simetita, de Sicilia, y burmita, de Birmania.
Cuando los fragmentos dé ámbar son calentados hasta 175 a 230 °C, se ablandan, pueden ser prensados en moldes y forman el ámbar prensado o ambaroide. A temperaturas ligeramente superiores a los 255 °C el ámbar se descompone produciendo aceite de ámbar, ácido succínido y colofonia, substancia resinosa que se convierte en el apreciado barniz de ámbar al ser disuelta en aceite de linaza y trementina.