El cinc es un metal versátil con múltiples aplicaciones en la industria.
Su uso más común es como recubrimiento para proteger metales como el hierro y el acero de la oxidación, destacando el proceso de galvanizado.
Además, el cinc es fundamental en la producción de aleaciones como el latón, la plata alemana y el bronce, así como en metales antifricción, lo que resalta su importancia en diversas aplicaciones tecnológicas y constructivas.
aplicaciones del cinc
La mayor parte del cinc se emplea como recubrimiento de otros metales, hierro y acero especialmente, para protegerlos contra la oxidación. El hierro galvanizado (hierro recubierto con una delgada capa de cinc) se obtiene introduciéndolo en un baño ácido para limpiar su superficie y luego en otro de cinc fundido. En algunos casos se obtiene el recubrimiento por deposición electrolítica. Para fabricar el hierro sherardizado se calienta el hierro con cinc en polvo a fin de que los vapores de cinc se disuelvan en la superficie de aquél.
En la producción de aleaciones se consumen grandes cantidades de cinc. El latón contiene un 60 % de cobre y un 40 % de cinc. La plata alemana es una aleación de cobre, cinc y níquel, dura y resistente, que conserva su brillo argentino aun después de estar expuesta al aire durante mucho tiempo. El bronce es una aleación de cobre y estaño que de ordinario contiene algo de cinc. El metal babbitt o metal antifricción está compuesto de cobre, cinc y estaño. Las aleaciones de cinc encuentran numerosas aplicaciones en la fabricación de accesorios eléctricos y artículos de ferretería.
El cinc se emplea para preparar sus compuestos, especialmente el óxido. Las placas negativas de las pilas voltaicas y de las pilas secas suelen ser de cinc, que también se utiliza como material para techumbres y en la construcción de vierteaguas, canalones y tuberías de desagüe, así como de tableros de mesa, lavaderos y tapas para envases de conservas de frutas. Con cinc laminado y niquelado o cromado se construyen ciertas partes del automóvil.