Las anomalías de los dientes se refieren a diversas irregularidades que pueden afectar su número, tamaño, forma, posición y estructura.
Estas alteraciones suelen ser resultado de factores hereditarios y dietéticos durante el desarrollo dental.
Entre las más comunes se encuentran los dientes supernumerarios, que a menudo presentan formas inusuales y pueden quedar impactados en el maxilar, generando confusiones sobre la existencia de una tercera dentición.
anomalías de los dientes
En los dientes se observan numerosas anormalidades en cuanto a su número, tamaño, forma, posición y estructura, anormalidades que obedecen sobre todo a razones de herencia y perturbaciones dietéticas durante el periodo odontogenético. Es frecuente el fenómeno de los dientes supernumerarios, que, por otra parte, suelen adoptar formas anormales y alcanzar menor tamaño. Aparecen comúnmente cerca de lás piezas anteriores y en tomo a la muela cordal, pero raramente en la dentición primera o caduca. Como quedan frecuentemente ocultos (impactados) en el maxilar por falta de espacio, sólo brotan a edad avanzada, una vez desaparecidos los otros dientes.
Estos dientes tardíos dan origen a la común, aunque errónea, creencia en una tercera dentición. A menudo faltan dientes o quedan impactados en la mandíbula, fenómeno observado particularmente en los incisivos superiores laterales, el segundo premolar inferior y la muela cordal, que se hallan en trance de desaparición gradual del maxilar humano. A veces los caninos superiores, en lugar de brotar, se incrustan horizontalmente en la mandíbula. En muy raras ocasiones se produce la ausencia total de dientes (anodontia).
También puede ocurrir que los dientes se presenten anormalmente grandes o pequeños; en ambos casos el fenómeno se debe a factores hereditarios. No es infrecuente que la muela cordal aparezca enana y los incisivos laterales superiores queden reducidos a simples estaquillas como resultado de un desarrollo incompleto y la tendencia de estos dientes a desaparecer. La conformación de los dientes, sobre todo la de la muela del juicio, puede variar por exceso de cúspides o de raíces, generalmente a causa de una coalescencia, en los comienzos del desarrollo, de piezas que normalmente crecen separadas. Estas anomalías aportan valiosa información sobre la evolución del hombre y su relación con los simios superiores. A veces dos o más dientes, por lo demás normales, aparecen firmemente soldados (germinados) por su cemento o esmalte, lo que en las extracciones puede representar dificultades o complicaciones imprevistas. Algunas enfermedades, como el raquitismo y la sífilis, pueden acarrear formaciones defectuosas o configuraciones dentales anormales (tríada o dientes de Hutchinson), como expresión de subdesarrollo. En casos contadísimos un diente puede crecer dentro de otro (dens in dente).
La disposición de los dientes varía considerablemente y puede producir graves deformidades faciales (v. Ortodoncia). A veces los dientes brotan en lugares muy alejados de su región normal de implantación, como la cavidad nasal o el seno supermaxilar. La estructura dentaria defectuosa puede obedecer a diversas causas. El esmalte, por ejemplo, presenta a veces una calcificación insuficiente (hipoplástica) por culpa de perturbaciones nutritivas resultantes de anteriores enfermedades infantiles. La hipoplasia aparece comúnmente como una decoloración horizontal, de cuya anchura y posición cabe deducir el periodo en que ocurrió la enfermedad infantil, así como su duración y frecuencia. El desarrollo excesivo puede traducirse en dientes supernumerarios, hiperformación de tejido dentario o excrecencias (tumores) y quistes (dentígeros) que contengan partículas dentarias anormalmente formadas.
El esmalte moteado aparece en zonas demográficas de aguas fluoradas en la proporción de más de una parte de flúor por un millón de partes de agua. Recientemente, sin embargo, se ha comprobado que entre los niños cuyos primeros 12 años transcurrieron en zonas de agua fluorada son menos frecuentes los casos de caries dental. El fenómeno llevó al descubrimiento de que la fluoración del agua pobre en flúor coadyuva a prevenir la caries.
La erosión, desgaste gradual de la dentadura, se produce comúnmente cerca de las encías, es decir, en el cuello del diente, en forma de una cuña dura y lisa que puede progresar rápidamente. Aunque se ignora su verdadera causa, se supone que obedece bien a la acción mecánica (cepillado transversal de dientes) bien a perturbaciones mentales y emocionales.