La ansiedad y la angustia son dos conceptos relacionados pero diferentes en el ámbito de la psicología.
La ansiedad se refiere a una respuesta emocional y fisiológica ante una situación percibida como amenazante o estresante. Es una reacción natural del organismo y puede manifestarse a través de síntomas como nerviosismo, inquietud, dificultad para concentrarse, irritabilidad, entre otros. La ansiedad puede ser adaptativa, en el sentido de que nos prepara para afrontar situaciones desafiantes, pero cuando se vuelve excesiva, persistente y afecta negativamente la vida diaria, puede convertirse en un trastorno de ansiedad.
Por otro lado, la angustia se refiere a una emoción intensa de malestar, opresión y desasosiego. Es una respuesta emocional más profunda y puede estar asociada a situaciones de pérdida, incertidumbre, peligro inminente o eventos traumáticos. La angustia puede manifestarse a través de síntomas como sensación de ahogo, opresión en el pecho, dificultad para respirar, pensamientos negativos recurrentes, entre otros. A diferencia de la ansiedad, la angustia suele ser más intensa y puede estar relacionada con experiencias pasadas o con temores anticipatorios.
En resumen, la ansiedad y la angustia son respuestas emocionales diferentes, aunque pueden estar relacionadas entre sí. La ansiedad se relaciona más con una respuesta adaptativa al estrés, mientras que la angustia implica una emoción más profunda asociada a situaciones amenazantes o traumáticas. Es importante destacar que si experimentas síntomas de ansiedad o angustia que afecten negativamente tu vida cotidiana, es recomendable buscar la ayuda de un profesional de la salud mental.
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