El término ámel proviene del árabe y se refiere a un jefe o gobernador de un distrito en contextos históricos y administrativos.
Este rol era fundamental en la organización territorial de las sociedades árabes, donde el ámel ejercía funciones de autoridad y administración, asegurando el cumplimiento de las leyes y la gestión de recursos en su área.
Su figura representa un vínculo entre el poder central y la población local.