La anomalía en biología se refiere a una desviación notable de un organismo respecto al prototipo normal.
Estas anomalías pueden ser congénitas, es decir, presentes desde el nacimiento, o adquiridas posteriormente.
Se clasifican en externas, fácilmente visibles, como el labio leporino, e internas, que requieren exploración para ser detectadas, como en el caso de la espina bífida.
Las anomalías pueden afectar diversas estructuras, incluyendo el corazón y los riñones.
En Biología, desviación notable de un organismo con respecto al prototipo normal. Las anomalías pueden ser congénitas, es decir, prenatales, o deberse a una enfermedad sufrida con posterioridad al nacimiento. Pueden ser asimismo externas, y por tanto fácilmente apreciables, o internas y en tal caso sólo pueden descubrirse mediante la exploración. Ejemplo de anomalía externa es el labio leporino, en que el labio superior del individuo no llega a fusionarse totalmente y queda recogido o estirado. En la espina bífida, causa de muchas exclusiones del servicio militar, la espina aparece hendida en el lugar correspondiente a algún par de arcos vertebrales desunidos (v. Medula espinal). El individuo puede vivir perfectamente sin percatarse de poseer tal anomalía.
En el corazón pueden presentarse diversas anomalías, según la estructura específica afectada y la etapa embrionaria en que se produzca la alteración. Las anomalías renales pueden afectar a la forma, posición, tamaño, número y circulación vascular de los riñones. La más rara de todas, la del riñón único o el riñón múltiple, obedece de ordinario a la fusión de las partes de ambos riñones o a una desviación o variación en la estructura de los mismos. En el aparato urogenital las anomalías congénitas pueden presentarse en forma de doble uretra o ser responsables de su ausencia, más corrientemente lo primero. Tampoco son extraordinarias las anomalías de posición.