La analogía en Biología se refiere a la similitud funcional entre partes de organismos que pueden ser diferentes en su estructura y embriología.
Por ejemplo, las alas de los pájaros y de los insectos son consideradas análogas porque cumplen la misma función de vuelo, a pesar de sus diferencias estructurales.
Este concepto contrasta con la homología, donde los órganos comparten una disposición y desarrollo similares, aunque su función pueda variar.
En Biología, similitud existente, en cuanto a su función general, entre partes que pueden o no ser similares estructural y embriológicamente.
Se dice que dos órganos son análogos cuando realizan la misma función, aunque tengan estructura diferente, como ocurre con las alas de los pájaros y las de los insectos, y que son homólogos cuando aparecen dispuestos de la misma manera, experimentan un desarrollo similar y mantienen la misma posición relativa, independientemente de su forma o función.
Características funcionalmente similares que surjan a través de la evolución convergente se denominan análogas (analogía (biología)), en contraste con las estructuras o rasgos homólogos, que tienen un origen común, pero no necesariamente una función similar.
El anatomista británico Richard Owen fue el primer científico en reconocer la diferencia fundamental entre las analogías y homologías.
Murciélagos y alas de pterosaurios constituyen un ejemplo de estructuras análogas, mientras que el ala de murciélago es homóloga a los antebrazos de mamíferos humanos y otros, porque comparten un estado ancestral a pesar de servir para diferentes funciones.
Lo contrario de la evolución convergente es la evolución divergente en la que evolucionan rasgos diferentes en especies relacionadas.