La iglesiaAnglicana es una institución religiosa con carácter episcopal que se estableció en Inglaterra luego del divorcio con Roma.
Su historia primitiva se remonta al siglo VI, cuando el papa Gregorio I envió a Agustín y un grupo de sacerdotes a Kent para convertir al rey Etelberto y a su pueblo al cristianismo.
A medida que los anglosajones abandonaban el paganismo, la fe cristiana se extendía por Inglaterra, organizándose gradualmente bajo la dirección de Roma.
Los primeros conflictos entre el poder eclesiástico y civil surgieron cuando los reyes intentaron fiscalizar los bienes de la Iglesia.
Iglesia de carácter episcopal oficialmente reconocida en Inglaterra tras el divorcio con Roma.
Historia primitiva de la Iglesia de Inglaterra o Catolicismo
En 597 el papa Gregorio I (544-604) envió a Agustín y a un grupo de sacerdotes a Kent, donde lograron convertir al rey Etelberto y a muchas de sus gentes. Desde entonces el cristianismo continuó extendiéndose por Inglaterra a medida que los anglosajones abandonaban el paganismo para convertirse a la nueva fe. De esta suerte fue organizándose gradualmente la Iglesia bajo la dirección de Roma. Los primeros choques entre los poderes eclesiástico y civil se produjeron tan pronto como los reyes se consideraron bastante fuertes para fiscalizar los bienes de la Iglesia.
Ya durante el reinado de Eduardo I (1272-1307) se produjo una seria colisión, que dio por resultado la aprobación de dos leyes significativas: Por el Statute of Mortmain (1279), las corporaciones religiosas perdían el derecho a recibir donaciones territoriales sin el consentimiento del Rey y por un segundo estatuto, aprobado en 1285, se separaban todas las materias seculares de la jurisdicción de los tribunales de la Iglesia.
Otro estatuto aprobado en 1351 bajo el reinado de Eduardo III (1312-77) declaraba que la Iglesia de Inglaterra era institución nacional, aunque el Papado continuara conservando gran poder sobre ella, a pesar de la pérdida del prestigio papal motivada por el Cisma de Occidente (1309-1417). Gran parte de las propiedades de los monasterios quedó enajenada bajo Enrique VII (1457-1509), que reinó de 1485 a 1509. La misma política siguió Enrique VIII (1491-1547), bajo cuyo reinado (1509-47) alcanzó su punto álgido la lucha entre los poderes religiosos y civiles.
Bajo Enrique VIII quedó abolida la soberanía papal sobre la Iglesia de Inglaterra y se estableció definitivamente la supremacía del Rey. La ruptura entre el Rey y el Papa se basó en motivos políticos más que doctrinales, aunque se publicara una traducción de la Biblia y se autorizasen algunos cambios en el culto religioso.
Al tratar de divorciarse Enrique de Catalina de Aragón para desposarse con Ana Bolena, el papa Clemente VII (1478-1534) negó su autorización al divorcio. Thomas Cranmer (1489-1556), arzobispo de Canterbury, declaró entonces inválido el matrimonio de Catalina y confirmó el celebrado con Ana. El Papa excomulgó seguidamente al Rey. Este convocó el Parlamento, que aprobó las llamadas Actas de Reforma, en virtud de las cuales se declaraba al Rey cabeza de la Iglesia de Inglaterra y se privaba al Papa de toda renta procedente de los bienes eclesiásticos del país.
En el reinado de Eduardo VI (1537-53), que comenzó en 1547, la Iglesia Nacional cayó bajo la influencia protestante. Se permitió el matrimonio del clero, las imágenes fueron retiradas de las iglesias y se autorizó un nuevo libro de preces, totalmente escrito en inglés.
La causa de la Iglesia disidente sufrió gran quebranto en el reinado de María Tudor, que trató de restaurar la doctrina católica y de establecer al Papa como cabeza de la Iglesia inglesa. En su breve reinado se dictaron algunas penas de muerte, entre ellas la de Cranmer, pero le faltó el apoyo del pueblo para llevar a cabo su intento.
En 1558, con la ascensión al trono de Isabel (1533-1603), volvió a restaurarse la Iglesia del Estado mediante leyes parlamentarias como el Acta de Supremacía, en que se rechazaba el poder del Papa y se proclamaba al jefe del Estado inglés cabeza de la Iglesia. También se aprobó el Acta de Uniformidad, que reafirmaba las doctrinas sostenidas por la Iglesia durante el reinado de Eduardo VI.
Enemiga del catolicismo, Isabel se enfrentó también con el puritanismo, con el resultado de que muchos de sus seguidores se vieron obligados a abandonar la Iglesia establecida.
La Iglesia desde la Reforma
Carlos I (1600-49) se vio enfrentado con las fuerzas protestantes puritanas del Parlamento dirigidas por Oliver Cromwell (1599-1658). Aunque el Rey contara con el apoyo del arzobispo Laud (1573-1645), ambos fueron derrotados y ejecutados, con lo que el puritanismo se convirtió en fuerza dominante de la Iglesia durante el Commonwealth de Cromwell. A excepción del inútil intento de Jacobo II (1633-1701) por restablecer la supremacía del Papa, la Iglesia anglicana pudo disfrutar de una calma relativa, libre de persecuciones y conatos exteriores, tras la restauración de la monarquía (1660) en la persona de Carlos II (1630-85).
A los disidentes de la Iglesia de Inglaterra se les llamó no conformistas. Tales eran los católicos y los individuos pertenecientes a diferentes ramas del metodismo y otras agrupaciones protestantes que surgieron a partir de la Reforma.
Estructura y jerarquía de la Iglesia anglicana
En cuanto al orden jerárquico, la Iglesia anglicana presenta la forma de gobierno episcopal, regida por el soberano. El arzobispo de Canterbury lleva el título de Primado de toda Inglaterra, y el de York, el de Primado de Inglaterra.
Los tres grados del clero, con sus correspondientes subdivisiones, son losobispos, los presbíteros y los diáconos; sólo los obispos tienen autoridad para confirmar fieles, ordenar clérigos y consagrar iglesias.
El Parlamento, con la sanción de la Corona, es la suprema autoridad en todos los asuntos pertinentes a la Iglesia.
Doctrina de la Iglesia anglicana
En materia doctrinal la Iglesia reconoce como norma las creencias contenidas en el Book of Common Prayer o Libro de la Oración Común, el Catecismo, las Homilías y los Treinta y Nueve Artículos.
Como fundamento teológico figuran las doctrinas del pecado original y la justificación por la fe.
El Book of Common Prayer regula la liturgia que debe emplearse en los actos de culto.
La Iglesia admite tres credos: el Apostólico, el Niceno y el Atanasiano.
La Iglesia reclama para sí la autoridad de la sucesión apostólica, aunque la consagración de Mathew Parker como arzobispo de Canterbury durante el reinado de Isabel ha sido rechazada siempre como no canónica por la Iglesia católica y, por consiguiente, supone una interrupción de la sucesión legítima.
En plena comunión con la Iglesia anglicana aparecen otras ramas, a saber, la Iglesia de Irlanda, la Iglesia episcopal protestante de Estados Unidos y otras.