El dióxido de azufre es un compuesto químico con múltiples aplicaciones en diversos sectores.
Su capacidad para actuar como reductor y decolorante lo convierte en un agente ideal para el blanqueo de materiales como la lana, la seda y el papel.
Además, se utiliza como antiséptico y conservador en la industria alimentaria, protegiendo productos como uvas y conservas.
También es fundamental en sistemas de refrigeración, gracias a su fácil licuefacción y bajo coste.
aplicaciones del dióxido de azufre
La aptitud del dióxido de azufre húmedo para actuar como reductor y decolorar muchos compuestos orgánicos coloreados lo hace muy útil como agente de blanqueo, especialmente para ciertas substancias como la lana, la seda o el papel, que no resisten los tratamientos al cloro. La solución acuosa de dióxido de azufre se emplea como antiséptico y conservador. Los viticultores evitan la pérdida de su uva fresca almacenándola en una atmósfera que contenga tres partes de anhídrido sulfuroso por un millón de aire. También se utiliza este gas para impedir la fermentación o pérdida de algunas conservas, jarabes y frutas secas. Los refrigeradores domésticos funcionan muchas veces a base de dióxido de azufre. Su empleo en Refrigeración se basa en su fácil licuefacción, gran calor latente de vaporización, 95 kcal/kg, bajo coste, poca toxicidad y fácil detección en caso de fugas. El burbujeo del dióxido de azufre a través de un aceite secante calentado a unos 300 °C reduce el tiempo necesario para alcanzar una determinada viscosidad. El anhídrido sulfuroso líquido se emplea como, disolvente de impurezas en la refinación del petróleo.