Significado de «antigüedades»

La palabra antigüedades se refiere a objetos de arte o artículos de valor que provienen de épocas pasadas.

Originalmente, durante el movimiento neoclásico del siglo XVIII, se utilizaba para describir restos del arte antiguo, como esculturas y jarrones griegos y romanos.

Con el tiempo, su significado se ha ampliado para incluir cualquier objeto que sea viejo o que ya no se fabrique, abarcando desde muebles hasta cristalerías y otros artículos decorativos.

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Definición de antigüedades
  1. Como nombre concreto se aplica a los objetos de arte o artículos de valor decorativo o utilitario confeccionados en épocas anteriores. Durante el movimiento neoclásico de fines del siglo xviii, la palabra antigüedades se empleaba para referirse a restos del arte antiguo, especialmente obras griegas y romanas, como pinturas, jarrones, camafeos y especialmente esculturas. Posteriormente se ha ampliado mucho su significación y con la denominación de antiguo se comprende todo lo viejo que pertenezca a épocas anteriores o esté pasado de moda o ya no se fabrique. Especialmente se consideran antigüedades los objetos decorativos del hogar o su mobiliario, aunque los buscadores de antigüedades coleccionen toda clase de artículos, desde partidas de nacimiento hasta automóviles y mármoles. Generalmente, sin embargo, los artículos considerados como antigüedades son muebles, cristalerías, tejidos, cerámicas y objetos de plata.

    La vejez que debe alcanzar un artículo para ser considerado una antigüedad depende de la del país o zona de que proceda y varía de acuerdo con el ambiente. Por ejemplo, una mesa con tapa de mármol de la época de Luis XIV se considera en todas partes una antigüedad; pero una mecedora de Grand Rapids, del mobiliario del periodo colonial, aunque en Estados Unidos sea considerada como una antigüedad, no lo es generalmente en Europa. La mesa Luis XIV tiene 300 años, la. mecedora quizás 70, pero ambas, por distintas razones, pueden denominarse antigüedades.

    El interés por los objetos antiguos es casi tan viejo como la civilización misma. Los sumerios y babilonios fueron coleccionistas de objetos de arte más antiguos que sus propias civilizaciones. Entre los romanos la afición a coleccionar antigüedades estaba tan desarrollada que había modas en cuanto al tipo de artículos objeto de búsqueda. Las tapicerías de Malta, las alfombras de Babilonia y las joyas grabadas estuvieron sucesivamente en boga entre los coleccionistas. El emperador Augusto coleccionaba antigüedades griegas y mobiliario fino. La colección de antigüedades llegó a ser parte tan importante de la cultura romana que Cicerón (que no era rico según los cánones de la época) estaba dispuesto a pagar una suma equivalente a un millón de pesetas actuales por una mesa rara de madera de limonero. Aunque el interés por las antigüedades ha sido propio de las civilizaciones adelantadas, no se ha limitado a las mismas, ya que incluso pueblos primitivos, como los indígenas de Borneo, Samoa y Nueva Guinea, coleccionaban objetos antiguos por su interés y valor arcaico.

    La pasión por los objetos antiguos no se generalizó en América hasta mediados del siglo pasado. Sin duda hubo personas aisladas que importaron antes muebles y otras obras de arte europeas para sus colecciones, pero fue en la última parte del siglo xix cuando la colección de antigüedades se convirtió en pasión general, en una afición de puro pasatiempo. La demanda de artículos para coleccionistas fue tan grande que los abastecimientos europeos no podían satisfacerla y los coleccionistas viéronse obligados a reconocer como antigüedades objetos que habían sido confecccionados en América. Vajillas de peltre con la impronta de un águila, cristalerías Amelung, toscos trípodes de hierro, faroles de hojalata y toda clase de objetos antiguos americanos fueron considerados adecuados para las colecciones.

    Las reglas por las que se rige la colección de antigüedades son variadas. La autenticidad es condición esencial, como lo es también la calidad, belleza, rareza y valor histórico. Sin embargo, la significación histórica puede reducirse a la simple vinculación de ar-tículos vulgares con un personaje importante o lugar famoso. A menudo no se tienen en cuenta los factores estéticos, sino la simple rareza, de suerte que el precio de un objeto puede llegar a cifras fantásticas sólo por el hecho de saberse que existen pocos ejemplares del mismo. Además, la competencia entre los coleccionistas aumenta el precio de una antigüedad, no habida cuenta de su valor intrínseco. Frecuentemente se prescinde de la calidad de la artesanía y de los materiales si existe una gran demanda del artículo (esta indiferencia por la calidad se mantiene también, hasta cierto punto, en un objeto raro). Si existe gran demanda por un objeto determinado, el precio será elevado, sin que se tenga en cuenta el valor del material y la destreza del artesano que lo trabajara. Por otra parte, la buena calidad de un artículo dará lugar a un precio más alto, prescindiendo de si está en boga o no. La autenticidad es el criterio definitivo y absoluto del valor. Si una antigüedad no es genuina, pierde su carácter de tal. Cuando se lleva a cabo con seriedad, la colección de antigüedades requiere un estudio a fondo de la historia y geografía de la región de que procede un objeto, así como un conocimiento profundo de los procedimientos técnicos empleados en la producción del mismo, y ello no solamente para aumentar el placer que pueda proporcionar una colección sino también para no ser engañado. Un coleccionista improvisado, sin un conocimiento verdadero de las antigüedades, compraría tal vez como muebles antiguos los construidos completamente al margen de las formas genuinas y con maderas recientes. El estado de conservación es un factor de importancia relativa. Las antigüedades, por propia naturaleza, son viejas y han sido objeto de gran uso.

    El móvil más corriente del coleccionista es de carácter recreativo. Se trata de un pasatiempo que proporciona aumento del caudal educativo y cultural con el recuerdo de civilizaciones y costumbres desaparecidas. Ofrece al mismo tiempo una especie de emoción deportiva a aquellos que deseen aumentar sus colecciones sin ayuda de intermediarios y satisface, en fin, el sentimiento estético del coleccionista rodeándose de objetos de arte y bellos ejemplos de artesanía.

    Al igual que todas las aficiones coleccionadoras, proporciona una salida al anhelo adquisitivo del individuo. Existen también otros motivos particulares, como el deseo de fama e inmortalidad (obtenida legando la colección a un museo o al gobierno) y la creación de una base de seguridad económica, ya que las antigüedades se venden a menudo con grandes beneficios. Para ilustraciones véase Arqueología; Cristalería; Muebles; Vajilla.
Actualizado: 22/02/2015


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Ejemplos de oraciones con antigüedades
« Compré un escudo medieval en la tienda de antigüedades. »
(de antigüedad | plural)

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Análisis de antigüedades

Cantidad de letras, vocales y consonantes de antigüedades

Palabra inversa: sedadeügitna
Número de letras: 12
Posee un total de 6 vocales: a i ü e a e
Y un total de 6 consonantes: n t g d d s

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