El bismuto ha tenido un papel importante en la medicina, especialmente en el tratamiento de enfermedades como la sífilis, donde su eficacia superaba a la del mercurio.
Aunque hoy en día ha sido reemplazado por antibióticos, sus compuestos se utilizan por su baja absorción en el sistema digestivo.
Además, el bismuto actúa como un astringente, ayudando a controlar la diarrea y protegiendo las mucosas inflamadas del aparato digestivo.
Sin embargo, su uso puede conllevar riesgos de intoxicación.
aplicaciones médicas del bismuto
Los efectos del bismuto sobre el organismo humano son similares a los del arsénico y el mercurio. En el tratamiento de la sífilis el bismuto es más eficaz que el mercurio, pero ha sido ya sustituido por los antibióticos. La mayoría de los compuestos de bismuto son mal absorbidos en el estómago e intestinos y por ello se administran intramuscularmente. Entre los más sencillos están el tartrato de bismuto y sodio soluble en agua y el subsalicilato insoluble. El bismuto por vía oral tiene una acción astringente sobre el estómago y los intestinos, retarda el paso de los alimentos por el tracto gastrointestinal y contiene la diarrea. Las sales insolubles de bismuto se utilizan como recubrimiento protector de las mucosas inflamadas del aparato digestivo; en sus aplicaciones a la radiografía han sido sustituidas por las de bario. Véase Bario, Aplicaciones médicas.
Durante el tratamiento por el bismuto pueden presentarse síntomas de intoxicación crónica como cefalalgia, fiebre, náuseas, fatiga, manchas en la lengua y boca, con pigmentación negro-azulada característica en las encías debida a la deposición de sulfuro de bismuto; son también frecuentes las perturbaciones gastrointestinales como los cólicos y las deposiciones negras. Al suspender la medicación, los síntomas ceden rápidamente.